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Levítico 16:1-18:30

Haftará: Ezequiel 22:1-16

Yom Kippur: Purificación y renovación nacional.

En esta parasha leemos sobre el día de Yom Kippur, el día de purificación nacional decretado en la Torá y el momento de la expiación de los hijos de Israel y el mobiliario del templo. Muchas interrogantes rodean este tema como la razón de dos machos cabríos en Yom Kippur, que hacía necesario Yom Kippur, etc. Intentaremos resolver a grandes rasgos algunas interrogantes acerca de este día tan especial para El Eterno y el pueblo judío.

Después de describir las diversas impurezas que conllevan inmundicia ritual o ceremonial (Lv. 12-15) la Torá introduce el mandato de El Eterno a Moisés, en donde se describe el proceso de Yom Kippur. La relación es obvia: Yom Kippur esta después, temáticamente en la Torá, debido a que es la manera de purificar precisamente lo que se ha descrito anteriormente. Tanto pecados como impurezas físicas conllevan impurificación ritual y Yom Kippur es la manera anual de contrarrestar esto para evitar que la presencia del Eterno termine marchándose del templo.

De hecho, la Torá introduce el tema de Yom Kippur de la siguiente manera:

“Habló El Eterno a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, cuando se acercaron delante del Eterno, y murieron.” (Levítico 16:1)

La Torá introduce el capítulo de Yom Kippur con una mención de la muerte de los hijos de Aaron. Como hemos comentado en parashot anteriores, el contacto literal o simbólico con muerte o abandono de vida es lo que causaba prácticamente todas las impurezas rituales. El contacto con muerte era algo que causaba la mayor impureza ritual posible; de este modo, la Torá relaciona la narración de Yom Kippur con la muerte de los hijos de Aaron, para enfatizar la gran impurificación ritual que esto causó. La muerte de los hijos de Aaron ocurrió en el tabernáculo, siendo una causa de impurificación ritual primaria y de gran urgencia y trascendencia. Aquellas impurificaciones de gravedad mayor tenían que ser expiadas en Yom Kippur puesto que incluso contaminaban ritualmente el lugar santísimo.

De esta manera, Yom Kippur era el día de renovación espiritual en Israel, era un día que marcaba un año más de gozar de la presencia divina; sin el procedimiento de Yom Kippur y una espiritualidad buena de los hijos de Israel, la Shejiná (presencia divina) tarde o temprano acabaría por marcharse. Lo más importante para Israel era que la presencia de El Eterno estuviera en medio de su pueblo en su tabernáculo, tal como Moisés dijo:

“¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?” (Éxodo 33:16).

Nacionalmente, mantener la presencia de El Eterno en el tabernáculo y cumplir las prescripciones de nación de pacto, eran la prioridad número uno. Lastimosamente como sabemos, la presencia del Eterno terminó yéndose del templo de Salomón (como lo registra Ezequiel) por causa de las múltiples impurificaciones y pecados del pueblo. Yom Kippur era la renovación espiritual de Israel y la continuidad de la armonía en la relación entre El Eterno y su pueblo.

Yom Kippur era la oportunidad de hacer una purificación del más alto nivel y de las más graves impurificaciones. A pesar de que otros sacrificios se ofrecían regularmente de manera más frecuente, el procedimiento de Yom kippur era igualmente necesario. ¿Por qué era necesario si había sacrificios diarios? Podemos mencionar al menos tres razones más importantes:

  • Los sacrificios de días normales tenían una connotación más personal que colectiva. Yom kippur era la renovación nacional de la comunión entre El Eterno y el pueblo.
  • Los sacrificios diarios hacían expiación por el altar del holocausto y por la persona para que El Eterno morara ahí y para que el oferente pudiera estar en semejante lugar. Yom kippur era el único día donde se hacía expiación por el kodesh kadashim (Lugar santísimo) y lo que en el estaba. Este tipo de purificación únicamente podía hacerse una vez al año. (Levítico 16:33, Exodo 30:10).
  • Debido a las muchas impurezas de los hijos de Israel que no eran purificadas diariamente por “x” o “y” razón, cada año el sumo sacerdote tenía que hacer una expiación por todo lo que componía el tabernáculo. Está escrito en la Torá: “Y hará la expiación por el mikdash hakodesh, y el tabernáculo de reunión; también hará expiación por el altar, por los sacerdotes y por todo el pueblo de la congregación” (Levítico 16:33).
  • En Yom Kippur también se hacía una expiación sumaria por los pecados intencionales que los hijos de Israel habían cometido; algo que no se alcanzaba con los sacrificios traídos ocasionalmente por un individuo. Daniel Lancaster nos dice de esto:

