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Bereshit (Génesis) 6:8 – 11:32

Haftara: Isaías 54:1 – 55:5

Resumen de la parasha:

Noaj es un varón justo que camina con Elohim, El Eterno decide traer el diluvio sobre toda la tierra y empezar de nuevo el mundo con 8 personas (Noaj y su mujer y sus tres hijos y sus mujeres). Noaj construye un arca para escapar del juicio inminente, El Eterno trae el diluvio sobre toda carne y todo lo que está en la tierra perece. Noaj aguarda pacientemente en el arca y finalmente sale de ella cuando la tierra termina de secarse por completo. El Eterno establece un pacto con Noaj y da leyes para él y su descendencia (toda la humanidad) para que vivan rectamente delante de él. Los descendientes de Noaj se multiplican y poblan la tierra y se forman las naciones que se conocieron en el judaísmo como “las setenta naciones”. Nimrod se levanta y funda Babel y Nínive, una gran rebelión se da en Babel y ángeles deben de intervenir para confundir sus lenguas. La torah le da mucho énfasis a la línea de Shem el hijo de Noaj del cual viene Abraham, el padre del pueblo judío y en cuya simiente “todas las naciones (goim) de la tierra serán benditas”.


Noaj: El varón Tzadik contra la mundanidad

“Noé, varón Tzadik (justo), era perfecto en sus generaciones” (Génesis 6:9)

La parasha de esta semana lleva por nombre Noaj, el cual es el padre de toda la humanidad, el conocido personaje bíblico que construyó un arca para escapar del juicio inminente y quien se convirtió en el elegido de Hashem para dar un nuevo inicio. En la biblia, el numero 8 simboliza un nuevo inicio, después de 7 días de la semana, hay un “octavo día” el cual marca el inicio de una nueva semana, la circuncisión hecha en el octavo día indica que el niño ha nacido otra vez, ya no a la humanidad, sino al pueblo judío (Génesis 17:7,14).

Con 8 personas Hashem daría luz a un nuevo inicio con un hombre justo llamado “Noaj” (Noé) cuyo nombre viene de la raíz para alivio o consuelo. ¿Por qué fue necesario este nuevo inicio? Leemos en la Torah:

“Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.”(Génesis 6:11-12)

La tierra había corrompido su camino delante de Hashem, una gran perversión moral había acontecido por causa de la maldad del hombre, el robo, el homicidio y la fornicación abundaban según los rabinos. Rashi dice que la palabra corrompida se refiere a fornicación y a idolatría. Hashem estaba decidido, el mazo del juez había caído: La tierra sería purificada por agua de toda la maldad; pero ¿Sería total la destrucción? ¿Acaso no quedaba un remanente fiel?

A estas preguntas la torah responde: “Eleh Toldot Noaj, Noaj Ish Tzadik tamim haya v’Dorotav Et HaElohim hithalej Noaj” (Génesis 6:9) que traducido es “Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé.”

Noaj tiene un gran mensaje para nuestra generación, él pudo mantenerse puro, recto e integro en una generación corrompida. El pudo ser espiritual en una sociedad mundana, él estuvo dispuesto a ser llamado “radical”, “fanático”, “loco”, “inadaptado” (¡Y quizás hasta anticuado aunque la humanidad tenía poco tiempo!), él estuvo dispuesto a ser el diferente, el raro, el que no era como los demás, Noaj se paró ante una sociedad corrompida sin corromperse, estuvo delante de una humanidad sin integridad, andando en integridad.

La Torah no nos lo dice claramente, pero una tradición en el judaísmo indica que Noaj predicó a su generación sobre el inminente castigo, Shimon Kefa (El apóstol Pedro) registra esto cuando nos dice:

“y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos;” (2 Pedro 2:5)

Noaj es llamado “pregonero de justicia” con meritos suficientes, el varón recto, integro merece tener ese título y merece ser el padre de todos los “Temeroso de Elohim”, “Bene Noaj” o “gentiles justos”, aquellos no judíos que se refugian bajo las alas del Dios de Israel sin hacerse judíos vía circuncisión.

Noaj debe de ser un paradigma para todos los discípulos del Maestro en esta sociedad. Compartimos mucho con Noaj y su generación: La corrupción galopante, la violencia de nuestros días y algo gravísimo incluso en “creyentes” en Dios: La mundanidad.

El rey David dice: “Libra mi alma de los malos con tu espada, De los hombres con tu mano, oh Eterno, De los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida, Y cuyo vientre está lleno de tu tesoro. Sacian a sus hijos” (Salmo 17:13-14)

El rey David menciona a hombres mundanos cuya porción está “en esta vida”, el se refiere a personas que no tienen ninguna esperanza mas allá de la muerte, su fin es comer y beber porque mañana morirán.

