Shemot (Exodo) 10:1-13:16
Haftará: Jeremías 46:13-28
Resumen de la parasha: El Eterno anuncia la octava plaga, langostas vendrán sobre toda la tierra de Egipto y comerán lo que dejó el granizo; Moisés anuncia esto al faraón y este, persuadido por sus siervos, acepta dejar ir al pueblo, pero únicamente los varones, sin los niños. Moisés indica que todos tienen que ir y son expulsados de la presencia del faraón. La langosta viene y causa grandes estragos en la tierra de Mitzraim (Egipto), faraón ruega a Moisés que retire la langosta y que ore a El Eterno para que perdone su pecado al menos solo esta vez. Moisés ora a El Eterno y las langostas se retiran; sin embargo, El Eterno endurece el corazón del Paro. El Eterno trae la plaga de las tinieblas durante 3 días sobre la tierra de Egipto, de manera que ninguno ve a su prójimo durante ese tiempo. Faraón deja ir a todo el pueblo con la condición de que no se vayan las ovejas; Moisés indica que ni una pezuña quedara pues no saben que les pedirá El Eterno de sacrificio. Faraón los expulsa de su presencia, advirtiendo a Moisés no ver más su rostro. El Eterno anuncia la muerte de los primogénitos, desde el primogénito del faraón hasta el de la sierva que está en el molino morirán; mas de los hijos de Israel no morirá ninguno. Para escapar de la plaga, los hijos de Israel tendrán que apartar un cordero el día 10 del mes de Aviv, guardarlo por 4 días e inmolarlo el día 14, su sangre tendría que ser puesta en los dinteles y postes de las casas. La carne del cordero sería comida asada por los hijos de Israel con panes sin levadura (Matzot) y hierbas amargas (Maror), en la noche del 15 de aviv. El heridor pasaría sobre (En hebreo: pasaj) las casas de los hijos de Israel, sin haber muerte ahí al ver la sangre en las puertas. Ese día será de perpetua memoria para los hijos de Israel, se instituye la celebración de la fiesta de panes sin levadura (Jag HaMatsot). A la medianoche, hay gran llanto en Egipto pues no había casa donde no hubiera un muerto. Faraón no se resiste más, y deja ir al pueblo, los egipcios apresuran al pueblo para que se marchen y estos se van desde Ramsés hasta llegar a Sukot. El Eterno ordena que todos los primogénitos de los hijos de Israel sean dedicados a Él, por causa de lo acontecido en Egipto, y ordena que las generaciones venideras conozcan la historia de la salida de Mitzraim en la fiesta de los panes sin levadura.
Pesaj y su significado hoy en día
En esta parasha leemos sobre la institución de quizás las más trascendental de las fiestas del pueblo judío; esto debido a que marca el inicio de la libertad física de Israel, su liberación de las garras de Egipto, y el inicio del calendario de festividades. Nos referimos a “Pesaj”, conocida en ingles como “Passover” y en español como “la pascua judía”.
Como todos sabemos, después de 9 oportunidades nada parecía cambiar en la persona del faraón. Quizás la única diferencia es que su corazón se endurecía cada vez más con cada plaga que pasaba, esas plagas que podían ser oportunidades de arrepentimiento, en su caso simplemente eran motivo de tropiezo y endurecimiento. El faraón quiso ser reconocido como el más obstinado de la historia de la Torá.
El Eterno anuncia la última de las plagas, algo que haría que faraón deje de ir de una vez por todas a los hijos de Israel, esto es la plaga de los primogénitos. Después de esto, dice El Eterno, el faraón no se resistirá más en dejarlos ir. Sin embargo, esta plaga sería diferente en algo: los hijos de Israel debían hacer algo para escapar de la plaga, a todo el procedimiento se le conoció como “La pesaj del Eterno”.