“(las ofrendas de purificación) purificaban el santuario de los pecados involuntarios de Israel, pero ellos no ofrecían al santuario purificación por la contaminación contraída por los pecados intencionales de la nación. Dejado sin purificar, el nivel de contaminación podía alcanzar un punto crítico en el que la presencia de Dios se retiraría del santuario. El sumo sacerdote prevenía que la impureza alcanzara ese nivel espiritualmente toxico al entrar al lugar santísimo una vez al año y realizar un ritual de purificación” (Torah Club vol. V: Depths of the Torah, pág. 1043, Daniel Lancaster, First Fruits of Zion, 800.775.4807, www.ffoz.org. Traducción del autor)

Derek Leman nos dice:

“Se asume que el santuario se contamina por pecados sin arrepentimiento y por medio de Israelitas fallando en purificar sus impurezas. El propósito del sistema de sacrificios, por lo tanto, no era expiar por completo al pueblo, transformándolos para vida eterna. Era, más bien, para limpiar el templo de la contaminación causada por la muerte humana y el pecado para que Dios habite en un área simbólicamente libre de la muerte y el pecado. Las personas también deben ser limpiadas para que puedan ser capaces de acercarse a Dios en el altar, habiendo tenido la contaminación de la muerte simbólicamente eliminada. El santuario de Israel era un microcosmos del cielo, un lugar en donde la presencia de Dios habitó literalmente, tal como en el cielo y un lugar que fue purificado del residuo de la muerte y la transgresión. Si la casa terrenal tenía que ser purificada continuamente y el pueblo requería limpieza para acercarse, se deduce que cuando venga lo perfecto necesitaremos algo más extensivo que la purificación ritual. La expiación del Templo implica la necesidad de algo más grande, que es descrito por el profeta sacerdotal Ezequiel, como una aspersión divina con agua limpia, recibiendo un nuevo corazón y espíritu, y siendo dotados con el Espíritu de Dios (Ezequiel 36: 25-27). Nuestra preparación para vivir permanente con Dios necesitaría ser mayor que el símbolo, que era el templo.” (Daily Portion 4-18, Derek Leman)

Estas razones hacían que Yom Kippur no pudiera ser sustituido por los sacrificios regulares, pues había necesidad de una expiación colectiva, sumaria y de mayor trascendencia. Descuidar esto equivalía a ser negligentes con la parte más íntima e importante del tabernáculo, y posteriormente del templo: El lugar santísimo (Kodesh Kadashim).

Yom kippur era la oportunidad de una renovación colectiva, era declarar solemnemente el deseo de que El Eterno siguiera morando en medio de su pueblo en el tabernáculo. Era como decir: “aquí estamos, somos tu pueblo y te amamos. Queremos que tú presencia esté con nosotros siempre, ¡Haz de nosotros tu heredad! ¡Hemos pecado en este año pero queremos tu perdón y expiación! ¡No nos abandones!”.

Se ha discutido mucho sobre la ceremonia de los dos machos cabríos. Una opinión indica que el macho cabrío enviado al desierto representaba el alejamiento de los pecados de Israel. Gráficamente esto significaba que los pecados de la nación y sus impurezas habían sido alejados de El Eterno y el moraría siempre entre su pueblo.

Otra opción indica que el macho cabrío que se ofrecía en expiación era símbolo de muerte y el macho cabrío que se enviaba al desierto era símbolo de vida. Simbólicamente, la nación experimentaba una nueva vida cada Yom kippur y la diferencia yacía en la purificación ritual (expiación) que se llevaba a cabo ese día.  La costumbre de despeñar el macho cabrío “Para Azazel” parece haber sido adoptada tardíamente, para evitar la noción de un sacrificio u ofrenda a otro ser (Mishná Yoma 6:6).

