1 Reyes 5:12-6:13
Toda religión tiene por lo menos un ser al cual adorar y un lugar establecido donde reunirse para su adoración, su culto y buscar experimentar una relación interpersonal. La religión de Israel no está lejos de esta realidad: Cuando el pueblo salió de Egipto, el Eterno dio instrucciones precisas para la construcción de un lugar temporal para su presencia. Esta temporalidad iba a depender del tiempo entre su construcción y el momento histórico cuando el pueblo tomara posesión de la tierra prometida y de otros requisitos para la edificación de un lugar estable, un lugar entre las tribus de Israel. Esto era lo que El Eterno había revelado a Moshé y que encontramos en la torah.
Habían por lo menos dos requisitos fundamentales dados por la torah para el momento de la edificación del templo: Primero, tenía que ser en el lugar que él escogiera entre una de las tribus de Israel; en segundo lugar, el pueblo tenía que estar en un periodo de paz, ellos tenían que descansar de sus enemigos. Estos requisitos al fin eran una realidad, y consecuentemente la construcción del templo no era una utopía sino la materialización de un proyecto divino; el encargado de hacer realidad los anhelos del pueblo y del rey David, era precisamente su hijo Salomón, quien tendría el enorme privilegio de construirle casa al Eterno Dios de Israel.
“Y sucedió que en el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de la tierra de Egipto, en el cuarto año del reinado de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el segundo mes, comenzó él a edificar la casa del SEñOR.” (1 Reyes 6:1 LBLA)
Zif es el nombre con el cual la biblia identifica al mes de Iyar del calendario hebreo actual. Cabe destacar que en la época bíblica, los nombres de los meses del calendario eran distintos a los del calendario hebreo actual. En el TaNaK (A.T.), sólo figuran los nombres antiguos de cuatro meses, a saber: Abib (Devarim 16:1), Zif, Etanim (1 Reyes 18:2) y Bul (1 Reyes 6:38); por lo demás, el TaNaK (A.T.) designa los meses asignándoles un número ordinal: primero, segundo, etc. (Zacarías 8:19). Sin embargo, algunos escritos exilios y post-exilios ya nombran a los meses con los nombres que hoy les conocemos, por Ej. “Tebet” (Ester 2:16)
La nota cronológica al principio da no solo la fecha del comienzo de la obra de construcción en relación con el reinado de Salomón, sino también en relación con el tiempo que pasó desde el éxodo de Egipto (litziat Mitzrayim). Probablemente hay dos razones principales para esto.
- Primero, se invita a que se haga una comparación entre los dos eventos; sugiere que la construcción del templo fue un evento en la historia de Israel tan significativo como la salida de Egipto, esto es el nacimiento de la nación.
- Segundo, al poner el proyecto del templo en su contexto histórico, nos recuerda que el Eterno es un Dios cuyos propósitos se realizan y cuyos planes generalmente son a largo plazo; así fue con la promesa de un lugar en el cual: “poner allí su nombre y morar en él” (Devarim 12:5).
La exactitud del dato histórico nos lleva a extraer fechas muy importantes, esto es, el año en el cual se inició la construcción del templo y, en segundo lugar, la fecha del “litziat Mitzrayim” (salida de Egipto). A continuación citare dos comentarios con respecto al verso en cuestión y esto nos ayudará a tazar algunas fechas, y otra razón probable por la cual se inicia con esa fecha este relato.
La sincronización entre ciertos hechos en los gobiernos de los reyes Israelitas posteriores a salomón y los datos cronológicos asirios, establecen que el cuarto año de su reinado fue 966 a.C. De acuerdo con éx. 11:40 los hijos de Israel vivieron en Egipto cuatrocientos treinta años. Sabemos, además, que salomón reino durante cuarenta años (11:42). Si la división del reino ocurre al morir Salomón en 932 a.C., se corrobora que el cuarto año de su reinado seria alrededor del año 966 a.C. Si el éxodo de Israel se sitúa cuatrocientos ochenta años de 966, es posible que ocurriera ca. 1446″ (comentario del capítulo 6:1 de la N.V.I. edición de estudio).
Este comentario nos ayuda a identificar que el año en el cual se inició la construcción del templo, sería el 966 antes del Mesías, esto es en el cuarto año del reinado de Salomón. Esto nos sugiere que Salomón inició su reinado en el año 970 AEC. El dato de la N.V.I. nos indica que la división del reino ocurrió en el 932 o 931 AEC.
