A menudo en círculos cristianos oímos la conocida frase “ganar almas para Cristo”. Esto es muy enfatizado dentro del cristianismo y hace que tengamos la percepción que eso de “ganar almas”, es inherentemente cristiano o en otras palabras, propiedad o creación del cristianismo. Es podríamos decir, un árbol nacido en suelo cristiano.
Sorprendentemente, la única vez que la frase “ganar almas” aparece en la escritura, es en el libro de Proverbios (Mishle) donde se nos dice: “Peri Tzadik Etz Jayim V’loqueaj Nefashot Jajam (El fruto del justo es un árbol de vida; y el que gana almas es sabio)” (Proverbios 11:30).
Como vemos, el concepto de un justo dando fruto de vida a otros, y ganar almas, acercándolos a Hashem, es un concepto del Tanaj y no una completa invención del cristianismo posterior.
El Lubavitcher Rebe Menajem Mendel Schneerson, sin duda una de las luminarias judías más grandes del siglo XX, comentando el pasaje de Eliezer y su búsqueda de una esposa para Yitzjak (Isaac) dice:
“A todos se nos ha confiado una misión comparable con la que Abraham dio a Eliezer: Salir y encontrar esas almas que se han alejado y traerlos de nuevo a Dios, su ‘esposo’. Y así como Abraham aseguró a Eliezer que su misión sería coronada con éxito, nosotros también estamos seguros que nuestros intentos de traer a las almas perdidas de Israel será con éxito…si, como Eliezer, estamos totalmente comprometidos con nuestra misión y oramos a Dios por asistencia en su cumplimiento, estamos de hecho con la seguridad que Dios coronará nuestros esfuerzos, sinceros y tenaces con éxito” (Likutei Sichos, vol. 25, pago 104-105. Citado de “Torah club vol 2. Shadows of the Messiah”, Parasha Chayei Sara, D T Lancaster, First fruit of Zion, 800-775-4807, www.ffoz.org).
El mensaje del jajam Schneerson es claro: Todos tenemos la tarea, delegada por El Eterno mismo, de buscar aquellas almas extraviadas de Israel y traerlas de vuelta a Dios con la ayuda de su espíritu.
Alguien podría decir que la frase del Rab, únicamente habla de traer a las almas perdidas de Israel, y no a las del mundo entero. Se podría incluso decir que el judaísmo no sabe nada, o no tiene precedentes sobre atraer con esfuerzos a un gentil al verdadero Dios. Nada está más lejos de la verdad al considerar el entendimiento judío del primer “mensajero del monoteísmo” o el primer “Shaliaj” (enviado) a las naciones: Abraham nuestro padre.
Una antigua y conocida tradición expresa que Abraham hacía un activo proselitismo acerca del monoteísmo y el verdadero Elohim. Incluso se dice que Sara hacía lo mismo con las mujeres y les hablaba de la luz del verdadero camino al Creador del universo. Un pasaje es utilizado por los sabios para apoyar esta antigua tradición, leemos en Bereshit (Génesis), lo siguiente:
“Tomó, pues, Abram a Saraí su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán.” (Génesis 12:5).
La versión castellana más popular traduce: “las personas que habían adquirido”; sin embargo, el hebreo dice literalmente: “V’et HaNefesh asher asu beHaran”, que traducido es: “Las almas que hicieron en Harán”.
El sentido simple del verso podría significar personas que Abraham había adquirido como siervos en Harán; sin embargo, los rabinos tomaron la frase “las almas que habían hecho” y la interpretaron como personas que Abram y Sara habían atraído a Hashem dándoles nueva vida espiritual. Estas personas habían sido almas que Abram y Saraí habían hecho al hablarles del verdadero Dios y corregir sus errores en el paganismo y la idolatría que los rodeaba. Al ser el instrumento de Dios para convertirlos, era como si fuesen sus “padres en la fe”, frase similar a la usada por Rab Shaul (Apóstol Pablo).
