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Sin lugar a dudas una de las personalidades más fascinantes de los escritos apostólicos es Ya’akov, el hermano del Señor, también conocido como Ya’akov HaTzadik (El justo). Su nombre luego fue latinizado a “Santiago”, una unión de “San Iakov”.

Su escepticismo inicial en la mesianidad de su hermano, su posterior fe, su martirio y otras cosas fascinan a todos los estudiosos de la escritura y sus narraciones son verdaderas joyas para nosotros. El haberse convertido en el líder indiscutible de los discípulos de Yeshua sobre Kefa (Pedro), Yohanan (Juan) y el otro Ya’akov, el hermano de Juan, es una pequeña muestra del respeto con que se le veía.

Algo que es increíble de Ya’akov HaTzadik es el testimonio que tenía delante de todo el pueblo judío, su vida es un fuerte ejemplo de lo que nuestro andar puede lograr. En este estudio veremos una biografía corta de Ya’akov HaTzadik con un énfasis en su increíble testimonio.

1. Su linaje

Es casi universalmente aceptado que su padre era Yosef, el padre de Yeshua mismo y su madre Miriam (María). En síntesis era hermano de sangre de nuestro salvador, Señor y Mesías Yeshua.

Leemos en Marcos 6:3 como se dice que él era hermano de sangre (En griego: Adelphos) de nuestro Señor Yeshua, tal como está escrito: “¿No es este el carpintero, hijo de María, hermano de Ya’akov?”.

Tanto Tertuliano como Crisóstomo, dos de los padres de la iglesia, están de acuerdo en el linaje de Ya’akov. Flavio Josefo, el historiador judío del primer siglo lo llama: “Hermano de Yeshua llamado el Mesías” (Antigüedades 20.9.1). únicamente aquellos que abrazan el dogma tardío de la virginidad perpetua de María lo ven como un primo de Yeshua o un hijo de Yosef de un matrimonio previo, sin ninguna línea de evidencia positiva sobre esto.

2. Su incredulidad inicial

Ya’akov no fue un creyente desde el inicio sino que veía con sospecha a su hermano mayor y sus pretensiones mesiánicas. Dos versos de los escritos apostólicos nos hablan poderosamente sobre esto, leemos en ellos lo siguiente:

“y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. Porque ni aun sus hermanos creían en él.” (Yohanan [Juan] 7:3-5)

“Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí…Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle. ” (Marcos 3:21,31).

Jacobo necesitó de una aparición de Yeshua mismo para convertirse a la fe en él como Mesías de Israel y Salvador del mundo, como lo expresa Pablo en 1 Corintios 15:3-7

3. Su testimonio

Si algo es poderosamente llamativo de Ya’akov son sus relatos de santidad, piedad y justicia. Varias líneas de evidencia pueden ser provistas para considerar su testimonio, veamos a continuación lo que hacía de Ya’akov digno del título de “Tzadik”:

  • A pesar de no ser parte de los 12 apóstoles originales, se convirtió en el líder indiscutible del movimiento de Yeshua, la secta del camino o “Los nazarenos”. Sin lugar a dudas era tenido en gran estima para opacar en el liderazgo a Juan y a Pedro. Leemos en Gálatas 1:19 que Pablo no se entrevistó con ningún otro apóstol sino con Ya’akov el hermano del Señor. La sola presencia de personas enviadas por él, hizo que Pedro, tuviera miedo de los de la circuncisión (Gálatas 2:12). Ya’akov es listado como “columna del movimiento” en primer lugar (Gálatas 2:9).Su papel en el concilio de Jerusalén fue el del presidente del mismo y estuvo encargado de la decisión final concerniente a los gentiles y si era necesario para ellos convertirse en judíos observando toda la Torah de Moisés (Hechos 15:17-20)Ha sido notado que después de que él asume el liderazgo del movimiento, aproximadamente ahí por Hechos 12, no encontramos persecuciones al movimiento de judíos creyentes en Yeshua en Jerusalén. Lucas nos vuelve a contar de ellos en Hechos 21:20 cuando nos dice que habían “millares de judíos que han creído”. El buen testimonio de Jacobo y su buen nombre en el pueblo fueron vitales para esto.
  • Flavio Josefo, el historiador del primer siglo relata su muerte de la siguiente manera: “(Anan Ben Anan) reunió al Sanedrín. Llamó a juicio al hermano de Yeshua, llamado el Mesías; su nombre era Jacobo, y con él hizo comparecer a varios otros. Los acusó de ser infractores de la Torah y los condenó a ser apedreados. Pera los habitantes de la ciudad, más moderados y afectos a la Torah, se indignaron” (Antigüedades 20.9.1)Josefo menciona que muchos judíos se indignaron al ver el juicio falso con un sanedrín inventado (aprovechando una coyuntura política) que se hizo contra Ya’akov. La gente de Jerusalén lo tenía en gran estima. Esto era debido a su andar intachable delante de Hashem.
  • Eusebio, uno de los padres de la iglesia cita a Hegesipus quien nos dice de Jacobo: “Muchos judíos creyeron en Jesús, movidos por sus palabras y el buen ejemplo de Jacobo, al oír esto, los jefes de los sacerdotes se llenaron de ira y decían: ‘Si este hombre sigue hablando, todos los judíos se harán seguidores de Jesús’.” (Historia Eclesiástica 2:23).
  • Incluso el apócrifo evangelio de Tomas dice lo siguiente: “Los discípulos dijeron a Jesús, “Sabemos que partirás de nosotros ¿Quién será nuestro líder?” Jesús les dijo: Donde sea que estén, deberán ir a Jacobo el Justo, por cuya causa los cielos y la tierra vinieron a existir” (Evangelio de Tomas 12).La frase “por cuya causa los cielos y la tierra vinieron a existir” es una manera de exageración poética de la jerga judía para expresar que alguien es sumamente justo y está en los propósitos del Eterno (Ver por ejemplo Sanedrín 98 en el talmud, donde se dice que el mundo fue hecho por causa de David, y otra opinión dice que por causa del Mesías).

Como podemos observar, el testimonio de Ya’akov HaTzadik el hermano del Señor, es un ejemplo de cómo deben vivir los verdaderos discípulos de nuestro Maestro. Jacobo no bromeaba cuando dijo: “Yo te mostraré mi fe por mis obras” (Ya’akov [Santiago] 2:18). El tenía toda la autoridad para decirlo.

Nuestro mundo actual suspira para que todos los discípulos de Yeshua vivamos una vida transformada, renovada, piadosa y en santidad. Debemos de volver al camino de nuestros padres y andar en la obediencia de la fe. Es triste ver como hoy en día, creer en Yeshua significa tan poco y es algo común que no es sinónimo de una vida recta. ¿Qué pasaría si todos anduviéramos como Jacobo el justo? ¿Estamos viviendo vidas como la de él? ¿Oramos la cantidad de horas que el oraba en el templo? ¿Lo que decimos creer es consistente con lo que decidimos hacer? Es tiempo de levantarnos y renovar nuestra devoción al Eterno y decir junto con él:

“Acercaos a Elohim (Dios), y El se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble animo, purificad vuestros corazones” (Jacobo [Santiago] 4:8).

Con bendición
Isaac Bonilla

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