Mientras todo esto sucedía, cada hijo de Israel debía de cesar labores y ayunar para demostrar que la verdadera espiritualidad era la final condición para que El Eterno morara entre su pueblo, tal como se nos dice:

“Día de reposo (Shabbat Shabbaton) es para vosotros, y afligiréis vuestras almas; es estatuto perpetuo.” (Levítico 16:31)

“Y Samuel dijo: ¿Se complace El Eterno tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de El Eterno? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.” (1 Samuel 15:22).

“Mis santuarios menospreciaste, y mis días de reposo has profanado. Calumniadores hubo en ti para derramar sangre; y sobre los montes comieron en ti; hicieron en medio de ti perversidades.” (Ezequiel 22:8-9)

El ritual simbólico y ritual era importante, pero mayormente el arrepentimiento y la espiritualidad del pueblo que era, a la postre, lo que causaría una acumulación de pecados e impurezas grande, imposible de tolerar por la santidad de la presencia divina.

Es pues este el propósito principal de Yom kippur: proveer de una purificación ritual trascendente, sumaria y colectiva para hacer que la presencia del Eterno siguiera morando en su pueblo. La concepción de que Yom kippur era una ritual para alcanzar vida eterna o tener parte en el mundo venidero es un tanto anacrónica e inexacta histórica y contextualmente.

¿Qué es Yom kippur para nosotros hoy en día?

Al no estar en pie el templo de Jerusalén, y como consecuencia sin tener la gloria de El Eterno morando en él, Yom kippur pierde una gran parte de su trascendencia y significado. El propósito principal de Yom kippur era purificar a la nación para que la presencia siguiera morando entre el pueblo; sin templo esto no puede cumplirse lógicamente. Sin embargo, esto no significa que no tenga ningún significado para nuestros días, puesto que podemos aprender muchísimas cosas de Yom kippur y celebrar el ayuno para obtener un increíble crecer espiritual.

Los creyentes en Yeshúa hemos recibido el poder de lo alto que nos permite vivir en victoria sobre el pecado, el creyente en Yeshúa recibió el Espíritu santo de la promesa y podemos ir a Yom Kippur con la firme resolución de abandonar ciertas áreas de pecado en nuestra vida. Yom kippur es la oportunidad de reflexionar en nuestro caminar con el Eterno, y mediante el espíritu de poder que se nos ha dado, abandonar de una vez por todas nuestros pecados.

Yom kippur es la oportunidad de renovarnos y reconciliarnos con nuestro padre. La relación no está en peligro por el merito del justo de justos, pero nuestros pecados pueden mermar la armonía de la relación. Nuestro padre nos espera en esta cita, iremos ante él quebrantados de corazón pues eso no es despreciado por él.

¿Cuál es el sentido que tiene para un creyente en Yeshúa guardar el ayuno de Yom kippur? ¿Esta nuestro destino eterno en juego cada Yom Kippur? Absolutamente no, ciertamente hemos recibido vida eterna y el perdón total de nuestros pecados mediante la sangre de Yeshúa HaMashiaj; esto no está en discusión, ni se debe de celebrar Yom Kippur para obtener salvación o vida eterna, esto es algo que fue hecho por el sacrificio eterno del cordero de Elohim.

El nos liberó del poder y de la condena eterna del pecado. Esto no anula el hecho de que continuamos pecando día a día hasta el día de la resurrección (donde seremos libres de la presencia del pecado), esto hace que necesitamos un arrepentimiento continuo y buscar el rostro de El Eterno para recibir su perdón como padre. Yom kippur es el día perfecto para renovar nuestra devoción a El Eterno y recibir su perdón como Padre. Este es el día en donde venimos ante nuestro padre, humillados y quebrantados para que nuestra relación se renueve.

¡Que siempre podamos renovarnos hasta que el día de la consumación llegue!

שלום שבת

¡Shabbat Shalom!

Isaac Bonilla

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