El siguiente comentario nos revela otro dato muy interesante, y esto es, que desde la salida de los hijos de Israel de Egipto pasaron doce generaciones de cuarenta años cada una y esto nos da los cuatrocientos ochenta años. “En el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de Egipto: Esta fecha podría ser una cifra simbólica. Según parece, el tiempo se ha calculado dividiendo en doce generaciones (de cuarenta años cada una) el período transcurrido entre el éxodo de Egipto y el reinado de Salomón. Es probable, además, que de este modo se haya querido dar cabida a doce generaciones de sacerdotes, desde Aarón hasta Azarías. Cf. 1 Cr 6.3-9; 6.50-53.” (Cometario del capítulo 6:1, de la versión Dios Habla Hoy)
Como dijimos antes, este comentario nos lleva a otro motivo por el cual, el escritor sagrado nos da una cifra específica. A criterio personal no creo que la cifra sea simbólica, pero tampoco es de descartar que suceda lo mencionado por el comentario, esto es, que hubieron doce generaciones desde el primer sumo sacerdote que ministró en el tabernáculo, hasta el primer sumo sacerdote que ministraría en el templo.
En conclusión podemos decir que la construcción del templo tuvo lugar en el cuarto año del reinado de salomón, esto es, el año 966 AEC; sin embargo cabe mencionar que existen otros comentarios que tazan la fecha del inicio de la construcción en otro año, esto es, el año 960 AEC. A criterio personal, la fecha más acertada es la primera, esto porque la división del reino tuvo lugar entre los años 932-931 AEC. Estas son las fechas que varios de los estudiosos vierten, y es una buena cantidad de eruditos que utilizan estas fechas, para ubicar los relatos bíblicos en sus tiempos probables. Pasemos ahora a considerar la tarea que Salomón tuvo delante de él.
Sin lugar a dudas el proyecto del templo era un proyecto muy grande, esto porque tenían que construirle casa al “Ein Sof” (infinito Dios de Israel). Menuda empresa la que tenía el rey Salomón y todo Israel: Hacer un lugar de adoración, un lugar donde el cielo y la tierra se juntaban, la presencia reducida del Eterno iba a residir en el templo que Salomón construiría.
Ahora después de mucho tiempo, el arca y los demás objetos sagrados del tabernáculo, tendrían un lugar permanente entre una de las tribus de Israel, esto es la tierra de Benjamín. Siendo más específicos, sería en Jerusalén, la ciudad de David.
El sueño del rey David estaba cerca de hacerse una realidad, no sería construido por sus manos, pero su hijo tendría el enorme privilegio de hacer una casa donde la presencia del Eterno residiría con una manifestación e intensidad como en ningún otro lugar.
La construcción del Templo de Jerusalén fue el evento más importante del reinado de Salomón; gracias al mismo, su nombre se ha recordado hasta 30 siglos después de su muerte. Ya en la Biblia el Templo acapara la mayoría de los escritos donde aparece el rey Salomón, su fama ha trascendido los tiempos y, como edificio ideal concebido por Dios, constituye hasta hoy un importante referente y fuente de inspiración.
El templo de Jerusalén era y será el único lugar de adoración óptima y genuina (esto en el contexto de adoración de la torah) al único Dios verdadero. El templo garantiza la seguridad de las promesas dadas a Israel, como nación de Dios y su pueblo; por eso el deseo actual que sea reedificado. Para poder experimentar la promesa que el Eterno dio a salomón, Dios esperaba que la nación que había escogido de entre todos los pueblos fuera distinta. Su sagrada distinción sería guardar los mandamientos, esta era la garantía de su presencia en el templo y sobre todo, de la providencia especial sobre el pueblo escogido, como lo registra el final de nuestra Haftará:
“Y la palabra del SEñOR vino a Salomón, diciendo: En cuanto a esta casa que estás edificando, si tú andas en mis estatutos, cumples mis ordenanzas y guardas todos mis mandamientos andando en ellos, yo cumpliré mi palabra contigo, la cual hablé a David tu padre, habitaré en medio de los hijos de Israel, y no abandonaré a mi pueblo Israel.” (1 Reyes 6:11-13 LBLA)
Bajo las alas de Dios de Israel
Francisco Hidalgo