Yeshayahu (Isaías) 66:1-24
El profeta es claro en su alegoría: El buey y el asno conocen a su dueño, quien les alimenta y cuida, pero Israel no conoce a su hacedor, se han olvidado por completo que El es su redentor, protector y proveedor.
Su olvido les ha llevado a realizar un servicio de adoración y alabanza, de una manera fría, insensible, vacía y sin sentido, un mero ritualismo. Esto hace que el Eterno, les amoneste, en labios de Isaías y les diga: “No traigáis más vuestras vanas ofrendas, el incienso me es abominación. Luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas: ¡no tolero iniquidad y asamblea solemne! Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas señaladas las aborrece mi alma.” (1:13-14)
Y es aquí donde comienza una exegesis muy peligrosa, es de este texto donde se encuentra una de las bases para establecer, una doctrina peligrosa: el antinonianismo. (Sin ley).
Esta doctrina sugiere que nadie debe de observar la ley de moisés, porque Dios aborrece los novilunios, los días de reposo (shabat), y las fiestas. Nadie tiene que vivir con este “yugo”, ya hemos sido liberados de la ley.
Y esto ha hecho que miles de miles de creyentes a lo largo de muchos siglos, se hayan alejado de las fiestas establecidas por la biblia y celebren fiestas y días que tienen un trasfondo pagano, y día con día ellos hacen una división entre los que vivimos en la “dispensación” de la ley y todos aquellos que “viven en la gracia”.
Y esto ha hecho que miles de miles de creyentes a lo largo de muchos siglos, se hayan alejado de las fiestas establecidas por la biblia y celebren fiestas y días que tienen un trasfondo pagano, y día con día ellos hacen una división entre los que vivimos en la “dispensación” de la ley y todos aquellos que “viven en la gracia”.
Trágicamente para este pensamiento, una gran omisión ha ocurrido: Se ha pasado por alto, que Isaías tiene 66 capítulos y precisamente en ese capítulo encontramos una exhortación similar al del inicio, pero esta vez hablando de la era mesiánica: “Y sucederá que de luna nueva en luna nueva y de día de reposo en día de reposo, todo mortal vendrá a postrarse delante de mí dice Adonay.” (66:23)
En esta Haftará, tocaremos el tópico del shabat y veremos si fue observado por gentiles en los primeros siglos, si fue o no observado por los primeros “cristianos”, esto es, seguidores gentiles de Yeshua.
Este año (5775 en el computo tradicional judío/ octubre 2014 en el calendario gregoriano) la parasha Noaj coincide con Rosh Jodesh por lo que comentaremos la parasha que corresponde al día de la luna nueva.
Una de las cuestiones más debatibles que existe dentro de una de las religiones más grandes y sus diferentes denominaciones, es lo concerniente al día de shabat. Una de las voces que se escucha, dentro de sus doctrinas, es: el shabat es para los judíos y el domingo (el día del señor) es para los cristianos.
Esta disyuntiva tiene casi 19 siglos, desde los albores del cristianismo existe una postura dual con respecto al día, en el cual se debe descansar y dedicar a la reunión y adoración comunitaria.
¿En realidad el día de shabat es exclusivo para el pueblo judío? ¿Los Benei Noaj y/o Temerosos de Dios (justos entre las naciones) guardaban el shabat? Y una tercera pregunta sería ¿Los cristianos de los primeros siglos guardaban el shabat?
En primer lugar debemos de aclarar que el shabat es una señal de pacto con el pueblo Judío, la torah lo establece así:
“Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Adonay los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó. (Shemot [éxodo] 31:16-17)”
Y también encontramos muchas referencias en literatura extra bíblica, como por ejemplo, en el libro de los Jubileos, se dice lo siguiente:
“El Señor nos dio como gran señal el día del shabat, para que trabajemos durante seis días y descansemos el séptimo de todo trabajo. A todos los ángeles de la faz y a todos los ángeles santos, estas dos grandes clases, nos ordenó que descansáramos con él, en el cielo y la tierra, y nos dijo:
Me escogeré un pueblo entre todos los pueblos. También ellos observarán el shabat, los consagraré como mi pueblo y los bendeciré. Como santifiqué el día del shabat, así me los santificaré y bendeciré; serán mi pueblo, y yo seré su Dios. He escogido a la estirpe de Jacob de cuantos he visto, y me lo he designado como hijo primogénito, santificándomelo por toda la eternidad: les enseñaré el shabat, para que en él descansen de todo trabajo.
Ese día lo creó el Señor como señal para que también ellos descansen con nosotros en el día séptimo. Que coman, beban y bendigan al que creó todo, así como bendijo y santificó para sí a un pueblo que sobresale por encima de todos los pueblos, para que observe el shabat juntamente con nosotros. Y su voluntad dispuso que ascendiera buen aroma aceptable ante él siempre.” (Jubileos 2:17-21)
El shabat fue dado a Israel como una señal y como un distintivo entre el pueblo judío y las demás naciones. El pueblo judío debe de guardar el Shabbat como señal de pacto, lo que incluye observar los requerimientos de la halaja (ley practica judía) y las 39 melajot (trabajos creativos no esenciales para la vida) prohibidos en shabbat. Hashem fue muy claro en la gravedad para el pueblo judío a la hora de quebrantar el Shabbat.