Leemos el comentario a este verso, en la Torah Temimah:
“Rav Leazar dijo: Se refiere a los prosélitos que habían hecho. El verso, como está escrito es para señalar que aquel que atrae a un gentil cerca de Dios y lo convierte es considerado como si lo hubiera creado”. (Torat Temimah, Bereshis: A new translation with a commentary anthologized from Talmudic, midrashic and rabbinic sources, 1:435).
El comentario de Rab. Leazar es precisamente lo que debemos de hacer: Traer a los que están lejos y acercarlos a Elohim. Shaul de Tarso, dijo algo muy parecido cuando expresó:
“Pero ahora en Yeshua El Mesías, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre del Mesías.” (Efesios 2:13)
Es claro por la cita de Mishle (Proverbios), las palabras del Rab Schneerson y de Rab Leazar, que la noción de ganar almas no es algo ajeno al judaísmo, ni debería de serlo para nosotros.
Cada discípulo de Yeshua tiene la suprema tarea de ganar almas para Hashem y traerlos a él y a su Ungido. Nuestra máxima tarea después del nuevo nacimiento, en relación al resto de personas, es hablar y anunciar las bondades de Hashem.
.Yeshua resumió nuestra máxima tarea como discípulos suyos cuando dijo: “y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Mesías padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.” (Mateo 24:46-47).
Rab Shaul de Tarso dice: “Todo hago por causa de la buena nueva, para ser coparticipe de ella”. (1 Corintios 9:23)
El profeta Isaías describe los sufrimientos del Mashiaj (Mesías) y como fue entregado por el pecado de Israel y del mundo, diciendo: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas El Eterno cargó en él el pecado de todos nosotros.” (Isaías 53:6).
En el verso 53:1, Isaías dice: “¿Quién ha creído a nuestro anuncio?”, viendo como gran parte de Israel no creería lo que describe a continuación en el cantico del siervo sufriente. Versos atrás, el profeta habla de aquellos que anuncian la buena nueva del Reino de Elohim, los que dicen a Tzion: “Tu Elohim reina”, tal como está escrito:
“Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!” (Yeshayahu [Isaías] 52:7).
Después de describir la proclamación de buenas nuevas, el profeta añade: “todos los confines de la tierra verán la salvación (hb. Yeshuah) del Dios nuestro.” (52:10).
Pablo hace referencia a esto en el capítulo 10 de la carta a los Romanos donde describe la grandeza de la misión de anunciar las buenas nuevas. De esto aprendemos que aquellos que anuncian las buenas nuevas son los instrumentos de Hashem para mostrar su salvación. ¿Quién no quisiera ser parte de semejante labor?
Todos nosotros tenemos la responsabilidad de enseñar la buena nueva de salvación a todos los hombres. Esa necesidad y sed de traer gente a Elohim y a su Mesías, debe de estar en el corazón de todo creyente.
No debemos estar avergonzados con esa tarea. No hay nada más noble, recto, puro, deseable y bondadoso que traer personas al Eterno por vía de nuestra predicación, tal como se nos dice:“Porque no me avergüenzo de la buena nueva, pues es poder de Elohim a todo aquel que cree” (Romanos 1:16).
Debemos de salir de nuestra área de confort y ser instrumentos de redención en las manos del Eterno. Como el Jajam Schneerson dice: si estamos totalmente comprometidos y oramos para que Hashem bendiga nuestra labor, tenemos asegurado nuestro éxito; ya que se nos ha dicho: “El Señor añadía al número los que iban a siendo salvos” (Hechos 2:47).
Es Hashem mismo quien hará la obra, no nosotros. Nosotros solo somos la vasija de barro, el medio, el instrumento, no somos capaces o competentes en nosotros mismos. Nuestra competencia viene de Elohim, tal como se dice: “no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Elohim (Dios)”
¡Que Hashem nos haga competentes para hacer que la venida de su ungido se adelante!
Con bendición
Yitzjak Bonilla Castellanos