¿Qué sucedió en Pentecostés (Shavuot) en el siglo primero? Una idea muy común es que la iglesia (esto es un organismo multinacional que reemplaza a Israel en el Plan de Dios, o por lo menos lo socaba en importancia) nació en el día de Pentecostés. Además de esto, se cree que se dio inicio a la dispensación de la gracia y como tal, hizo obsoleta la observancia de la Torah, conocida como “La ley de Moisés”. ¿Qué sucedió en ese Pentecostés? ¿Tenía algo que ver con una promesa hecha a Israel?
Cada vez que leemos la escritura es importante hacernos una pregunta ¿Cómo interpretó la audiencia del siglo primero dicho hecho o palabra? ¿Cómo fue entendido por los primeros discípulos judíos? En este estudio comprenderemos la explicación que los primeros discípulos de Yeshua le dieron al suceso de Pentecostés, veremos como interpretaron lo sucedido y si esto constituía el abandono de su fe judía de miles de años, o precisamente el cumplimiento de la promesa dada por profetas hebreos
La palabra griega “Pentecostés” significa “cincuenta”. ¿Por qué cincuenta? Así se le llamó en el idioma griego a la fiesta judía llamada “Shavuot”, que literalmente significa “semanas”.
La Torah dice: “También celebrarás la fiesta de las semanas (Shavuot), la de las primicias de la siega del trigo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año. Tres veces en el año se presentará todo varón tuyo delante de Hashem Adonay, Dios de Israel.” (Shemot [Exodo] 34:22-23).
La explicación de cuando caía Shavuot y su relación con Pesaj, pueden ser vistas en el estudio sobre la cuenta del Omer, el cual vimos anteriormente.
Está escrito en el libro de Hechos: “Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. Había en Jerusalén hombres piadosos, que allí residían, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo.” (Hechos 2:1-5)
¿Qué era esto que estaba sucediendo? ¿Qué relación tenia con Pentecostés? Una respuesta válida puede ser: Yeshua había prometido el derramamiento del poder de Dios (Espíritu de Dios) a los shelijim (apóstoles) y esto es el cumplimiento de esa promesa. En efecto, en dos ocasiones Yeshua ofreció a sus apóstoles “la promesa del padre”,
“Mirad, y voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Por vuestra parte permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto”. (Lucas 24:49)
Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, “que oísteis de mí: Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días”. (Hechos 1:4-5).
La promesa del padre a la cual Yeshua hizo referencia, era el derramamiento de Espíritu Santo (Ruaj HaKodesh). Es absolutamente correcto decir que en aquel Shavuot, Hashem derramo el Espíritu como él lo había prometido.
Ahora debemos hacernos las siguientes preguntas ¿Implicaba esto el surgimiento de una religión nueva? ¿Era esto una ruptura con el judaísmo? ¿Dónde había prometido El Eterno el derramamiento del Espíritu Santo? Y ¿Por qué y para que iba a ser derramado?
Yoel: La promesa del derramamiento
En las escrituras hebreas, encontramos por lo menos tres promesas que YHWH hizo a través de sus voceros los profetas. En primer lugar Yoel profetizó diciendo:
“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.” (Yoel [Joel] 2:28-29)
Casi ocho siglos antes del discurso de Shimon Kefa (Pedro), el profeta Yoel dio el oráculo divino y la promesa del derramamiento del Espíritu de Elohim, Pedro sabía perfectamente que el cumplimiento de esa profecía fue, precisamente en ese Shavuot histórico; él mismo cito al profeta y su disertación fue con esa promesa hecha por Hashem a nuestro pueblo Israel.
Shavuot (la fiesta de las semanas) sería la elegida por Adonay, para cumplir la promesa que hizo a nuestros padres a través del profeta Yoel. Esa promesa era el derramamiento de la Ruaj HaKodesh.
Yejezquel: El propósito del derramamiento
Yoel no fue el único profeta que vaticinó (anunció) el derramamiento del Espíritu Santo, uno de los grandes profetas de Israel durante la época del exilio, dijo las siguientes palabras:
“Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.” (Yejezquel [Ezequiel [36:24-28).