La generación de Noaj estaba sumida en una indolencia completa ante Hashem, no tenían la más ínfima sensibilidad a su palabra, ¡ni siquiera una gran y enorme arca los despertó de su sueño espiritual!

La última generación de nuestra era será como la generación de Noaj, Yeshua nos dice:

“Mas como en los días de Noaj, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.” (Mateo 24:37-39)

La generación de Noaj vivía una vida “normal”, habían decidido hacer a un lado a Dios y ocuparse en sus quehaceres, si bien es cierto no tiene nada de malo comer y casarse (como tampoco jugar football, por ejemplo) el problema es que era eso lo que le daba significado a su vida, era eso lo más importante para ellos y no Dios; por ello no les importaba tener una sociedad tan abominable y corrupta.

Nosotros estamos viviendo en una sociedad “postmodernista” que se aleja más y más de Hashem y que lo ha excluido de sus escuelas, colegios, vidas, legislaciones, constituciones, etc. Cada vez conceptos como santidad, pureza y justicia son vistas como una utopía o como algo santurrón o “legalista”.

Esto es así, incluso en personas que profesan una creencia en Dios pero que a diferencia de Noaj solo son creyentes con la boca pues no andan rectamente delante de Elohim. Los llamados a Santidad escasean en nuestro mundo. Hashem hizo al hombre a su imagen, ahora los seudo creyentes deciden hacer un dios a su imagen conforme a sus caprichos, nadie quiere oír reprensiones contra su estilo de vida. Todo está listo para que el hijo del hombre venga prontamente para juzgar a este mundo ya no con agua, sino que con fuego, tal como se dice:

“pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.” (2 Pedro 3:7)

En esta parasha Noaj debemos de reflexionar: ¿Estamos haciendo lo mismo que hacía Noaj? ¿Somos personas que caminan con él? ¿Andamos en integridad en nuestra vida? ¿Somos pregoneros de justicia como Noaj? ¿O somos como los que lo rodeaban simplemente criticando a los que si lo hacen? ¿Nuestra vida es espiritual o mundana? ¿Cuál es el objeto de nuestro supremo deseo? ¿Hashem o este mundo y lo que hay en él?

Así como Noaj camino delante de Elohim a pesar de las circunstancias, somos llamados a vivir en santidad a pesar de este mundo, tal como está escrito:

“Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha (tamim) en medio de una generación maligna y perversa (como la de Noaj), en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;”(Filipenses 2:15, paráfrasis y paréntesis añadidos)


El diluvio y la misericordia de Hashem: La muerte de Matusalén.

“Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches”. (Génesis 8:4)

Generalmente se habla del diluvio como relacionado con la justicia de Elohim en la mayoría de disertaciones sobre el tema. Esto es adecuado debido a que el diluvio es uno de los temas más relacionados con la justicia; al fin y al cabo, fue uno de los juicios más severos de Dios sobre una humanidad pérdida que lo merecía. De hecho, Noaj escapo de ese juicio porque era “Tzadik” (justo) e integro (tamim) en sus generaciones (Génesis 6:9); en otras palabras fue la justicia de Noaj lo que le permitió escapar del juicio divino; por tanto la asociación entre la justicia de Elohim y el diluvio es totalmente acertada.

Sin embargo, para la sorpresa de muchos, también podemos ver la misericordia de Elohim en la historia del diluvio; muchos quizás pensaran con esto que nos referimos a el hecho de que Noaj y su casa escaparon, pero no es así. Estamos hablando de misericordia que Hashem mostró a toda la generación de Noaj, hablamos de gracia mostrada al mundo entero. Aprendemos de esto en la tradición judía al considerar la vida del personaje más longevo en la historia Bíblica: Metushelaj o Matusalén en español.

¿Qué tiene que ver Matusalén con la misericordia de Dios a la humanidad del diluvio? Bien, según la tradición judía, Janoj (Enoc) el padre de Matusalén tuvo la revelación de Hashem que el juzgaría al mundo entero por su maldad al morir su hijo primogénito, esto es Matusalén. Hay tres cosas que dan fuerza a esta tradición:

