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Yeshayahu (Isaías) 42:5 – 21

El principio, el origen, el comienzo; siempre tiene un reto por delante, siempre nos sorprende nos asusta; nos preocupa que podemos encontrar en este camino que hoy hemos comenzado a andar.

En el principio cuando no había nada creado, sino solo el creador, en el inicio cuando no podíamos comenzar porque no había tiempo, y ahora que tenemos tiempo, lo perdemos en cosas que no aprovechan, se nos va como arena entre las manos sin poderlo detener y aun peor, sin poderlo recuperar.

En el principio de la escritura, encontramos el origen y el fundamento de nuestra fe, la fe teísta, la fe en un solo y único Dios: el creador de los cielos y de la tierra, de lo visible y lo invisible, de todo lo que conocemos y de lo que desconocemos, de lo que estamos seguros y de lo que dudamos.

Así como la torah inicia su discurso, aseverando que el principio fueron creados los cielos y la tierra; de igual manera la sección de los profetas inicia, de la siguiente manera: “Así dice Dios, el Señor, el que creó y desplegó los cielos; el que expandió la tierra y todo lo que ella produce.”


“Así dice Adonay Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan: Yo Adonay te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas. (Yeshayahu [Isaías] 42:5-7)

En esta Haftará vemos una analogía perfecta entre la parasha Bereshit, las dos secciones (la torah y los profetas) inician con la aseveración o la premisa más importante de la fe teísta: Dios es el creador de los cielos y la tierra.

Mucho se ha dilucidado de este tema tan amplio y apasionante, muchos libros y artículos se han escrito sobre la creación y las evidencias científicas y filosóficas para la existencia de un Dios teísta (todopoderoso, personal, sabio, infinitamente bueno). Los jajamim eligieron esta Haftara para hacer el perfecto enlace con la narración de la creación de los cielos y la tierra que encontramos en la parasha.

Después de mencionar la creación, Isaías sigue el curso del tema que ha iniciado en el primer versículo del capítulo 42. El profeta únicamente menciona brevemente la creación para luego seguir con otro tema importante; así también nosotros, no nos ocuparemos del evento que dio origen a todo lo que existe, sino que nos desviaremos para estudiar un tópico muy interesante y que hasta el día de hoy genera controversia haciendo que no haya un consenso, o una opinión universalmente aceptada en el pueblo judío. Nos referimos al siervo de Adonay, que es mencionado en esta porción del profeta.

El siervo de Adonay
“Yo Adonay te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones”(42:6)

Entre los sabios judíos, no existe un consenso absoluto y una unidad de criterio con respecto al personaje del cual el profeta está hablando desde el inicio del capítulo 42, el cual es llamado: mi siervo. Consideremos por ejemplo tres posturas de los sabios:

  1. Ibn Ezra dice que el siervo de Adonay es el profeta (Isaías), al cual Dios le señala su misión.
  2. Abarbanel dice que este versículo y los subsiguientes están hablando sobre el Mashiaj (משיח) ungido por Dios para liberar al pueblo de Israel y tornarlo en luz para las naciones.II. Abarbanel dice que este versículo y los subsiguientes están hablando sobre el Mashiaj ungido por Dios para liberar al pueblo de Israel y tornarlo en luz para las naciones.
  3. Radak dice que el Servidor de Adonay es en realidad el pueblo de Israel designado por Dios para portar Su mensaje

Cuando consideramos las palabras del profeta de manera superficial y no considerando el contexto del verso 6, las tres posturas suenan bastante lógicas, pero al estudiarlas de una manera más minuciosa, comenzaremos a ver cuál es la postura más racional. Para ello haremos uso de la razón, otros escritos rabínicos y el invaluable aporte de los escritos apostólicos (N.T).

