Yeshayahu (Isaías) 40:27-41:16
“Ahora bien, Adonay había dicho a Abram: vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostrare. Y hare de ti una nación grande, y te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré al que te maldiga, y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.” (Bereshit [Génesis] 12:1-3)
Hace casi cuatro mil años Elohim le dijo a un hombre que saliera de su tienda y que contara las estrellas del cielo (si es que podía contarlas). Con una mirada triste miró a los cielos y vio que era una empresa imposible. Entonces Elohim le dijo: así como no puedes contar las estrellas del firmamento así será tu descendencia. Como las estrellas de los cielos y como las arenas del mar así serán de numerosos tus descendientes.
Se necesitaba un nivel de fe enorme para poder creer en esa promesa, a sabiendas que era imposible humanamente hablando, ya que el padre de Aram (para algunos sabios de Israel Abram significa: padre de Aram) no tenía ni un tan solo hijo porque su esposa era estéril. Si salir de su tierra y de su parentela hacia un lugar inhóspito era difícil, cuanto más difícil, habrá sido creer en la promesa de un hijo que se convertiría en una gran nación. No en vano Abraham es conocido como el padre de la fe.
En esta Haftará estudiaremos una pequeña biografía de uno de los hombres más grandes que este planeta ha conocido, el padre biológico del pueblo escogido por el Eterno para ser luz de las naciones, y también el padre de todos aquellos que hemos nacido de nuevo por fe en el Maran Rabenu Yeshua HaMashiaj.
De acuerdo a los comentaristas tradicionales del TaNaK (A.T.) basados a su vez en los midrashim, esta Haftará ha sido seleccionada para complementar la lectura de Parasha Lej Leja, por alusiones y menciones directas a Abraham Avinu. Por ejemplo, leemos en el inicio de esta Haftara:
“¿Quién ha levantado del oriente al que El llama en justicia a sus pies? Ante El entrega naciones, y a reyes somete. Los deja como polvo con su espada, como hojarasca dispersa con su arco. Los persigue, pasando seguros por una senda por donde no habían andado sus pies.” (Isaías 41:2-3)
De este verso leemos en los escritos de los jajamim: “Este es Abraham Avinu a quien Dios hizo surgir para salir desde la tierra de Oriente que era su tierra natal… “El entregó ante él: pueblos, a reyes él dominó” Esto hace alusión a la batalla que emprendió Abraham contra los reyes para liberar a Lot. (Gén. 14) (Radak).
La historia de Abraham y su padre Teraj están ampliamente comentados en la literatura judía. En primer lugar veremos su nacimiento y luego analizaremos la narración que el Midrash (fuente importante de la tradición judía) provee sobre como su padre Téraj abandonó la idolatría de su tierra.
El libro antes citado es parte de la literatura apócrifa, para algunos este libro es el mismo que se menciona en los textos canónicos de Josué 10:13 y de 2 Samuel 1:18, para otros este libro al cual tenemos acceso en nuestros días, fue escrito en el periodo del segundo templo. Independientemente su origen, lo que tenemos que rescatar de esta literatura, es que nos arroja luz para enseñarnos como los sabios de Israel entrelazaron la historia real (descrita en la torah) y una historia alegórica para enseñarnos la importancia del nacimiento del padre de la fe.
Abraham vino a la fe Monoteísta por medio de la razón al observar el diseño de la creación
“Se crio en una cueva, lejos del mundo cruel que lo circundaba. Con su mente fenomenal reconoció a Su Creador desde que tuvo tres años, habiendo llegado a esta conclusión observando y razonando. -Quizás debería adorar a la tierra, pensó, porque es debido a lo que ella produce que nos mantenemos. Pero en realidad la tierra no es todopoderosa porque depende del cielo para la lluvia. ¿Debo entonces inclinarme ante el firmamento? El poder que domina al firmamento es por cierto el sol que mantiene al mundo con vida por su calor y su luz.
