Obadía 1:1-21 (Sefard.); Hoshea 11:7-1212 (Ashken.)
¿Cuál es el origen de la burla? Es una pregunta que tiene muchas respuestas, pero siendo muy francos solo existe una, y esta es: el mal que habita en nosotros, nuestro Yetzer hará (inclinación al mal).
Cuando nosotros nos burlamos de alguien, no amamos lo suficiente a nuestro semejante, porque alguien que ama no puede burlarse, mofarse, ni mucho menos reírse del mal ajeno.
Y lo que convierte esto en algo más vil e inhumano, es alegrarse del mal ajeno y ocasionar daños más severos a aquel que es víctima del infortunio, y que está pasando una situación indecorosa, vergonzosa o dolorosa.
La tierra de Judá estaba siendo oprimida, sitiada y destruida, y mientras esa situación oprimía y llevaba al exilio a ese pueblo, como tiro de gracia, surgió el rencor de su hermano Edom. Los descendientes de Esaú se alegraron en la desgracia del pueblo judío, y si eso fuera poco, se convirtieron en verdugos para quienes escapaban de la espada del enemigo; Edom se convirtió en cómplice al rebuscar entre los despojos de los que sufrían la destrucción, y por ende, su castigo seria en sobre manera grande y desastroso. Tal como lo menciona el profeta:
“Como te alegraste sobre la heredad de la casa de Israel, porque fue asolada, así te haré a ti; asolado será el monte de Seir, y todo Edom, todo él; y sabrán que yo soy Adonay.” (Ezequiel 35:15)
La Haftará de esta semana trata precisamente del juicio sobre Edom. La conexión entre la Parashá y esta sección de los profetas es la historia de Edom, con la cual culmina el último capítulo de esta Parashá en Bereshit (Génesis) 36. En la Parashá vemos el inicio de la nación Idumea y en la Haftará se describe el juicio que llevara a esta nación, a la destrucción y la desolación total.
Su orgullo, soberbia y rencor serían erradicados y nunca volvería a surgir dentro de la historia como nación. Aun así, su legado se levanta en el corazón de todos aquellos que, de una o de otra manera, sienten el mismo odio y rencor por la nación atesorada y se burlan de su mal y se alegran cuando esta sufre una o varias bajas en sus filas, ya sea, por algún atentado terrorista o por un ataque directo.
Pero así como Edom fue confinado a un destino fatal, de igual manera sucederá con aquellos que tienen en su corazón un antisemitismo latente y galopante, de no arrepentirse.
Abdías (Obadiá: siervo de Adonay) es el libro más pequeño del TaNaK (A.T.), pero a pesar de su corta redacción encierra una gran cantidad de desafíos teológicos, y una historia grandiosa con respecto a la nación Idumea (Edom). Desde la exhortación hasta el desdén demostrado en contra de su hermano Israel, el profeta vaticina el juicio de la nación y posteriormente su destrucción.
Sin embargo, la identificación con el profeta no puede ser establecida. Recordando que Abdías era y es un nombre bastante común, la identificación hecha en el talmud es altamente especulativa. Algunos teólogos lo ubican como un contemporáneo de Jeremías, esto por la evidencia interna del libro en donde él escribe y describe lo que sucedió en la conquista babilónica. Por otro lado, otros estudiosos lo ubicaban en otros tiempos, en algunas escaramuzas que se dieron entre Judá y otros reinos que la historia y la biblia registran.
Ordenando la información antes vertida, daremos las tres posibles fechas en las que pudo desarrollarse el ministerio del profeta:
- Ordenando la información antes vertida, daremos las tres posibles fechas en las que pudo desarrollarse el ministerio del profeta:
La base de esta identificación proviene del primer libro de Reyes donde se nos dice: “Y Acab llamó a Abdías su mayordomo. Abdías era en gran manera temeroso de Adonay. Porque cuando Jezabel destruía a los profetas de Adonay, Abdías tomó a cien profetas y los escondió de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los sustentó con pan y agua.” (18:3-4)
Como mencionamos anteriormente, el nombre Abdías es muy común y la identificación es muy especulativa. Adicionalmente, el carácter del libro de Abdías parece sugerir una época posterior a la de Elías y Eliseo. - Algunos teólogos sostienen que Abdías profetizó después de la destrucción de Jerusalén a manos de los babilonios (586 AEC). Esta fue la postura de Calvino, quien pensaba que Abdías había sido testigo ocular de la catástrofe del exilio babilónico y la destrucción del templo.