La Pesaj es ordenada en Exodo 12:1-28. Para no verse afectados, los hijos de Israel tenían que tomar un cordero el día 10 de Aviv (Exodo 12:3), debían de guardarlo por cuatro días y matarlo el día 14, entre las dos tardes (Exodo 12:6). Su carne sería comida con panes sin levadura y hierbas amargas (12:8) y su sangre sería puesta en los dinteles y postes de las casas de los hijos de Israel (12:22).
Al hacer esto, la sangre sería señal para que el Angel del Eterno (referido con el nombre personal de El Eterno por principio de agencia, esto es, “el enviado es igual al que lo envió”) evitara la muerte en esa casa. La Torá dice que el ángel del Eterno “pasará sobre (hb: Pasaj) aquella puerta” (Exodo 12:23, hebreo en paréntesis añadido).
Es por esto, que el nombre de la festividad es “Pesaj” pues viene de la raíz de “Pasar sobre” (Pasaj) en hebreo y conmemora cuando el ángel pasó sobre las casas de Israel, no matando ninguno de sus primogénitos.
A parte de los elementos que la biblia ordena, esto es, panes sin levadura, cordero y hierbas amargas, los sabios del pueblo judío instituyeron más elementos como las cuatro copas de vino para recordar los actos salvadores del Eterno (para más información sobre las cuatro copas de vino y la derivación bíblica que los sabios hicieron, ver el comentario a la parasha Vaera).
Es bueno aclarar que la sangre únicamente se puso en los dinteles de las puertas en la pesaj de la salida de Egipto. Después de salir de Egipto, El Eterno ordenó que la noche se guardara por todas las generaciones de los hijos de Israel; sin embargo, al ser una remembranza, no era, necesario poner la sangre del cordero nuevamente en las puertas, sino únicamente participar de la cena y hacerlo según sus leyes. (Muy importante aclarar por la falsa noción, que hasta hoy en día, ¡los judíos aplican sangre en sus casas en Pesaj!).
Aquella noche tenía que ser muy importante y tenía que ser una “noche de guardar” (interpretado algunas veces como “Noche de vigilia”) para los hijos de Israel. Sería un mandamiento muy importante relatar la salida de Egipto a sus descendientes para que nunca se olvidaran de sus humildes inicios y como El Eterno los libró de Egipto. Leemos en la Torá:
“Y cuando entréis en la tierra que El Eterno os dará, como prometió, guardaréis este rito. Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro?, vosotros responderéis: Es la víctima de la pesaj de El Eterno, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas.” (Éxodo 12:25-27).
“Y lo contarás en aquel día a tu hijo, diciendo: Se hace esto con motivo de lo que El Eterno hizo conmigo cuando me sacó de Egipto.” (Éxodo13:8).
Debido a esto, Pesaj sería “la madre de todas las fiestas” pues conmemoraba la salida de Egipto, ya que el cordero fue comido el mismo día en que ellos fueron liberados del faraón y marcharon libres. Tan es así, que El Eterno ordenó que el mes de Aviv (más tarde también llamado Nisan) fuese el primero de los meses del año, tal como está escrito:
“Vosotros salís hoy en el mes de Aviv.” (Éxodo 13:4).
“Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año.” (Éxodo 12:2).
Cada vez que un judío se reúne a participar de la cena de Pesaj con otros judíos, se está celebrando la increíble bondad del Eterno, se está dando un mensaje al mundo: El Eterno es bueno y actúa dentro de la historia, él tiene un propósito para el pueblo judío y para el mundo entero. Su gran poder ha estado y estará con nosotros. No importa la persecución, siempre seremos como la zarza que arde pero nunca se consume. En esta noche, cada judío declara solemnemente la realidad de lo que se dice: “Yo soy El Eterno tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.” (Exodo 20:2).
El mensaje también tiene un gran significado para el mundo entero: El Eterno esta aquí, con nosotros, por nosotros, no es únicamente “El creador de los cielos y la tierra”, él también es “El Dios que te sacó de Egipto”. El es el Dios que no únicamente creó, sino que también sostiene a la creación y tiene cuidado de todos nosotros. Si su misericordia se fija en un pueblo esclavo para redimirlo, ¿Cuánto más en alguien libre? Si su poder bastó para sacar a una nación de la aflicción, ¿Cuánto más a un individuo?