Este razonamiento nos lleva al segundo punto en cuestión, ¿Qué sucede con los que no son judíos, están obligados a guardar el shabat?
La respuesta a esta pregunta nos abre un abanico de respuestas y sobre todo de posturas, en primer lugar, los no judíos no están obligados a guardar el shabbat como señal de pacto, con las mismas restricciones que el pueblo judío. Sin embargo, es muy recomendado y todo no judío que guarda el shabbat es recompensado por el cielo. Existe evidencia histórica y bíblica que los “Temerosos de Dios” (Benei Noaj o justos entre las naciones) se abstenían de sus labores para descansar y guardar el shabat.
Flavio Josefo nos brinda información histórica de los que estamos tratando: “También la multitud de los pueblos desde hace mucho tiempo, tuvo el deseo de imitar nuestros ritos religiosos; no hay ninguna ciudad griega o bárbara en la que no se haya introducido la costumbre de descansar el séptimo día. Además también se observan los ayunos, el encendido de las luces y la abstención de comer muchas cosas que a nosotros nos están prohibidas”. (Contra Apión libro II, 39:282)
Aristóbulo (siglo II A.M.) nos brinda información valiosa con respecto al día en el cual se debería cesar las labores y descansar: “Dios, el creador de todo el mundo nos ha dado también el séptimo día para descansar, porque la vida de todos los hombres está llena de fatigas.” (Eusebio, Praeparatio evangelica, 13:12)
El no judío que veneraba al Dios único y decidía cumplir los mandamientos de la Torah, como Shabat, Ta’aniyoth (ayunos), Kashrut sin llegar a circuncidarse, era aceptado y reconocido por la comunidad judía como “devoto” o “temeroso de Dios” (Yiré Elohim), y también conocidos en términos griegos: “Phebomenoi” (Temerosos de Dios y/o Temerosos del cielo)
Y de estos temerosos de Dios también tenemos información histórica y bíblica que se reunían con los judíos en el shabat y en la sinagoga.
La evidencia arqueológica más importante fue descubierta en 1976 en Afrodisias, Turquía. Dos inscripciones (ver imagen), que datan de aproximadamente 210 D.M., fueron descubiertos en una antigua sinagoga. La primera inscripción es una lista de los fundadores de la sinagoga, todas con nombres judíos comunes para el período. La segunda inscripción, sin embargo, hay una lista de nombres que no son judíos, como Zenón, Athenogoras, y Diógenes. Esta inscripción está precedida por las palabras: “Y estos son los que están temerosos de Dios.” Una inscripción similar fue descubierta en la antigua sinagoga en ruinas de Sardes, Turquía. Esta Inscripción enumera tres grupos: judíos, conversos, y temerosos de Dios.
“Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron. Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad. Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano, dijo: Varones israelitas, y los que teméis a Dios, oíd. (Hechos 13:14-16)”
Concluimos el primer punto diciendo que, el shabat es una señal de pacto entre HaShem y los hijos de Israel, pero si un temeroso de Dios quiere guardarlo, no hay ningún problema ni mucho menos una restricción para no guardarlo, claro está, de que no estamos obligados a cumplir con todos los requerimientos que la Halajá (ley) ordena a los hijos de Israel.
Rav Yoel Schwartz, sugiere: “Hay espacio para sugerir que los [Gentiles], incluso hoy en día, mediante la aceptación de cumplir los siete mandamientos, están en la misma categoría que un Ger Toshav [“extranjero residente”] y debería requerírseles, según Rashi, o al menos permitírseles, guardar el Shabat.” (“Noahide Commandments,” 262.) El concluye: “un [no-Judío] no debería observar el Shabat en la forma que el judío lo hace”
Finalizamos haciendo una invitación para abstenerse de trabajar, y dedicar ese día para la oración, la alabanza y el estudio de la torah, para que crezcamos en el conocimiento de nuestro creador y vivíamos una vida justa, sobria y santa delante de nuestro Dios y padre.
Teniendo en cuenta que ese estilo de vida lo podemos encontrar al estudiar y aplicar lo que oímos de la torah. Quizás este fue el significado de lo que Ya’akov HaTzadik dijo cuando expresó: “Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.” (Hechos 15:21)
Ya con anterioridad mencionamos un texto del libro de los Hechos, en donde es clara la evidencia, de que los justos entre las naciones y todos aquellos que habían aceptado los reclamos mesiánicos de su alteza Yeshua HaMashiaj, se reunían en shabat, en las sinagogas. A continuación citaremos evidencia histórica de la observancia del shabbat por creyentes no judíos:
En primer lugar citaremos evidencia de los primeros siglos y en segundo lugar un movimiento que tuvo lugar en la época de la reforma.