  1. Se nos dice que Enoc caminó con Hashem y tuvo una relación increíblemente cercana, a tal grado fue esto, que la Torah dice que Hashem lo tomó y él desapareció. (Génesis 5:24). De ahí que dicha revelación es perfectamente posible.
  2. El nombre de Matusalén en hebreo es “Metushelaj” que significa: “Su muerte envía”. Esto alude a que su muerte haría que Elohim enviara el diluvio, el juicio sobre la humanidad.
  3. Si contamos los años de Matusalén veremos que murió exactamente en el año en que vino el diluvio. El diluvio vino en el año 600 de la vida de Noé (Génesis 7:6). Matusalén engendró a su hijo Lamec cuando tenía 187 años (5:25). Lamec engendró a Noé cuando tenía 182 años (5:28). Si sumamos 187(años de Matusalén al engendrar a Lamec) +182 (años de Lamec al engendrar a Noé) + 600 (años que tenía Noé cuando vino el diluvio) nos da como resultado 969 años. Estos son los años que Matusalén vivió, tal como está escrito: “Fueron, pues, todos los días de Matusalén novecientos sesenta y nueve años; y murió.” (Génesis 5:27). Por lo tanto Matusalén murió en el año del diluvio.

Los sabios nos enseñan que siete días después de la muerte de Matusalén el diluvio vino. Matusalén murió y Hashem permitió que su luto se guardara por siete días y luego envió el diluvio.

Rashi (Rabí Shelomo Yitzjaki), unos de los sabios más prominentes de la edad media, dice: “Pues en otros siete días: Estos siete días se refieren a los siete días de luto por el justo Metushelaj, pues el Hakadosh Baruj Hu (Santo Bendito sea) fue sensible a su honor y por respeto a él demoró el castigo. Cuenta los años de Metushelaj y verás que terminan justamente en el año seiscientos de la vida Noaj” (Rashi sobre Génesis 7:4)

Esta es la razón por la que Hashem dio tanta vida a Matusalén: Como su muerte desencadenaría el diluvio si no había arrepentimiento de parte de la generación del diluvio, entonces El Eterno le alargó la vida hasta que llego el punto en donde el castigo no podía esperar. De manera que el dicho: “esa persona es más vieja que Matusalén” es un testimonio de la gran misericordia de Hashem esperando hasta el último momento a una generación perversa.

El Eterno sigue siendo el mismo Dios “tardo para la ira y grande en bondad” (Génesis 34:6), el sigue esperando que los hijos del hombre regresen a él y lo busquen como su único soberano, lo reconozcan en todos sus caminos y sean salvos de todos sus pecados. El ha dado mucho tiempo para que el mundo entero venga a sus pies y a los de su ungido, el cual se entregó por el pecado de muchos para dar liberación todas nuestras iniquidades, tal como está escrito:

“Pero Elohim (Dios), habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;” (Hechos 17:30)

“Diles: Vivo yo, dice El Eterno el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?” (Ezequiel 33:11).

“les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Mesías padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.” (Lucas 24:26-27)

“Porque de tal manera amó Elohim (Dios) al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16).

“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9).

El deseo de Hashem para todo el mundo, judíos y gentiles, es que nos volvamos a él, en arrepentimiento, que dejemos de jugar a ser los dueños de nuestra vida cuando es EL, el juez y dueño de nuestro ser, que dejemos de vivir como si no existe un juicio venidero para todo el mundo y que nos apeguemos a él.

Para todo aquel que aun no ha reconocido a Yeshua como el sacrificio que puede darle vida eterna, hay una urgencia aun mayor. La sangre del cordero perfecto que quita el pecado del mundo (Juan 1:29) aguarda a todo aquel pecador para recibirla y obtener la liberación del pecado y ser declarado hijo de Elohim. Si aun no lo haces ¿Qué esperas? Retírate un tiempo y pide a Hashem que en virtud de la sangre de su ungido te dé el regalo de la vida eterna.

“Que si confesares con tu boca que Yeshua es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”. (Romanos 10:9)

Para los que somos discípulos del maestro y hemos experimentado el nuevo nacimiento por el espíritu de El Eterno, también el arrepentimiento es una constante. Debemos de recordar que nada menos que la perfección es la meta final, llegar a la estatura del varón perfecto es la meta final. Si bien es cierto esto se alcanzará hasta la resurrección en un sentido absoluto, debemos de irnos perfeccionando, por medio de la palabra de Hashem y su espíritu, tal como está escrito:

“Estando persuadido de esto: El que comenzó en vosotros la buena obra, la ira perfeccionando hasta el día de Yeshua el Mesías” (Filipenses 1:6 versión Textual).

¿Estamos siendo perfeccionados día a día? ¿Somos ahora mejores que hace un mes o un año? Es tiempo de saber que los hijos de Elohim debemos de perseverar en la santidad de Elohim y volvernos a él para llevar su reino como nunca antes. La creación aguarda la manifestación del reino de Dios en su máximo esplendor.

Que aquel que nos guarda de todo mal, nos haga volver a él para que ningún juicio caiga sobre nuestras vidas por desobediencia.

Shabbat Shalom!
Isaac Bonilla

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