Ezequiel anuncia a nuestro pueblo Israel, que un día, YHWH pondrá de su espíritu dentro de nosotros ¿Con que propósito? Con el propósito de cumplir sus estatutos y preceptos. La promesa del derramamiento del espíritu de Elohim, es a la vez una alusión a la restauración del estado de Israel. Al final de los tiempos nuestro pueblo será librado de este exilio romano tan largo y entonces Adonay derramara sobre toda la casa de Judá y sobre toda la casa de Efraín su espíritu.
Estas dos profecías, tanto la de Yoel como la de Yejezquel, tuvieron un cumplimiento parcial en aquel maravilloso Shavuot cuando los discípulos fueron las primicias de esa promesa. El espíritu del creador del universo estaba ahora en ellos permanentemente como el consolador prometido. Aquel poder de Elohim, estuvo en ellos y los capacitó para cumplir los mandamientos de Elohim como nunca antes, como había anunciado Ezequiel.
Es muy común oír en círculos cristianos (principalmente al malinterpretar textos de las cartas de Pablo) que con el derramamiento del Espíritu Santo comenzó la dispensación de la gracia y “Ya no estamos bajo la ley (torah) sino bajo la gracia”. Cuando Pablo dijo eso, se refería, a que no estábamos bajo la condenación de la Torah, condenación adquirida por nuestro pecado pero perdonada por la sangre del Justo Yeshua HaMashiaj. Para nada Pablo tenía en mente abolir la Torah pues el mismo Yeshua, declaró explícitamente, que no vino a abrogarla (Mateo 5:17-19). Ese verso y otros, al ser malinterpretados y sacados de su contexto hebreo, han causado un daño histórico a los creyentes no judíos en Yeshua, pero todo comienza a cambiar.
¿Era la Promesa del espíritu santo una manera de abolir los mandamientos que El Eterno dio a nuestro pueblo? En ninguna manera, todo lo contrario Yejezquel dice: “Pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.” El Espíritu Santo escribiría los mandamientos de Hashem en nuestros corazones, ya no estarían escritos en tablas de piedra, sino en las tablas de nuestros corazones, y no sobre nuestros corazones de piedra, sino sobre nuestros corazones de carne, como está escrito: “Quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.”
Yirmeyahu (Jeremías): Misma Torah con diferente ubicación
Finalmente el profeta Jeremías escribió en su famoso pasaje donde describe la Brit Hadasha (nueva alianza, nuevo pacto) prometida a nuestros padres:
“He aquí que vienen días, dice Adonay, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Adonay. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Adonay: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.” (Yirmeyahu [Jeremías] 31:31-33)
Notemos porque aquel derramamiento sucedió en Shavuot. Shavuot, como lo hemos mencionado antes, cae en la época de la entrega de la Torah. En ese día se estaba cumpliendo la promesa del derramamiento del espíritu y una de las cosas que el espíritu santo haría es poner, aquella misma Torah, en nuestros corazones. La Torah no estaría más en tablas de piedra sino en nuestros corazones para cumplirla de iniciativa propia y con una fuerza de lo alto, pues como dijera Shaul de Tarso: “No nos ha dado Elohim espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (1 Timoteo 1:7).
Guardar los mandamientos del Eterno por obediencia y amor a él, no es gravoso con la fuerza divina que viene de él. En eso consiste el nuevo pacto prometido a las doce tribus de Israel: Poner la Torah en el corazón por medio de su espíritu.
Es aquí donde podemos contestarnos varias preguntas y corregir errores teológicos que se han aceptado pasivamente a lo largo de la historia:
MITO: “La iglesia surgió en Pentecostés siendo el nuevo pueblo de Dios”
REALIDAD: Lo acontecido en Pentecostés fue el cumplimiento de lo que profetas hebreos anunciaron para el pueblo judío, y los discípulos judíos del Mashiaj fueron las primicias de esa promesa
MITO: “El nuevo pacto es con la iglesia, mientras que el antiguo pacto es con Israel”
REALIDAD: El nuevo pacto fue prometido a “La cada de Israel” (las diez tribus del norte de Israel, conocidas como Efraín) y la “Casa de Judá” (las dos tribus sureñas). Israel fue el destinatario original del pacto (La inclusión de Gentiles es un acto de la misericordia de Elohim y no un derecho de pacto)
MITO: “El nuevo pacto vino a reemplazar la Torah de Moisés”
REALIDAD: La brit hadasha (Nuevo pacto, nueva alianza) es poner la misma Torah en nuestros corazones que han experimentado la regeneración por el Espíritu de Elohim (Jeremías 31:31-34, Ezequiel 36:26, Tito 3:5)
MITO: “El derramamiento del espíritu santo es una ruptura con el judaísmo”
REALIDAD: El derramamiento del espíritu santo es algo totalmente judío, pues capacita, más que nunca a los hijos de Israel para guardar los preceptos dados por El Eterno.
