“¿O sea que crees que debes guardar aun los ritos judíos? ¿Acaso no dice la biblia que Jesús vino a abrogar eso? ¿No has escuchado sobre la diferencia entre la ley ritual y la ley moral?”. Estas preguntas pueden ser consultadas a cualquiera de nosotros. Generalmente vienen o de Adventistas del séptimo día o de no judíos dentro del judaísmo mesiánico.
Estas personas tratan de reconciliar la fe en Yeshua con la moralidad y la coherencia de los planes de Hashem con el hombre con su mejor intención.
Para hacerlo ellos preservan el estándar justo de Dios en torno a la ética y dividen la ley en dos (ceremonial y moral) o tres partes (ceremonial, civil y moral).
Al hacer esta división (que la escritura nunca hace) ellos dicen que únicamente la “ley moral” está vigente después de la muerte de Yeshua.
Es así que muchos enseñan la diferencia entre la “Ley de Dios” y “La ley de Moisés”. Según esta postura, la torah de Elohim son los diez mandamientos y las leyes morales y la “Ley de Moisés” son los ritos y aspectos ceremoniales dados (algunos incluso dirían “añadidos”) por Moshe, particularmente los sacrificios.
Es muy loable que dichas personas quieran evitar la moralidad subjetiva de nuestro tiempo (para ti es mala la fornicación pero para mí no) al mantener que Dios sigue manteniendo su estándar de moralidad; sin embargo esta postura genera numerosos problemas tanto lógicos como escriturales. Los principales son:
1) Las frases “Ley de Dios” y “Ley de Moisés” son sinónimos que se usan en la escritura. Por ejemplo leemos:
“y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés” (Nehemías 8:1)
Esdras trajo el libro de la “ley de Moshe” para leerlo. Luego se nos dice de dicho libro: “Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.” (8:8)
¿Que era lo que leyeron? “Y hallaron escrito en la ley que YHWH había mandado por mano de Moisés, que habitasen los hijos de Israel en tabernáculos en la fiesta solemne del mes séptimo” (8:14)
La torah de Moisés es la Tora de El Eterno, decir que son diferentes es una falsa dicotomía. Hashem dio la tora a nuestro pueblo por mano de Moisés, no hay una ley de Dios y una ley que Moisés añadió.
2) La escritura nunca divide a la torah en leyes rituales, morales o ceremoniales.
3) Lo último genera un problema: ¿quien decide cual ley es moral o no? Si preguntamos a un cristiano dispensacionalista dirá que el shabbat era ritual juntamente con las fiestas. Ahora cabe la pregunta: ¿acaso no tiene partes morales el shabbat? No hay aspectos del shabbat que son morales como la de tener un día para Hashem y permitir un descanso a un empleado. La respuesta es sí y por lo tanto ahora el shabbat ¡dejo de ser de la ley ritual y se movió a la moral¡
La inmensa mayoría (sino todos) de los mandamientos tienen razones morales y rituales entrelazadas. Es falso creer que un rito carecía totalmente de significado.
Esto ha creado problemas superiores como por ejemplo la noción que la homosexualidad era parte de la “ley civil” y no de la “ley moral”. Ciertos “cristianos” dicen que la palabra para llamar abominación a la homosexualidad es la misma para llamar abominación a comer mariscos (lo cual es cierto ver Lv 11:12, 18:22). De ahí ellos dicen que si antes era abominación comer camarones y ahora no, de igual manera ya no es malo ser homosexual si hay “amor”. Al fin y al cabo, dicen ellos, la noción de que la homosexualidad era mala era parte de la cultura oriental de esos días, ahora eso ha cambiado. Esta es una de las consecuencias de esta cosmovisión: la falta de objetividad y autoridad para decidir qué ley va en que categoría.
4) Dicha categorización a parte de ser subjetiva es debilitada si una tan sola ley “ritual” estuviera vigente después de la muerte de Yeshua. Una ley que todos aceptarán como parte de los “ritos” son los sacrificios. ¿Siguieron participando en los sacrificios los primeros discípulos de Yeshua? ¿Se nos dice en los profetas algo sobre la continuidad de los sacrificios y el sacerdocio levítico?
La mayoría de cristianos piensan que es redundante o blasfemo pensar en la idea de un sacrificio de animales en el templo después de la muerte de Yeshua. Esto debido a la noción de que los sacrificios eran para el perdón eterno de los pecados antes de Yeshua, y ahora venido él, los sacrificios son una blasfemia pues indicarían que el sacrificio de Yeshua no fue suficiente.
Esta noción es la que hace que los sacrificios sean vistos como obsoletos, con poco significado y obscuros en el cristianismo y en algunos círculos de gentiles mesiánicos.
Ahora ¿es cierto esto? A pesar de que no es el punto hacer un estudio exhaustivo sobre los sacrificios pues hay otros estudios en donde tratamos esto, debemos decir en síntesis que los sacrificios tenían como objetivo principal proveer purificación ritual de impurezas y pecados al mobiliario del templo y a las personas para poder estar en un lugar donde la presencia de Hashem moraba con una intensidad tan fuerte.