Pesaj tiene un gran significado, al judío primeramente pero también al no judío. En su narración vemos el poder del Eterno, su misericordia, su gracia y podemos decir junto al salmista: “¡¡Hodu L’Adonay Ki Tov. Ki le’olam Jasdo!! (¡¡Alaben al Eterno pues es bueno. Porque para siempre es su Bondad!!)”.
Pesaj: ¡He aquí el cordero!
Cuando vemos detenidamente en la Torá, el titulo “Pesaj” es usado para hablar del cordero más que de la festividad, esto puede ser visto en el libro de Shemot (Éxodo), donde leemos:
“Y Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pesaj.” (Éxodo 12:21).
El cordero mismo era “la pesaj de El Eterno” como podemos ver en este y en muchos versículos donde se habla de “comer la pesaj” o de “sacrificar la pesaj”. El cordero era central en Pesaj cuando el templo estaba en pie y era la primera cosa necesaria en la cena.
El cordero de Pesaj, a parte de su significado histórico en la salida del pueblo judío de Egipto, también es una alusión mesiánica. El cordero de Pesaj anunciaba lo que Yeshúa nuestro Mesías haría por nosotros en aquel 14 de Aviv cuando murió en una cruz.
El profeta Isaías había dicho del Mesías lo siguiente: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas El Eterno cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.” (Isaías 53:6-7).
La imagen de un cordero inocente, sin mancha, eran símbolos para hablar de la suprema inocencia del Rey Mesías quien moriría por el pecado de Israel y del mundo aunque “nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca” (Isaías 53:9).
Cuando Yohanan El inmersor (Juan El Bautista) vio a Yeshúa nuestro Maestro en el rio Jordan, exclamó una descripción profética sobre él, quizás una de las más bellas y de más trascendencia, leemos que él dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:29).
El cordero, símbolo de pureza e inocencia, de sumisión y dulzura, es sin duda alguna la metáfora más poderosa para describir a nuestro Maestro: inocente, integro, sin mancha, pero también sumiso a la voluntad del Eterno para dar la vida por cada uno de nosotros. Como se dice de él:”Con todo eso, El Eterno quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento” (Isaías 53:10).
No es una casualidad todo lo que se dio en aquel 14 de Aviv ni en los días anteriores. Hay numerosos paralelos entre el cordero de Pesaj y Yeshúa nuestro Maestro. Sin duda alguna, toda su muerte fue planeada por El Eterno desde antes de la fundación del mundo (1 Kefa [Pedro] 1:19-20), y por ello, su muerte es tan similar a lo sucedido con el cordero de pesaj y su capacidad de libertar. Consideremos algunas características del cordero de Pesaj que presagiaban la muerte del Mesías:
- El cordero debía de ser macho, sin defecto, tenía que probar ser sin defecto alguno, en hebreo “Tamim” (Exodo 12:5). Yeshúa era sin defecto y fue probado por los diferentes grupos que conformaban el judaísmo del primer siglo (Herodianos, fariseos, sacerdotes, saduceos) sin que encontrasen falla en él, tal como está escrito:
“Pues para esto fuisteis llamados; porque también El Mesías padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;” (2 Pedro 2:21-22).
“Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.” (Mateo 22:46).
- El cordero debía ser inmolado el día 14 de Aviv (Exodo 12:6). Yeshúa murió precisamente en el día 14 de Aviv el cual era el día de la preparación para la cena de Pesaj (el cordero se come cuando el día 15 inicia, después de la puesta de sol), tal como está escrito:
“Entonces los judíos, por cuanto era la preparación, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí.” (Juan 19:31). - El cordero debía ser inmolado entre las dos tardes (Exodo 12:6), en hebreo “Bein Ha’arbaim”, que es aproximadamente a las tres de la tarde (Mishna Pesajim 5:1). Yeshúa murió precisamente a las tres de la tarde (la hora novena según el cálculo judío del primer siglo, el cual contaba las horas a partir de las 6:00 AM) tal como se dice en Mateo 27:46-50.