El sol debe ser el dios poderoso que me creó a mí y a todo el universo que me rodea. Abram se postró ante el sol. Pero cuando cayó la noche y el sol desapareció dando lugar a la luna, Abram pensó que la luna debía ser divina. Pero abandonó la idea cuando se dio cuenta que la luna brillaba sólo de noche. Finalmente, al observar el ritmo habitual del día y la noche, de las estaciones y todas las leyes de la naturaleza, Abram dedujo que existe la presencia de un Creador sabio y omnipotente. Abram se preguntó -¿Cómo es que los cuerpos celestiales salen y se ocultan a una hora determinada? Debe haber una inteligencia superior que los dirige.” (Midrash HaGadol 12:1)
Hashem se le reveló directamente a Abram, sin este haber tenido un conocimiento monoteísta previamente.
“Aunque lo cierto es que de una u otra manera habla Dios, pero el hombre no lo entiende. Por sueño, en visión nocturna, cuando el sueño cae sobre los hombres, cuando se duermen en el lecho, entonces se revela él al oído del hombre y le confirma su instrucción.” (Yov [Job] 33:14-16)
Sin lugar a dudas que Adonay se puede revelar al hombre de muchas maneras, una visión, un sueño, un éxtasis, etc. La torah dice claramente que: “Ahora bien, Adonay había dicho a Abram: vete de tu tierra, de tu parentela, a la tierra que te mostraré.” (Bereshit [Génesis] 12:1).
La tora habla en pasado, esto nos hace reflexionar en una pregunta ¿En dónde y cuándo HaShem se le había aparecido a Abraham? Esto no lo encontramos explícitamente en ninguno de los libros del TaNaK, pero tenemos más luz sobre este punto gracias a los Escritos Apostólicos. En el discurso de Esteban, él menciona el lugar donde Adonay habla con Abraham:
“Esteban dijo Hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria se le apareció a nuestro padre Abraham cuando aún estaba en Mesopotamia, antes que viviera en Harán y le dijo: “sal de tu tierra y de tu parentela y vete a la tierra que yo te mostrare.” Entonces salió de la tierra de los caldeos y habito en Harán; y de allí, cuando murió su padre, Dios lo traslado a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora.” (Hechos 7:2-4)
El texto aclara que Adonay habló (se le reveló) a Abraham estando aun en Ur de los caldeos, esto nos lleva a pensar que antes de Bereshit 12:1 HaShem se le había revelado y le había comunicado lo que él tenía planeado hacer en su persona y con su descendencia.
III. la conversión de Téraj su Padre y su salida de Ur de los caldeos.
“Y dijo Josué a todo el pueblo: Así dice Adonay, Dios de Israel: Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del río, esto es, Téraj, padre de Abraham y de Nacor; y servían a dioses extraños”. (Josué 24:2)
En la tradición del pueblo judío hay una conocida narración que ilustra cómo fue que Téraj abandonó su costumbre de hacer y adorar ídolos, ahí leemos como fue que Abraham influyó en su padre para abandonar esta práctica hasta salir de Ur de los caldeos e iniciar un viaje hasta Canaán. Leemos en el Midrash:
“Rabí Hiyyá nieto de Rav Ada de Yafo dijo: Téraj era un fabricante y adorador de ídolos, tenía una tienda donde los vendía. Una vez tuvo que ausentarse de la ciudad y le dijo a su hijo: Vigílame la tienda un tiempo mientras regreso, y puso a Abraham a vender ídolos en su lugar. Cuando un cliente venía a comprar un ídolo, Abraham le preguntaba: ¿Qué edad tiene usted? Sesenta años- respondía el hombre. Abraham le decía: ¡Pobre de este hombre! ¡Tiene ya sesenta años y quiere postrarse ante un ídolo que solo tiene un día de existencia! El hombre se avergonzaba y se iba sin comprar. Otra vez vino una mujer que traía en su mano una vasija llena de la mejor harina, y le dijo a Abraham: Toma por favor esta ofrenda de harina de mis manos y conságrala frente a los ídolos. Se levantó