Bamidbar (Números) 22:2-25:9
Haftara: Mika (Miqueas) 5:6-6:8
Bilam: Ruaj Hakodesh (Espíritu santo) entre los gentiles
La parasha de esta semana nos habla acerca de las profecías de Bilam. Si hay una parasha en Números que podría competir en belleza poética con cualquier verso o prosa de la antig¨edad, esta sería sin duda la Parasha Balak. La parasha de esta shabbat nos muestra los oráculos de Bilam, el profeta gentil que trataba de decir una maldición por sueldo contra Israel, pero que simplemente no podía ir en contra de la voluntad del Eterno.
La poesía de Bilam y la manera en como anuncia sus oráculos es excepcionalmente exquisita. Alguien ha podido notar que Bilam de hecho tiene quizás la más explícita y hermosa de todas las profecías mesiánicas de la Torah: El anuncio de la estrella de Jacob, el cetro de Israel que gobernará a todos los hijos de Set. ¡Bilam no tiene mucho que envidiarle a Moshe en este sentido dirá alguno!
En esta ocasión hablaremos sobre el papel de Bilam y su persona desde la perspectiva judía y en la literatura rabínica. Esto es muy importante para entender el impacto del pueblo judío y la dadiva de la profecía a la nación sacerdotal, las promesas del reino de los cielos y la inmensa misericordia del Eterno.
Ha habido mucha controversia en torno a Bilam. ¿Qué era? ¿Un profeta o un adivino? Esas dos opciones han estado en debate desde hace algún tiempo y es bueno saber esto antes de comenzar con nuestro estudio.
Por un lado se nos dice que Bilam era un adivino, tal como está escrito:
“También mataron a espada los hijos de Israel a Balaam el adivino, hijo de Beor, entre los demás que mataron.” (Yehoshua [Josue] 13:22).
Sin embargo, la mención de Bilam como adivino es problemática. ¿Cómo es posible que Bilam tuviera revelación de Hashem si era adivino? ¿Acaso un adivino no es asociado a las fuentes ocultas más que al Creador del universo y su revelación pura? El solo hecho de poder consultar a Hashem, hace a Bilam un profeta y no un adivino. Su mención de adivino necesita explicación.
Tanto los apóstoles como los sabios de Israel consideraron que Bilam era un profeta. Leemos por ejemplo en la carta de Shimon Kefa (Pedro) lo siguiente:
“Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad, y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta.” (2 Pedro 2:15-16).
Claramente Kefa menciona a Bilam como un profeta. Sin embargo, él “dejó el camino recto” y se extravió amando el precio de la iniquidad. Este verso esclarece nuestro entender del caso de Bilam: El inició siendo un profeta de Hashem; sin embargo por haber amado el precio de maldad y por querer usar su don profético con fines de lucro terminó siendo considerado un adivino.
Este también fue el entender de Maimonides, quien escribe en unos de sus libros lo siguiente:
“Debes saber que Bilam igualmente pertenecía a esta clase, cuando era bueno, como está indicado por las palabras ‘Y puso Elohim una palabra en la boca de Bilam’ (Nm. 23:5). Bilam habló por inspiración divina; él por lo tanto dice de sí mismo, ‘el que ha oído las palabras de Dios’ (Números 25:4)” (Maimonides, Guía de los perplejos 2:42,25).
De esta manera podemos entender que ambas ideas no son contradictorias sino complementarias. Debemos de guardarnos de pretender obtener lucro de las cosas de Hashem, ese no es el fin puro que debemos perseguir; aquel que no se dedica a Hashem y al estudio de su palabra por amor a él sino por amor al dinero, es de los discípulos de Bilam, quien pasó de profeta a adivino.
Bilam es visto en la literatura rabínica como un gran profeta, de hecho es visto como el más grande profeta que se ha levantado de entre las naciones, tan grande como Moshe. Leemos que: “No se levantó otro profeta como Moshe en Israel, pero si se levantó tal profeta entre las naciones. El era Bilam” (Sifre Devarim 34:10).
Algunas autoridades rabínicas indican que Hashem dejo de enviar profetas gentiles por causa de lo que Bilam hizo con su don. A pesar de ello, en escritos rabínicos encontramos que en su misericordia, Hashem levantó entre las naciones personas justas con cierto nivel de profecía.
