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Ezequiel 43:10-27

      “La esperanza de la reedificación del templo nació el mismo día de su destrucción hace casi 2.000 años. El rabí Akiva confortó a sus colegas que lloraban, proclamando que si las profecías de la destrucción se han cumplido, el cumplimiento de la de la redención y la reedificación seguramente ha de venir después. En el curso de 2.000 años, el pueblo judío nunca ha olvidado al templo… el sueño de reedificar el templo se extiende a través de cincuenta generaciones de judíos, cinco continentes e innumerables mares y océanos. La oración para la reedificación se repite en tantos idiomas como los que la humanidad conoce. Estas oraciones… ahora adquieren una nueva dimensión con el regreso del pueblo a la tierra de Israel… esta nueva dimensión es: una posibilidad [la reedificación del templo]” (Thomas Ice)

Este ha sido el anhelo que ha permanecido por casi dos mil años dentro del corazón de cada judío: La reconstrucción del templo. Esto porque cuando el templo se reconstruya, el exilio llegará a su fin, las tribus volverán a la tierra que el Eterno prometió a los patriarcas, esta recibirá con los brazos abiertos al pueblo que durante dos milenios ha orado tres veces al día pidiendo la reconstrucción del templo, el retorno de la presencia divina y el retorno de los exiliados.


      “Y tú, hijo de hombre, describe el templo a la casa de Israel, para que se avergüencen de sus iniquidades, y tomen las medidas de su plano. Y si se avergüenzan de todo lo que han hecho, enséñales el diseño del templo, su estructura, sus salidas, sus entradas, todos sus diseños, todos sus estatutos y todas sus leyes. Y escribe esto ante sus ojos para que guarden todas sus leyes y todos sus estatutos, y los cumplan.” (Ezequiel 43:10-11 LBLA)

Ezequiel fue uno de los sacerdotes que fueron llevados cautivos en la segunda incursión militar de Nabucodonosor, rey de Babilonia, aproximadamente en el año 598 AEC. él registra que fue cinco años después que él tuvo la visión del texto en cuestión, esto es, el quinto año de la deportación del rey Joaquín, que corresponde al año 593 AEC aproximadamente (2 Reyes 24:10-16; 2 Crónicas 36:9-10)

Su trasfondo sacerdotal se muestra en su preocupación por la pureza ceremonial (4:14) y el énfasis sobre el templo (40-48). él dedica los últimos capítulos a la descripción del tercer templo. Así se le llama al templo que será construido en un futuro distante desde la fecha de su oráculo, pero que Be’ezrat Hashem nosotros seremos testigos de su construcción, prontamente y en nuestros días.

A lo largo de la historia del pueblo de Israel y dentro de las páginas de la escritura, encontramos el registro de dos templos que han sido construidos y que trágicamente también han sido destruidos. En cada ocasión esto ha dado pie al exilio, y así como han sido dos templos los destruidos, de igual manera se enumeran dos exilios principales.

El templo era una de las promesas que El Eterno había hecho a los hijos de Israel cundo estos estaban a punto de entrar a la tierra prometida designándole como “el lugar que Adonay vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su habitación.” (Devarim 12:5)

La promesa no solamente era hacer una estructura, un templo, sino que el propósito primario era que su presencia iba a residir allí, en el lugar que él escogiera. Cuando tuvieran paz o reposo de sus enemigos, entonces él pondría su nombre en la habitación que harían para que residiera allí su presencia, que era el objetivo primario, desde la construcción del tabernáculo: “Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos.” (Shemot 25:8)

Dos templos se levantaron sucesivamente sobre el monte Moriá o Moriah, (2 Crónicas 3:1) en Jerusalén. El primero fue edificado por Salomón, el segundo por Zorobabel y posteriormente este sufrió una modificación por Herodes el Grande. Es por esto que al templo de los días de Yeshua, se le conoce como “el templo de Herodes”.

I. El templo de Salomón

Como dijimos antes, este comentario nos lleva a otro motivo por el cual, el escritor sagrado nos da una cifra específica. A criterio personal no creo que la cifra sea simbólica, pero tampoco es de descartar que suceda lo mencionado por el comentario, esto es, que hubieron doce generaciones desde el primer sumo sacerdote que ministró en el tabernáculo, hasta el primer sumo sacerdote que ministraría en el templo.

