1 Reyes 3:15-4:1
“Existen los sabios según ellos mismos, a los cuales la Biblia llama necios. Existen los sabios según los demás, a los cuales la Biblia alaba. Existen los sabios según los conocimientos, de los cuales la Biblia dice que han de perder toda su ciencia cuando mueran. Existen los sabios según Dios, a los cuales los hombres llaman locos, y la Biblia llama nacidos de nuevo. Esta última es la sabiduría verdadera y real porque durará para siempre en el cielo. Para ser sabio según el cielo, has de ser loco para este suelo. Para ser sabio en el Señor debo aceptar todo su amor.”(Anónimo)
Al parecer la sabiduría se ha apartado de este mundo o el mundo se ha alejado de la sabiduría. Las personas de estos tiempos buscan el poder a través de tretas, violencia y maldad. Desde el más pequeño hasta el más grande, parece que estamos “programados”para alcanzar lo que queremos a costa de lo que sea.
Olvidando por completo que la sabiduría de lo alto nos puede llevar a alcanzar nuestros más grandes ideales. El Eterno quiere que lo conozcamos y que busquemos de su conocimiento, él quiere que podamos tener una relación más cercana, y que la sabiduría sea lo que busquemos y anhelemos, más que cualquier cosa material como nos lo enseña el rey más sabio:
“Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; Y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella.”(Proverbios 8:11)
Este texto propuesto como Haftará para la Parashá de esta semana, casi nunca es leído, porque “Miketz”suele leerse en el shabat de Januká y la Haftará correspondiente a esta festividad es la del profeta Zacarías (2: 14-4:7). Por esta razón, es que hemos tenido a bien estudiar el texto del libro de los reyes, en donde se narra un incidente que dejo de manifiesto la sabiduría del rey Salomón.
La conexión entre la Parashá y la Haftará, yace en por lo menos tres elementos:
- El sueño de dos reyes: Por un lado está el faraón rey de Egipto, y por el otro, está Salomón rey de Israel.
“Y se despertó Salomón, y he aquí que era un sueño.”(1 Reyes 3:15)
“Y el faraón se despertó y se dio cuenta que era un sueño.”(Génesis 41:7)
- De José se dice que era sabio y de Salomón se dice lo mismo:
“Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú.”(Génesis 41:39)
“Y todo Israel oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar.”(1 Reyes 3:28)
- la sabiduría manifestada por los protagonistas de estos dos relatos: José y Salomón.
El primero probó la sabiduría que el Eterno había depositado en él, interpretando correctamente los sueños del Faraón. El segundo demostró su sabiduría al juzgar un caso en extremo difícil, en el, dos madres discutían por la maternidad de un niño, al final el veredicto fue correcto.
Salomón: el rey que pidió sabiduría.
Salomón fue el tercer rey de Israel, su reinado lo ejerció del 971–931 AEC, hijo de David y Betsabé (2 Samuel 12.24); también llamado Jedidías (amado de Adonay) por Natán el profeta (Ibíd. 12.25). Salomón no aparece en la narración bíblica hasta los últimos días de David (1 Reyes 1.10), a pesar del hecho de que nació en Jerusalem (2 Samuel 5.14) a principios del reinado de su padre.
i. Su ascenso al trono:
El camino que Salomón debió recorrer para llegar al trono no fue en manera alguna fácil. La oposición de Absalón fue continuada por el mayor de los hijos sobrevivientes de David, Adonías (2 Samuel 3:4), quien hizo un intento de apropiarse del trono cuando aún vivía su padre. El organizó una “coronación”cuando David estaba cerca de morir (1 Reyes 1:5) con el apoyo de Joab, el general de David, quien había dado muerte a Absalón (2 Samuel 18:14–15), y el influyente sacerdote Abiatar.
Adonías reunió mucha gente en apoyo de su causa, y llegó a organizar una fiesta de coronación en la localidad de Rogel (1 Reyes 1:9). Pero Salomón tampoco se había quedado sin aliados: Benaía, hijo de Joiada, era uno de sus aliados y quien tenía la vista puesta en él; Sadoc quizás quería una posición sacerdotal prominente. El que hablaba en nombre de ellos era Natán el profeta, confidente de David y Betsabé (1 Ibíd. 1:11). Luego que Natán y Betsabé recordaron a David su promesa con respecto a Salomón, el rey dio instrucciones para la ascensión de Salomón al trono, y las selló con un juramento (Ibíd. 2:28).
ii. Su reinado fue pacífico y próspero:
Salomón, quien había heredado un gran imperio de su padre, aparentemente no llevó a cabo campañas militares de gran envergadura. Su responsabilidad consistía en conservar las extensas fronteras de Israel y aprovechar su posición preponderante durante el vacío de poder creado por el eclipsamiento temporario de Egipto y otras naciones.