Por ejemplo, leemos en el talmud:
“Siete profetas profetizaron a los gentiles, esto es, Bilam y su padre, Job, Elifaz el Temanita, Bildad el Suhita, Zofar el Naamatita, y Elihu el hijo de Barajel el Buzita” (Baba Batra 15b).
Salvo estas excepciones, la palabra profética se confió a la nación sacerdotal, esto es Israel, quien sería el medio por el cual la palabra de Hashem vendría, tal como se dice en Romanos 3:1:
“¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿O de qué aprovecha la circuncisión? Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios.”
El pueblo sacerdotal escogido por Hashem, esto es el pueblo judío, sería el encargado de ser el canal de revelación al mundo. El caso de Bilam es una excepción a la regla juntamente con otros profetas según el talmud; de hecho, es visto por autoridades rabínicas como el caso que rompió la regla en gran manera y que llevó a Hashem a no dar ese nivel de profecía a más gentiles.
¿Sería esto para siempre? ¿Estarían los gentiles perpetuamente sin poder tener el espíritu de Hashem y un nivel de profecía por lo menos bajo? ¿La Ruaj Hakodesh sería perpetuamente una dadiva exclusiva del pueblo judío? Como veremos esto cambiaría en los días del Mesías.
Muchos rabinos entendieron que el espíritu de Hashem sería derramado sobre los gentiles en los días del Mesías. El famoso pasaje de Joel 2:28 establece lo siguiente:
“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.” (Yoel 2:28-29).
La mención de que el espíritu de Hashem sería derramado sobre “toda carne” hizo preguntarse a los rabinos si esto era una referencia a todo judío o a todo ser humano. Una opinión establece que se refiere únicamente al pueblo judío, esta es la opinión de Radak (Rabi David Kimhi); sin embargo otras autoridades establecen que tendría un alcance universal.
Por ejemplo, Abarbanel señala que “Toda la humanidad obtendrá este claro reconocimiento del Todopoderoso, pero solo los hijos de Israel alcanzarán el nivel de profecía” (Rabbi Matis Roberts, Trei Asar, The twelve prophets, 1:172).
En el Midrash Tanna Debe Eliyahu encontramos el siguiente comentario:
“Traigo a los cielos y a la tierra para presenciar que el espíritu santo descansa en un no judío como también en un judío, sobre una mujer como también en un hombre, sobre un siervo como también en una sierva” (Citado de Abelson, The immanence of God in Rabbinical literatura, 277).
Rashi también se une a esta línea de pensamiento exponiendo que la frase “Toda carne” alude a el “corazón de carne” de Ezequiel 36. El indica que el espíritu santo en los días del Mesías estará sobre todos aquellos que sean receptivos al Altísimo. El Mesías será la clave para llevar el espíritu Santo a un nivel universal, El Israelita por excelencia, la semilla de Abraham será aquel por cuya causa, el espíritu de Hashem habite en toda lengua, tribu y nación.
Por causa del Mesías, la salvación y el derramamiento del espíritu de Hashem ha venido como nunca antes, como discípulos del Maestro disfrutamos de un anticipo de la era Mesiánica. Todos los creyentes en Yeshua, que hemos nacido de nuevo, tanto judíos como gentiles, hemos recibido el espíritu santo profetizado en el Tanaj. La escritura lo llama “espíritu de adopción” por causa del sentir de ser hijos que genera en nosotros y también “Espíritu del Mesías” por ser parte del espíritu que habitaba en él. Leemos por ejemplo:
Por causa del Mesías, la salvación y el derramamiento del espíritu de Hashem ha venido como nunca antes, como discípulos del Maestro disfrutamos de un anticipo de la era Mesiánica. Todos los creyentes en Yeshua, que hemos nacido de nuevo, tanto judíos como gentiles, hemos recibido el espíritu santo profetizado en el Tanaj. La escritura lo llama “espíritu de adopción” por causa del sentir de ser hijos que genera en nosotros y también “Espíritu del Mesías” por ser parte del espíritu que habitaba en él. Leemos por ejemplo:
“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba!” (Romanos 8:15).
Por causa del Mesías, el espíritu de Hashem mora en cada creyente, es él, Yeshua HaMashiaj, la estrella de Jacob vista por Bilam, por quien hemos sido aceptados eternamente por Hashem. únicamente aguardamos la era Mesiánica en donde la plenitud vendrá y veremos a toda la humanidad siendo iluminada por el conocimiento de Hashem, como las aguas cubren la mar.
¡Que sea prontamente y en nuestros días!
Shabbat Shalom!
Isaac Bonilla