MITO: “Los apóstoles entendieron ser parte de un nuevo pueblo de Dios”
REALIDAD: Los shelijim, sabían que estaban siendo parte del cumplimiento de las profecías hebreas, un cumplimiento que llegaría finalmente a todo Israel. Para nada ellos se sentían menos judíos, sino todo lo contrario: Para ellos el judaísmo más puro era aquel que tenía al Mesiás de Israel como su rabino. Pedro después diría que Yeshua fue puesto para“arrepentimiento y perdón de pecados a Israel” (Hechos 5:31), además dijo que la promesa era para el pueblo judío y sus descendientes (Hechos 2:39)
“¡Un momento!, Dirá alguno, ¿Qué de las lenguas que hablaron? ¿Acaso no es esto algo totalmente novedoso nunca antes conocido en la historia judía?” No del todo. Una antigua tradición judía, establecía que cuando Dios dio las diez palabras (conocidas como diez mandamientos) en el Monte Sinaí, la voz de Elohim había sido oída en todos los idiomas de las naciones de ese entonces (que eran en total 70 según los sabios)
Por ejemplo, el midrash (comentario homilético rabínico) dice:
“La voz de Elohim, fue pronunciada, dividida en setenta voces, en setenta lenguas [leshonot] para que todas las naciones pudieran entender” (Shemot Raba 5:9)
El talmud (registro de tradiciones y leyes judías de los primeros siglos) también nos dirá:
“Cada frase que salió de la boca del Todopoderoso se dividió en setenta lenguas”. (Shabbat 88b)
CONCLUSION
Podemos concluir entonces que la promesa del padre era, y aun es, el derramamiento del Espíritu Santo. Este derramamiento fue dicho por los profetas de Israel y este oráculo comenzó a cumplirse en el primer siglo, cuando judíos creyentes en el mesías judío Yeshua, fueron llenos del Espíritu Santo, no para derogar la Torah, sino para que la Torah se escribiera en sus corazones.
Los primeros creyentes de su alteza Yeshua eran judíos que se habían reunido en una fiesta judía, establecida por la Torah. Ninguno dijo que “la ley estaba abolida”, todo lo contrario eran celosos de la ley, porque no solo la conocían, sino que también el Espíritu Santo la escribió en sus corazones.
Luego de algunos años, nuevamente en la época de Shavuot, leemos en el libro de Hechos:“Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo. Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos; a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio. Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley.“(Hechos 21:17-20)
Todos sobre los cuales el sello de el espíritu Santo cayo, eran celosos de la ley (Torah) y la obedecían, como está escrito: “Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.” (Hechos 5:32)
El espíritu santo no fue dado para desobedecer los mandamientos de Elohim, para ser una guía subjetiva de moral (algo como: “hare lo que me diga el espíritu”), el espíritu santo fue dado para andar en los preceptos de Elohim. Eso es la llenura del espíritu que tenemos que tener diariamente: Que el espíritu del Eterno llene cada parte de nuestra vida. Es debido a eso, que cuando Pablo habla a los efesios sobre la llenura del espíritu santo, prosigue a mencionar cosas de la vida diaria (Efesios 5:1-6:9)
Esperemos que YHWH nos conceda la gracia de andar en sus preceptos, en la Tora de libertad en la fuerza de su Ruaj (espíritu).
¡Que en este Shavuot, su espíritu nos llene como nunca antes!
Shalom Alejem!
Francisco Hidalgo