Esto ha dado pie a que muchos comentaristas ubiquen el ministerio del profeta en el surgimiento del imperio neo Babilónico (esto sería desde 625 hasta la destrucción y exilio de Judá 586 A.M.). Esto lo haría un contemporáneo con Jeremías; para esta postura hay buena evidencia, no solo por lo que Abdías expresa en su libro (V. 12), sino también por una seria de expresiones similares entre los dos profetas. Considérese por ejemplo los siguientes paralelos:a. Abdías 1ª – Jeremías 49:7
b. Abdías 1b-4 – Jeremías 49:14-16
c. Abdías 5 – Jeremías 49:9
d. Abdías 6 – Jeremías 49:10
e. Abdías 8 – Jeremías 49:7
f. Abdías 9ª – Jeremías 49:22b
g. Abdías 16 – Jeremías 49:12En conclusión, según esta posición, Abdías desarrolló su ministerio probablemente entre el surgimiento de Babilonia (625 A.M.) como potencia mundial y la caída de Jerusalem (586 A.M.) y hasta probablemente, la destrucción de Edom por manos de los Babilonios cinco años después de la caída de Judá.
- En tercer lugar están aquellos que sugieren fechas alternas basados en incursiones a Judá donde se menciona a Edom, leemos por ejemplo:
“Hubo tres ocasiones en la historia de Judá en que se dio una situación semejante. La primera sucedió durante el reinado de Joram (853-841 A. de C.) Edom se reveló contra Judá durante ese tiempo (2R. 8:20-22; 2 Cr. 21:8-10), y los de Arabia y filistea devastaran seriamente la tierra (2 Cr 21:16-17). La segunda ocasión fue durante el reinado de Acaz (743-715 A. de C.), en ese tiempo, Edom estuvo implicado en un ataque contra Judá (2 Cr. 28:16-17) y los filisteos invadieron la tierra (2 Cr. 18:18). La tercera ocasión fue cuando Jerusalem cayó a manos de Nabucodonosor en el año 586 A. de C. (2 R. 25:1-21; 2 Cr. 36:15-20). La ciudad sufrió grandísimos daños en aquella ocasión, pero no hubo ningún ataque directo de parte de Edom, aunque parece ser que los Edomitas se alegraron de que Judá fuera destruida por babilonia (cf. Sal. 137:7)” (Leó J. Wood, Los profetas de Israel, Pág. 272-273)
Como lo hemos visto resulta difícil identificar la fecha exacta en la que el profeta desarrolló su ministerio. Debido a las incursiones Edomitas en territorio judío no es posible determinar con total exactitud la fecha del ministerio de Abdías.
En Mikdash Meat, consideramos la segunda posición como la más probable: Esto es, que el profeta desarrolló su ministerio en la época de la destrucción de la ciudad por manos de los Babilonios (586 AEC).Esta parece la más indicada por la envergadura que tuvo este ataque, este conflicto duro casi veinte años desde el 606 A.M cuando ocurrió la primera envestida, luego hubo una segunda (598 A.M.) y finalmente la destrucción de la ciudad y el templo y finalmente el exilio (586 A.M.).
Edom era la región situada al sureste de Judá, que habitaron los descendientes de Esaú. La capital Idumea tenía el nombre de Sela en hebreo, más conocida por su nombre en griego, Petra. Su situación resultaba casi inaccesible; el acceso normal era a través de un desfiladero, cuyas escarpaduras se levantaban a unos 90 metros de altura. En aquellas cimas los habitantes se creían inexpugnables; y de ahí su autosuficiencia.
Su soberbia tenia fundamentos de roca, la ciudad era casi inaccesible, y ellos se gloriaban de eso, sabían que ningún mortal podía derrotarlos, pero en realidad su historia cambió, cuando se levantaron ejércitos que cumplirían los oráculos de los profetas divinos que advertían su destrucción. A pesar de su confianza en su inexpugnable ciudad y sus dotes de sabiduría, su orgullo sería humillado y cortado de raíz para que nunca su ciudad volviera a ser construida.
Su soberbia tenia fundamentos de roca, la ciudad era casi inaccesible, y ellos se gloriaban de eso, sabían que ningún mortal podía derrotarlos, pero en realidad su historia cambió, cuando se levantaron ejércitos que cumplirían los oráculos de los profetas divinos que advertían su destrucción. A pesar de su confianza en su inexpugnable ciudad y sus dotes de sabiduría, su orgullo sería humillado y cortado de raíz para que nunca su ciudad volviera a ser construida.
Abdías no era, ni es, el único profeta que vaticina el final de Edom. Abdías encuentra motivos de su destrucción en su orgullo, arrogancia, soberbia, cosas que lo llevaron a burlarse e incluso a ser partícipe del declive de su hermano Israel.
Amós da otra lista por la cual Edom iría a la destrucción, y su juicio sería ser destruido por fuego, tal como lo declara en su libro:
“Así ha dicho Adonay: Por tres pecados de Edom, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque persiguió a espada a su hermano, y violó todo afecto natural; y en su furor le ha robado siempre, y perpetuamente ha guardado el rencor. Prenderé fuego en Temán, y consumirá los palacios de Bosra.” (Amos 1:11-12)
Los cargos por los cuales Edom sería castigado son parecidos a las mencionadas por Abdías, pero Amos resume en una frase lo que había llevado a Edom a la enemistad con Israel: Guardar rencor en contra de su hermano.