Sin dicha purificación y expiación ritual, llegaría un punto en donde la presencia de Hashem dejaría de morar entre su pueblo. El mismo escritor de hebreos nos dice que los sacrificios tenían eficacia para la purificación ritual del cuerpo (física, del cuerpo, de la carne) como está escrito:
“Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Mashiaj, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?”(Hebreos 9:13-14)
Aparte de esta eficacia de purificación ritual, los sacrificios también servían para ser una imagen del sacrificio eterno de Yeshua (Hebreos 8:4-5).
Es debido a ello que el sacrificio de Yeshua no anula las ofrendas levíticas, las dos trabajaban en esferas distintas. Unas para purificación ritual física y la otra es para la redención eterna de los pecados.
Por ello entendemos porque Pablo puede decir: “Pero pasados algunos años, vine a hacer limosnas a mi nación y presentar sacrificios (gr. Prosphora). Estaba en ello, cuando unos judíos de Asia me hallaron PURIFICADO en el templo, ” (Hechos 24:17-18. énfasis y paréntesis añadidos)
Para pablo ofrecer sacrificios y decir que estaba purificado no era ninguna blasfemia. Es por ello que lo hizo y también estuvo dispuesto a hacer un voto de Nazareo (mismo que sería considerado parte de la ley ritual fácilmente) para demostrar lo que los demás apóstoles ya sabían pero algunos ponían en duda: que él andaba “ordenadamente guardando la ley” (Hechos 21:24)
Aparte de esto, se nos dice en los profetas que nunca faltará a los levitas un varón que ofrezca sacrificios, tal como está escrito: “Porque así ha dicho Jehová: No faltará a David varón que se siente sobre el trono de la casa de Israel. Ni a los sacerdotes y levitas faltará varón que delante de mí ofrezca holocausto y encienda ofrenda, y que haga sacrificio todos los días.”(Yirmeyahu 33:17-18)
Estas son palabras mayores, en una profecía explicita, en una promesa de la nueva alianza (nuevo pacto) Jeremías dice que de la misma manera que no faltará a David un renuevo sobre su trono, así tampoco faltará un sacerdote levita que ofrezca sacrificios. Esto se cumplirá con todo su extensión en el reino mesiánico que es el contexto de Jeremías 33:17.
En otras palabras, dejará de ser cierto que nunca faltará a Levi un sacerdote, el día que deje de ser cierto que a David no le faltará un descendiente sobre el trono (esto es Mashiaj). De modo que, los sacrificios ni son contrarios a la fe en Yeshua, ni fueron vistos como obsoletos por los apóstoles, ni cesaran en la era mesiánica. Concluimos que entonces no han sido para nada abrogados.
El error de la filosofía de dividir la tora en categorías para declarar abolida una y la otra no, es que ignora el principio de la aplicabilidad de los mandamientos de la torah.
Todas las leyes de Elohim son buenas, pero no todas aplican a todas las personas en todos los tiempos ni en todas las circunstancias.
En la torah vemos leyes para judíos, mujeres judías, mandamientos universales, mandamientos para un levita, para un descendiente de Aarón, para un rey, mandamientos que solo aplican en la tierra de Israel, otros que aplican solo cuando el templo está en pie, etc.
En lugar de hacer categorías de mandamientos debemos de arribar a cada mandamiento y hacernos preguntas de contexto, como por ejemplo: ¿Es este un mandamiento o una concesión que Elohim dio por causa del corazón del pueblo y que lo toleró por causa del contexto (divorcio por razones varias, esclavitud, poligamia)? ¿A quién fue dirigido este mandamiento? ¿Es un mandamiento universal (judío y no judío) o particular (levitas, judios, etc)? ¿Se puede realizar hoy en día o requiere del templo (sacrificios)? ¿Es un mandamiento que legislo para una situación pero una vez que la situación cambio debemos cambiar la aplicación (los levitas ya no trasladan el arca cuando el tabernáculo se convierte en templo por ejemplo. Ver Números 4:1-15 y 1 Crónicas 23:26)?
Aparte de esto, nuestras guías para la aplicación de la torah, deben ser el Tanaj, los dichos de Yeshua y sus emisarios y las enseñanzas de los rabinos, quienes han estudiado esas leyes por miles de años.
Esa es la aproximación correcta para determinar la aplicabilidad de un mandamiento, reconocemos la sinceridad y la honestidad de nuestros hermanos con la postura de las dos o tres categorías pero debemos decir que es un enfoque inapropiado para trazar la escritura.
Cuando el Mesías venga, todos los mandamientos de la torah serán cumplidos a plenitud, las naciones subirán a Jerusalén a aprender de Hashem. Todos los redimidos en Mashiaj, judíos y gentiles estaremos con él, escuchando la torah de él mismo como los discípulos de Emaus. Sera una era de paz y justicia y todos nos gozaremos en la alegría de la santidad y del espíritu de Hashem pues:
“No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de El Eterno, como las aguas cubren el mar.”(Isaías 11:10)
Que sea pronto y en nuestros días
Con bendición
Yitzjak