Los dos pilares sobre los cuales se apoyó la política exterior de Salomón fueron las alianzas amistosas y el mantenimiento de un poderoso ejército. Pablo Hoff nos dice “Este mantenía un poderoso ejército. Además del ejército formado por David, Salomón organizo unidades móviles de combate formadas en total por 1,400 carros y 12,000 jinetes, los cuales estaban distribuidos en lugares estratégicos. En las excavaciones de Meguido, una de las ciudades donde Salomón mantenía sus caballos (1 Reyes 10:26,28), los arqueólogos han descubierto las ruinas de los establos de Salomón. Todavía existen las hileras de las piedras a las que se amarraban los caballos y los pesebres de piedra donde comían. Las caballerizas podían albergar unos 450 caballos.”(Pablo Hoff, Los libros históricos, Pág. 158)
Uno de los rubros que Salomón más explotó, fue el comercio. Conociendo perfectamente la significación del control estratégico de Israel sobre el puente terrestre entre Egipto y Asia, se propuso explotar al máximo su posición. El ejerció su dominio sobre las principales rutas comerciales. Sus alianzas con Hiram de Tiro pusieron a su disposición las flotas que le permitieron virtualmente monopolizar también las rutas marítimas.
El gran empuje que él dio al comercio, fue el medio de enriquecer el tesoro real, hasta el grado que el oro y la plata eran comparadas con las piedras como lo describe el libro de 2 Crónicas: “Y acumuló el rey plata y oro en Jerusalén como piedras, y cedro como cabrahígos de la Sefela en abundancia. (2 Crónicas 1:15).
El reino de Salomón era sin lugar a dudas “la época de oro”de Israel. En ningún reinado y bajo ninguna autoridad, el pueblo había llegado a vivir en paz, seguridad y prosperidad; tanto es así, que posteriormente los profetas utilizaron, las características de su reino, para proyectar el reinado del futuro rey de Israel: El Mesías.
“Y Judá e Israel vivían seguros, cada uno debajo de su parra y debajo de su higuera, desde Dan hasta Beerseba, todos los días de Salomón.”(1 Reyes 4:25)
Posteriormente los profetas utilizarían la descripción que da el escritor del libro de los Reyes para describir la era Mesianica. La prosperidad y paz del Reino de Salomón, prefigura y es sombra del reino del Mesías hijo de David, tal como está escrito:
“Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque la boca de Adonay de los ejércitos lo ha hablado.”(Miqueas 4:4)
“En aquel día, dice Adonay de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera.”(Zacarías 3:10)
La prosperidad y la paz que gozó durante todo su reinado, han hecho que incluso los profetas (inspirados divinamente) comparen la era Mesiánica con el reinado de Salomón. No solamente hubo paz y prosperidad, sino que también los reyes de su entorno admiraban su sabiduría y deseaban verlo y oírlo (1 Reyes 4:34). Esto es también sombra de la era Mesianica donde reyes vendrán ante el Rey Mesías, como se nos dice:
“Y extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira te castigué, mas en mi buena voluntad tendré de ti misericordia. Tus puertas estarán de continuo abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones, y conducidos a ti sus reyes.” (Isaías 60:10-11)
iii. La sabiduría del Rey Salomón:
Una de las cualidades más destacadas del rey Salomón es sin lugar a dudas, su sabiduría. Su poder económico y militar lo hicieron un hombre importante, pero su sabiduría lo llevo a otro nivel, tanto las personas comunes, como líderes y gobernantes querían escuchar su sabiduría:
“Era mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los orientales, y que toda la sabiduría de los egipcios. Aun fue más sabio que todos los hombres, más que Etán ezraíta, y que Hemán, Calcol y Darda, hijos de Mahol; y fue conocido entre todas las naciones de alrededor. Y compuso tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco. También disertó sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared. Asimismo disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles y sobre los peces. Y para oír la sabiduría de Salomón venían de todos los pueblos y de todos los reyes de la tierra, adonde había llegado la fama de su sabiduría.”(1 Reyes 4:30-34)
La sabiduría de Salomón parece haber sido tan resplandeciente como su poder y gloria. Su tacto en el trato con sus temas y su relación con todo lo que se conocía en relación con los árboles, frutas, flores, animales, peces y aves le dio gran renombre. Fue genio en la composición de proverbios y canciones, era conocido mucho más allá de los límites de su propio reino. Su sabiduría se decía que había superado a la de los hijos de Oriente y toda la sabiduría de Egipto. La gente venía de todas partes para ver al hombre más sabio del mundo.
Quizás la visita más conocida fue la de la Reina de Saba quien viajó casi 1.500 kilómetros de distancia, para poner a prueba la sabiduría del gobernante de Israel. (1 Reyes 10:1-8)
A pesar de que el escritor del libro de los Reyes da una gran cantidad de proverbios (3,000), y sus canciones (1,005), solamente tenemos hasta el día de hoy, tres libros de su autoría: Proverbios, Eclesiastés y cantares.
Dos extensas colecciones en Proverbios (10:1–22:16; 25:1–29:27) se atribuyen a él, y la colección entera lleva su nombre como principal contribuyente (1:1). Cantares y Eclesiastés han sido tradicionalmente atribuidos a él, aun cuando en este último no se mencione su nombre.
El caso de las dos mujeres infames.