Y fue ese rencor lo que lo llevó a perseguir a los hijos de Israel y burlarse en el día de su infortunio o en los días en los cuales Israel había vivido momentos de tensión militar, ofensivas que lo habían dañado y lo llevaron finalmente al exilio.
Sobre Edom se vierten oráculos similares a los de Babilonia y Nínive, esto es que nunca sería reedificado, sino que se convertiría en ruinas perpetuas. Nunca en la historia esas naciones se han vuelto a erguir, sino que siguen estando en la soledad de las arenas que una vez las vieron florecer. Como lo dijo el profeta Yirmiyahu:
“Y se convertirá Edom en desolación; todo aquel que pasare por ella se asombrará, y se burlará de todas sus calamidades. Como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra y de sus ciudades vecinas, dice Adonay, así no morará allí nadie, ni la habitará hijo de hombre.” (Jeremías 49:17-18)
Jeremías fue testigo de lo ocurrido a la ciudad de Jerusalem y probablemente también presenció o escuchó como Edom había actuado en contra de su pueblo, cuando este estaba siendo humillado por Nabucodonosor.
No solo Jeremías había experimentado el quebranto de su pueblo, sino también Ezequiel. El había sido llevado cautivo en la segunda incursión militar de los Babilonios (598 AEC [2 Reyes 24:14]). Es muy probable que Ezequiel también fuera testigo del desdén de Edom y por ello Adonay habló a través de él y da uno de los oráculos más extraordinarios en contra de Edom.
“Así ha dicho Adonay el Señor: Por lo que hizo Edom, tomando venganza de la casa de Judá, pues delinquieron en extremo, y se vengaron de ellos; por tanto, así ha dicho Adonay el Señor: Yo también extenderé mi mano sobre Edom, y cortaré de ella hombres y bestias, y la asolaré; desde Temán hasta Dedán caerán a espada. Y pondré mi venganza contra Edom en manos de mi pueblo Israel, y harán en Edom según mi enojo y conforme a mi ira; y conocerán mi venganza, dice Adonay el Señor.” (Yehezkel 25:12-14)
Para más información sobre el increíble cumplimiento de las profecías sobre Edom, consultar el comentario a la parasha Vayishlaj en: Parasha Vayishlaj
Estas acusaciones están en los versos 12 al 14, y estos rezan de la siguiente manera:
- No debiste tú haber estado mirando en el día de tu hermano, en el día de su infortunio;
- No debiste haberte alegrado de los hijos de Judá en el día en que se perdieron.
- Ni debiste haberte jactado en el día de la angustia.
- No debiste haber entrado por la puerta de mi pueblo en el día de su quebrantamiento;
- No debiste haber mirado su mal en el día de su quebranto,
- Ni haber echado mano a sus bienes en el día de su calamidad.
- Tampoco debiste haberte parado en las encrucijadas para matar a los que de ellos escapasen;
- Ni debiste haber entregado a los que quedaban en el día de angustia.
Estos versos nos dan la pauta para entender al profeta cuando lo asocia a la soberbia y al orgullo, sobre todo cuando le reprocha su odio hacia su hermano; resulta difícil de creer que los Edomitas se alegraran del mal que estaba sufriendo su hermano. Judá estaba en la peor situación de su historia, la destrucción, la conquista y el exilio se habían unido para castigar al pueblo que se había apartado de su hacedor y que ahora estaba rindiendo cuentas por el rompimiento del pacto.
Edom cometió el peor error de su existencia, esto es, no mantener el pacto de hermanos que habían concertado sus padres fundadores. Ellos como individuos se reconciliaron, pero los descendientes de Esaú mantuvieron una actitud negativa hacia sus hermanos, y ahora quedaba demostrada. No solo se burlaban de la desgracia de Judá, sino también se unieron al saqueo y finalmente se convirtieron en el tiro de gracia, hacia sus hermanos.
“Oh Adonay, recuerda contra los hijos de Edom el día de Jerusalem, Cuando decían: Arrasadla, arrasadla Hasta los cimientos.” (Salmos 137:7)
Los que lograban escapar de la espada del invasor, caían ante la espada de Edom, hoy en día no queda duda que su maldad sería castigada y que su soberbia solo sería parte de la historia. Así se cumplió el oráculo del profeta Yehezkel:
“Así ha dicho Adonay el Señor: Para que toda la tierra se regocije, yo te haré una desolación. Como te alegraste sobre la heredad de la casa de Israel, porque fue asolada, así te haré a ti; asolado será el monte de Seir, y todo Edom, todo él; y sabrán que yo soy Adonay.” (Ezequiel 35:14-15)
Bajo las alas de Dios de Israel
Francisco Hidalgo