En un documento del siglo IV (380 Aprox.) llamado “la constitución apostólica” o “constituciones apostólicas”, se encuentran referencias de cristianos guardando y honrando el shabat:
“Dejen que el siervo trabaje cinco días; pero en el día del sábado y el día del señor, que ellos tengan tiempo libre para ir a la iglesia para instruirse en la piedad, hemos dicho que el sábado es a causa de la creación, Y el día del Señor de la resurrección”. (Constituciones apostólicas 7:23)
Lastimosamente, así como existían personas dentro de sus fronteras que apoyaban el shabat, había otros que empezaron a atacar esa cosmovisión, entre ellos están:
Atanasio (296-373) en su obra: Sobre el sábado y la circuncisión. Encontramos lo siguiente: “El sábado fue el final de la primera creación; el día del señor fue el principio de la segunda, en la cual él renovó y regeneró la antigua.”
Y este pensamiento de superioridad del día domingo sobre el shabat, comenzó o fue el inicio de lo que se plasmó en el concilio de Laodicea (330 D.M.). En la ley XXIX [29] leemos lo siguiente:“Los cristianos no deben judaizar descansando en sábado, sino que deben trabajar en ese día, y honrar el día del Señor; y pueden, descansar entonces como cristianos. Pero si alguien es hallado judaizante, déjenlos ser anatemas de Cristo”.
En la historia más reciente, en el tiempo de la reforma (siglo XVI) surgió un movimiento que daría esperanza de vida al shabat entre los gentiles; a ellos se les llamó “Sabatarios” o “Sabatarianos”. Este fue un movimiento cristiano que redescubrió la observancia del shabat, y de ellos tenemos evidencia de su existencia. La evidencia más curiosa proviene de las personas que los combatieron, denigraron y persiguieron. Entre ellos están Erasmo y Lutero.
“Ahora han aparecido entre los bohemios una nueva clase de judíos, a quienes llaman Sabbatarii, y quienes guardan el sábado con gran superstición.” (Desiderio Erasmo, “Amabili ecllesiae concordia”, Opera Omniia V: 505-506)
“En nuestro tiempo hay un grupo de necios que se llaman así mismos Sabatarios y que afirman que el sábado debe ser guardado según la costumbre judía” (D. Martin Lutero, Weimer ed. 42:520)
Trágicamente esta reforma teológica no tuvo el éxito que obtuvo la “otra reforma”. La reforma de los cristianos que descubrieron el día que HaShem dio al hombre para su descanso y adoración, no fue aceptada por todos los reformadores y por el contrario, recibió mucha persecución hasta desaparecer y estar solamente en la historia y en la memoria de los adventistas del séptimo día, quienes ven en los sabatarianos sus predecesores.
Y como si fuera poco, la iglesia católica organizó el concilio contrarreforma de Trento (1546-1566) que dio por sentado que el sábado de los diez mandamientos no tenía que ser observado por ningún cristiano, y no solamente por el lado católico surgió esa idea, sino también por el lado de la reciente iglesia cristiana protestante:
“los demás preceptos del decálogo pertenecen a la ley natural, y son perpetuos e inalterables… porque concuerdan con la ley de la naturaleza, cuya fuerza impele a los hombres a su observancia; pero el mandamiento relativo a la santificación del sábado, en los que al tiempo señalado (para su observancia) se refiere, no inmutable ni inalterable sino susceptible a cambio, ya que no pertenece a la ley natural, sino a la ceremonial… puesto que solo a partir del tiempo en que el pueblo de Israel fue liberado de la opresión de Faraón se observó el sábado.” (Catecismo del concilio de Trento, J. Donovan, trad., 1908, pp. 38-58)
“La escritura ha abrogado el sábado; pues enseña que desde la revelación del evangelio todas las ceremonias Mosaicas quedan eliminadas.” (Martin Lutero, La confesión de Augsburgo, Art. 28)
En nuestros días muchos creyentes están redescubriendo su relación con Israel, la continuidad de la Torah, la judeidad de Yeshua y vemos como el shabbat y su hermosura empiezan a ser restaurados. Es nuestra oración que más gentiles creyentes en Yeshua incorporen tanto como pueden del shabbat a sus vidas y vuelvan a la expresión de fe de la era apostólica. Un día, todo el mundo adorará al Eterno descansando y alabando en Shabbat, ¿para qué esperar la era Mesiánica si puedes empezar hoy mismo a cumplir este bello precepto de la torah? Gentiles siendo atraídos a la Torah es parte de la restauración de todas las cosas y del Reino de Dios, ¿Qué esperas para disfrutar de la bendición del shabbat?
Bajo las alas de Dios de Israel
Francisco Hidalgo