“En aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras, y se presentaron delante de él. Y dijo una de ellas: ¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa. Aconteció al tercer día después de dar yo a luz, que ésta dio a luz también, y morábamos nosotras juntas; ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en la casa. Y una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él. Y se levantó a medianoche y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva durmiendo, y lo puso a su lado, y puso al lado mío su hijo muerto. Y cuando yo me levanté de madrugada para dar el pecho a mi hijo, he aquí que estaba muerto; pero lo observé por la mañana, y vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz. Entonces la otra mujer dijo: No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra volvió a decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante del rey.”(1 Reyes 3:16-20)
Después que él despertó de un sueño, tuvo lugar el primero de los casos en donde el rey pondría de manifiesto su sabiduría, y a la vez fue el incidente que lo catapultó a la fama nacional e internacional.
Dos mujeres se presentaron delante de él discutiendo por la maternidad de un niño, las dos eran madres, solo que el hijo una de ellas había muerto.
Salomón tenía que emitir un veredicto sobre quien era la verdadera madre. El caso era en sobremanera difícil: En primer lugar no habían testigos, en segundo lugar, era de noche y mientras una dormía sucedió el intercambio.
La manera como él resolvió el caso es lo increíble del asunto. El rey solicitó una espada y dijo que se partiera en dos al niño, y que se le diera la mitad a una y el resto a la otra mujer. En seguida la verdadera madre habló, diciendo que mejor se lo dieran a la otra mujer.
Algunos comentaristas apelan al amor de madre y que fue esto lo que Salomón intuyó, y lo llevó a reconocer a la verdadera madre. Otros comentan que desde que vio a las dos mujeres, él sabía quién era la madre verdadera.
Don Isaac Abarbanel comenta del caso: “Si, en realidad, pensáramos que el rey Salomón va a determinar por medio de este procedimiento la identidad de la madre “real”, despertando la compasión y piedad de la misma, esto no sería prueba de una sabiduría sorprendente, ni causaría gran efecto sobre el pueblo de Israel, que reconoce, a través de este juicio la sabiduría de su rey. Empero, en mi opinión, lo que habría sucedido es que el rey Salomón captó la verdad de los argumentos al observar los rostros de estas mujeres, sus palabras y sus gestos y llegó a una conclusión. Pero él recurre a este procedimiento para demostrar a los ministros y dignatarios que lo acompañaban que sus conclusiones tenían asidero. La verdad ha sido develada por una inspiración Divina que el rey tuvo por su profundo conocimiento del alma humana.”
Sin lugar a dudas, lo que llevó al rey a dar un veredicto certero, fue el espíritu del Eterno que había sido derramado sobre el rey y ese don de sabiduría que él poseía.
“Entonces el rey respondió y dijo: Dad a aquélla el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su madre. Y todo Israel oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar.”(1 Reyes 3:27-28)
Los rabinos antiguos decían que el Mesías tendría una capacidad sobrenatural insuperable para discernir este tipo de cosas. Su base era lo dicho por Isaías, tal como está escrito:
“No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra;”(Isaías 11:3-4).
Los rabinos explican que el Mesías tendría un “olfato espiritual”para poder discernir entre una persona buena y una mala, entre la verdad y la falsedad. Incluso podría conocer los pensamientos del corazón del hombre porque en él morarían los siete espíritus de Dios (Isaías 11:1-2)
Nuestro Maestro Yeshua tenía precisamente esta capacidad sobrenatural, ya que él conocía los pensamientos de las personas:
“Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema. Conociendo Yeshua los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?”(Mateo 9:3-4)
Esta es otra sombra profética que encontramos en Salomón: Asi como Salomón tenía discernimiento sobrenatural, el Mesías Yeshua recibiría el espíritu de Elohim para juzgar y conocer incluso el corazón del hombre.
La oferta de sabiduría, no solo es hecha a Salomón, sino también a todos los que conformamos el cuerpo del Mesías: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”(Jacobo [Santiago] 1:5)
¿Por qué la mayoría de nosotros no pedimos sabiduría? Probablemente porque no es algo tangible y en nuestros días al ser humano se le valora por lo que tiene y no por lo que sabe. Se nos olvida que tenemos que buscar el conocimiento, y sobre todo anhelar la sabiduría que desciende de lo alto.
Otro factor muy importante es que a veces buscamos la sabiduría equivocada ¿Acaso hay más de una sabiduría? Ya’akov HaTzadik en su carta hace mención de dos sabidurías:
“¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.”(Jacob [Santiago] 3:13-17)
El autor describe dos tipos de sabiduría: una que desciende de lo alto y otra terrenal. Muchos buscamos la primera: la jactanciosa, aquella que nos llena de orgullo y que eleva nuestra autoestima y nos “convierte en seres superiores”; pero la sabiduría que viene de lo alto, es amable y benigna, llena de misericordia y buenos frutos. Es mi recomendación y anhelo que busquemos de la segunda y así engrandecer el reino de los cielos en la tierra.
Que Hashem nos dé su sabiduría por los meritos de aquel que dijo: “Algo más grande que Salomón está aquí”(Mateo 12:42)
Bajo las alas de Dios de Israel
Francisco Hidalgo