Una vez que Israel adquirió características de nación, se hizo necesario contar con un santuario central, un lugar de reunión para todo el pueblo, símbolo de su unidad en el culto a su Dios, como la Torá misma lo menciona cuando iban a tomar posesión de la tierra prometida (Devarim 12:10-14).

Esta promesa se concretizó 480 años después cuando el rey Salomón edificó casa para el Eterno como lo registra el primer libro de los reyes capitulo seis.

El Primer Templo de Jerusalén fue construido por el rey Salomón alrededor del año 966 AEC y su construcción tardo siete años 959 AEC (existen comentaristas que datan la fecha de inauguración en el 957) (1 Reyes 6:38), funcionó como santuario principal de los hijos de Israel.

Trágicamente los hijos de Israel se apartaron de las buenas leyes y el templo fue saqueado y destruido por los Babilonios en el 586 AEC y esto trajo, como consecuencia el exilio Babilónico; el templo y el pueblo sufrían saqueos y grupos de personas eran deportadas, hasta que finalmente la ciudad y el templo fueron tomados, saqueados y destruidos, como lo registran las escrituras: (Jeremías 52:12-13; 2 Reyes 25:8-10). El templo de Salomón perduró durante casi cuatro siglos, desde su inauguración 959 (957) hasta el 586 AEC.

II. El templo de Zorobabel

      El retorno del exilio babilónico (539/8 AEC), hecho posible por el decreto de Ciro, fue pequeño y poco prometedor. Los que volvieron eran pocos en número, y sus recursos tan escasos que frecuentemente necesitaban refuerzos de los judíos que habían quedado en Babilonia. El templo que edificaron es un buen ejemplo de esto: Cuando se echaron los cimientos, los ancianos que habían visto la primera casa (el templo de Salomón) lloraban en alta voz, pero los jóvenes, que habían nacido en el exilio, daban gritos de alegría (Esdras 3:12).

La construcción de este segundo templo tardó unos veinte años desde el decreto para su construcción en el 539 por el rey Ciro el persa (2 Crónicas 36:23). Tres años después comenzaron la construcción pero debido a fuertes enfrentamientos con sus vecinos, los cuteos que habían repoblado Samaria, los trabajos se detuvieron hasta la llegada de los profetas Hageo y Zacarías que dieron valor al pueblo y este reinició los trabajos hasta finalizarlos en el 516 AEC (Esdras 6:15)

III. El tercer templo

      Desde la destrucción del Segundo templo de Jerusalén en el año setenta de nuestra era, el pueblo judío ha orado para que Dios permita la reconstrucción del tercer templo. Esta oración ha sido parte de la tradicional oración (Amida) que todo judío realiza tres veces al día. A pesar de seguir sin construirse, la idea y el deseo de un tercer templo es sagrada para el judaísmo.

Y no solo debería de ser un anhelo para el pueblo Judío, sino también para todos los creyentes en el Dios de Israel, esto es, todos aquellos que hemos nacido de nuevo por los méritos del Maran Rabenu Yeshua HaMashiaj. Esto debido a que, de la construcción del templo, depende el cumplimiento de muchas profecías.

Como dijimos antes, la espera por la construcción del tercer templo inició desde la destrucción del segundo; el pueblo judío siempre ha estado a la espera de una ocasión para su construcción. Desde los días de rabí Akiva se inició al sueño de la reconstrucción, pero el emperador Adriano disolvió este sueño al destruir por completo a Jerusalén.

La edificación del templo es uno de los eventos que abrirá las puertas a otros eventos de nivel mundial, siendo la más importante de todas, el regreso de nuestro amado Mesías. Este evento o acontecimiento traerá la esperada restauración final de Israel y esto implica: la reunión de las doce tribus en su tierra, el final del exilio, el reinado del Mesías desde Jerusalén a todas las naciones y entre todos estos eventos está el cumplimiento de una profecía muy importante: El regreso de la presencia divina al templo como lo predijo Ezequiel: “La gloria del SEñOR entró en el templo por el camino de la puerta que da hacia el oriente.” (43:4)

Podríamos seguir enumerando los enormes beneficios que traerá la edificación del tercer templo, pero previo a estos sucesos de esperanza, la última envestida del maligno se dejara ver. La humanidad conocerá el caos que traerán los últimos tiempos, pero al final de todo, vendrá nuestro Señor y Salvador, y traerá la paz tan anhelada por Israel y las naciones.

Bajo las alas de Dios de Israel
Francisco Hidalgo

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