Abraham, y tomó un bastón de madera en sus manos, y con él rompió todos los ídolos, dejando solamente el más grande de ellos, y puso el bastón en su mano como señal de vencedor. Cuando llegó su padre le preguntó: ¿Quién hizo esto? Y Abraham le respondió: No ocultaré nada, te contaré todo lo que sucedió. Vino una mujer y me pidió que consagrara por ella la ofrenda que trajo ante los ídolos. Cuando puse el plato frente a ellos, los ídolos comenzaron a pelear entre sí, y cada uno decía: Yo comeré primero. La discusión fue tomando poco a poco un tono mayor, hasta que se levantó el más grande de todos, tomó este garrote en su mano y destruyó a todos los demás ídolos. Grito Téraj y dijo: ¡¿Acaso te burlas de mí?! ¡¿Tienen consciencia estos ídolos?! Sabes que estos ídolos no pueden hablar o moverse, si solo son de madera y piedra. Le respondió Abraham: “Ajá.” Oigan tus oídos lo que tu boca dice. Si aceptas que estos ídolos son solo trozos de madera y piedra que no se pueden mover ni tienen vestigio de vida. ¿Por qué entonces te postras ante ellos? ¿Cómo podrían controlar el mundo? (Bereshit Rabá 38:13)
Debemos aclarar que el Midrash no pretende ser una narración literal o histórica sino dar una idea de cómo pudieron desarrollarse las cosas partiendo del silencio de la escritura sobre algunos detalles y también de particularidades del texto hebreo.
En este texto de la tradición Midrashica encontramos luz para entender de una manera más óptima lo dicho por Josué en su libro como lo leímos anteriormente. El padre de la fe nació en Ur, en un ambiente hostil con una sociedad idolatra; sin embargo eso no le impidió ser un verdadero adorador del Eterno influyendo en otros. Sin duda alguna, un excepcional ejemplo para judíos y justos de entre las naciones.
“Cuando Elohim iba a crear el mundo no podía levantarlo sobre la generación de Enos, ni la del diluvio, porque llevaron al mundo a la destrucción, pero cuando observó que Abraham se levantaría en el futuro, dijo: ‘He aquí, he hallado una roca (Tzur) para edificar y fundar el mundo encima’. Por tanto, Elohim llamó a Abraham roca (Tzur), como está escrito: “Mirad a la roca de la que fuisteis tallados, al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados” (Is. 51:1) (Pesikta de Rab Kahaná, Cap. 25:2)
“Cuando Dios hizo los planes para bendecir a la humanidad, escogió a un hombre, Abraham. Este sería el patriarca del pueblo escogido de Dios…Este pueblo, santo para Dios, vendría a ser el canal de bendición, salvación y restauración para toda la humanidad. Por lo tanto Dios dijo a Abraham, cuando le llamo desde Ur de los caldeos: Hare de ti una nación grande” (Gn. 12:2) Ulf Ekman
Sin lugar a dudas hablar, meditar o discurrir en la historia y la vida de uno de los hombres más grandes de la historia es muy difícil, porque el espacio se vuelve tan pequeño y resulta hasta imposible exponer una biografía de uno de los titanes de la fe, y no solo un titán, sino el padre de la fe, tanto de judíos como no judíos. Abraham es nuestro padre.
Confiadamente nosotros como Temerosos de Dios (justos entre las naciones) podemos llamarlo: Abraham Nuestro padre, al ser injertados espiritualmente en él por la fe en la simiente de Abraham, Yeshua El Mesías. Rav Shaúl nos da esa seguridad y respalda lo que estamos diciendo:
“¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia. ¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión. Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia; y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.” (Romanos 4:9-12. Enfasis añadido)
Y también está escrito que somos linaje (espiritual) de Abraham: “Y si vosotros sois de Mashiaj, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.” (Gálatas 3:29)
Bajo las alas de Dios de Israel
Francisco Hidalgo