- Ningún hueso del cordero debía de ser quebrado (Exodo 12:46), Ningún hueso de Yeshúa fue quebrado por los romanos pues ya había muerto, y no hubo necesidad de eso para acelerar su muerte, tal como se nos dice: “Mas cuando llegaron a Yeshúa, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo.” (Juan 19:33,36).
- El cordero debía ser comido con panes sin levadura y hierbas amargas (Exodo 12:8). Esto nos habla de la inocencia de Yeshúa, quien nunca pecó. Puesto que la levadura es a menudo un símbolo de corrupción, el pan sin levadura es su cuerpo sin pecado (La levadura en tiempos antiguos era obtenida dejando agriar un poco de masa (En hebreo: “Seor”) y añadiéndola después a masa nueva. La palabra para pan con levadura en hebreo “Jametz”, tiene la misma raíz de “Jometz”(vinagre), y “Jamutz” (agrio). Al ser esto así, la levadura era obtenida al dejar un poco de masa para que empezara un proceso de agriarse). Y además nos habla de nuestra maldad y la amargura de nuestra condenación, esto es, en las hierbas amargas. En él, su justicia fue imputada a nosotros y nuestros pecados fueron cargados a él.
- La sangre del cordero, al ser aplicada en las puertas de las casas de los hijos de Israel, produjo la libertad de Egipto; de igual manera, la sangre de Yeshúa nos ha librado del poder del pecado y ahora somos libres para poder servir al Eterno. Así como no hubo muerte en ninguna casa donde estaba la sangre del cordero, si estamos “En el Mesías” y su sangre nos ha limpiado, no habrá muerte eterna para ninguno de nosotros, tal como se nos dice:
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Yeshúa El Mesías” (Romanos 8:1).
“Y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.” (Romanos 6:18)
“Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.” (Romanos 6:22).
Estos son los principales paralelos entre el cordero de Pesaj y Yeshúa nuestro Maestro. Al igual que todos los hijos de Israel que salieron de Egipto por medio del cordero de Pesaj en la primera redención, también nosotros, judíos y gentiles, hemos salido de “nuestro Egipto”, al haber sido libertados de la condenación y el poder del pecado, en el inicio de la segunda redención. No podemos más que estar, eternamente agradecidos al Eterno por esta salvación tan grande, esta liberación, redención, expiación que él ha hecho por nosotros por medio de su Ungido. ¡Bendito sea su nombre por nuestra libertad!
En Pesaj hay dos remembranzas: La primera es la libertad física de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, esto siempre debe de ser recordado por todo judío, creyente o no creyente en Yeshúa. La libertad en Egipto fue lo que marcó el inicio de la historia de Israel, el pueblo escogido para ser una nación santa y canal de bendición del Eterno al mundo. La segunda, es la muerte de nuestro Maestro, acontecida precisamente en un 14 de Aviv, el mismo día en que se inmolaba el cordero de Pesaj. El nos dio, al judío primeramente y también al no judío, libertad espiritual. En Él, El Eterno nos perdonó todos nuestros pecados y por sus llagas, hechas como cordero llevado al matadero, hemos sido curados.
Yeshúa es nuestro cordero de Pesaj, en su primera manifestación a Israel, vino como un cordero llevado al matadero, para poder ser el sacrifico para el pecado de Israel y el mundo. Podemos decir juntamente con Shaul (Pablo) de Tarso que: “nuestra pesaj, que es El Mesías, ya fue sacrificada por nosotros.”
Shabbat Shalom!
Isaac Bonilla
De mucha bendición!
El Eterno fructifique su enseñanza