La primera postura cae por todo el contexto, El profeta no puede estarse refiriendo así mismo. En primer lugar, porque el llamado de Isaías no fue traer justicia a las naciones (V.1); y en segundo lugar, el texto menciona algo que no se cumplió en el ministerio de Isaías y esto es, que las costas esperarían su (torah) ley (V. 5)

La segunda postura que analizaremos es la de Radak, la cual sostiene que el siervo de Adonay es Israel. Esta postura es muy lógica y tiene parte de verdad, cierto es que Israel es la nación sacerdotal (Ex. 19:5-6) y el receptáculo de la palabra de Dios (Rm. 3:1-2), y que también se le llama “Mi siervo” (por ejemplo: 41:8; 44:1).

Sin embargo, es forzado decir que cada vez que el profeta Isaías dice “mi siervo” se refiere a Israel; sobre todo cuando el profeta hace una diferencia entre el “Siervo” referido e Israel. Ese es el problema de esta postura: el contexto claramente hace una diferencia entre el “Siervo” del que se habla e Israel. Leemos que el texto dice: te pondré por pacto al pueblo (V. 6). El pueblo de no puede ser pacto de el mismo pueblo, Israel no puede ser pacto a Israel.

La tercera postura que analizaremos es la de Don Abarbanel, la cual sostiene que el siervo del cual está hablando el profeta es el Mesías. Esta es la posición más racional desde varios puntos de vista y lo podemos respaldar por las siguientes razones:

  1. Por el contexto: El texto tiene alusiones mesiánicas, entre ellas: él traerá justicia a las naciones (V. 1,3), el único que pueda traer y dar justicia entre las naciones es el Mesías (Is. 2:4; 11.4). Además de esto, es lo más lógico concebir que se esté hablando del Mesías (un individuo) y no de Israel (un pueblo) ya que el verso dice: “Te he puesto por pacto al pueblo y por luz de las naciones”.
  2. Por lo dicho en los escritos apostólicos: En primer lugar por las palabras que fueron dichos por el cielo (bat kol), cuando Yeshua hizo tevilá. Tal como lo encontramos escrito: “Y Yeshua, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. (Mateo 3:16-17)”
  3. Adicionalmente también vemos una alusión directa en los escritos apostólicos donde Mateo cita el verso explícitamente. El veía en Yeshua el cumplimiento de las palabras del profeta Isaías, tal como él lo escribe en su evangelio: “He aquí mi siervo, a quien he escogido; Mi Amado, en quien se agrada mi alma; Pondré mi Espíritu sobre él, Y a los gentiles anunciará juicio. No contenderá, ni voceará, Ni nadie oirá en las calles su voz. La caña cascada no quebrará, Y el pábilo que humea no apagará, Hasta que saque a victoria el juicio. Y en su nombre esperarán los gentiles.” (Mateo 12:18-21).
  4. También es importante mencionar que existe más literatura rabínica que le asigna al Mesías el cumplimiento de Isaías 42. Por ejemplo, el Midrash discute los lugares en el Tanaj donde se habla del Mesías, ahí leemos: “Las palabras concernientes a Mi siervo son dichas ya en la Torah, los profetas y los escritos. ¿Dónde en la Torah? [Como se dice en Exodo 4:22] ‘Israel es mi hijo, mi primogénito’. ¿Dónde en los profetas? [Como se dice en Isaías 52:13], ‘He aquí mi siervo prosperará’ y cerca [en Isaías 42:1], ‘He aquí mi siervo, yo le sostendré’. ¿Dónde en los escritos? [Como se dice en el Salmo 110:1], ‘Dijo El Eterno a mi Señor’ y [en el Salmo 2:7], ‘El Eterno me ha dicho tu eres mi hijo’ ” (Yalkut Shmoni II 621).

En conclusión podemos decir que la postura de Don Isaac Abarbanel es la que más hace justicia a la razón y al contexto y estar en concordancia con él. En efecto Isaías está hablando del Mesías el siervo de Adonay, en el cual Elohim tiene su complacencia y ha depositado en él su espíritu y a través de él ha traído justicia a las naciones, pues, por su sacrificio trajo justificación a muchos ya que: por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. (Is. 53:11).

Bajo las alas de Dios de Israel
Francisco Hidalgo

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