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Haftara: Yejezquel (Ezequiel) 28:25-29:21

 Resumen de la parashá: El Eterno indica a Moisés que no importa la primera reacción del faraón, El hará sus actos redentores en Egipto. El apareció a los patriarcas como “El Shaddai” mas no se dio a conocer a ellos en su nombre personal de cuatro letras (Y/H/V/H) y prometió darles la tierra de Canaán como heredad perpetua. El Eterno sacará, liberará, redimirá y tomará al pueblo de la esclavitud de Egipto a pesar de todo lo que el faraón diga o si sigue ignorando a Moisés. Moisés vuelve a los hijos de Israel, pero no lo escuchan por miedo a que faraón siga aumentando sus duras tareas. El Eterno dice a Moisés que lo ha constituido como “un Elohim” para faraón y Aaron sería su profeta. Moisés y Aarón son hijos de Amram de la tribu de Leví y se presentan delante del faraón a la edad de 80 y 83 años respectivamente. Aarón lanza su vara delante de faraón y se vuelve culebra, los hechiceros parecen replicar el milagro; pero sus varas son comidas por la vara de Aarón, el faraón se endurece. El Eterno trae sobre Egipto la plaga de la sangre, de las ranas, de piojos, conjuntos de animales (moscas), plaga sobre el ganado, ulceras y granizo, pero el corazón de faraón se endurece y no deja libre al pueblo.

“¡Levantaré la copa de la salvación!”.

En esta parashá vemos como un desconsolado Moisés, clama a El Eterno quejándose sobre su llamado. Después de ir ante Faraón, este, no dejó libres a los hijos de Israel, sino todo lo contrario: Recrudeció las labores del pueblo, exigiéndoles lo mismo sin darles paja para fabricar el ladrillo. Moisés se siente sumamente confundido, al fin del día, fue El Eterno quien lo envió y el resultado no parece ser proporcional a lo que esperaba, ¿Cómo reaccionaría El Eterno ante eso?

El Eterno indica a Moisés que él se reveló a los patriarcas con el título de “El Shaddai”, que significa “Todo-suficiente”. La palabra Shaddai está relacionada con dos palabras hebreas: “Shed” (Poder) y también “Shad” (Pecho). ¿Qué tiene que ver un pecho con poder y con El Eterno? La imagen se toma de la necesidad suplida que experimenta un bebe en el pecho de su madre, todo lo que necesita el bebe se encuentra en la leche de su madre; de igual manera El Eterno era todo lo que los patriarcas necesitaban por su gran poder. ¡Bendito sea su nombre!

Sin embargo, El Eterno declara: “Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como El Shaddai (Dios Todo-suficiente o Todopoderoso), mas en mi nombre Y/H/V/H no me di a conocer a ellos.” (Éxodo 6:3).

El Eterno indica que los patriarcas lo conocieron como El Shaddai, mas no con su nombre personal, conocido como el tetragramatón, que se translitera generalmente en versiones castellanas como “Jehová”. El tetragramatón proviene del verbo hebreo para “ser” y a Moisés le fue dicho que tenía que ver con la frase “Seré el que Seré”, traducido también como “Yo soy el que Soy”. ¿En realidad los patriarcas no conocían el nombre de El Eterno? ¿Cómo es que Abraham llamó al monte “Adonay Yire” si no lo conocía?

Debemos percatarnos que no se dice: “Mi nombre Adonay no les di a conocer a ellos” sino “no me di a conocer”, esto es, que no reveló a los patriarcas el significado de su nombre personal (aunque si conocían la pronunciación fonética del nombre) como si hizo con Moisés en la zarza ardiendo (Midrash Lejaj Tov, Yalkut Moshiaj: Vaera 1).

Los patriarcas conocieron a El Eterno como el gran suplidor de sus necesidades, el Dios que hace concebir estériles, El Dios que libra poderosamente, El Dios que guarda de todo mal, el Todo-suficiente. Sin embargo, en torno a sus promesas en un futuro considerable ellos no conocieron empíricamente la fidelidad de Dios revelada en su nombre. Ellos murieron sin heredar la tierra de Canaán.

Moisés estaba a punto de conocer a El Eterno en su atributo de fidelidad perpetua, de ahí que El mismo que ES AHORA, SERÁ SIEMPRE FIEL EN EL FUTURO. Moisés estaba a punto de atisbar a El Eterno en acción peleando por su pueblo, y guardando su pacto incluso con generaciones posteriores con fidelidad inquebrantable.

Después de explicar esto, El Eterno da cuatro promesas muy importantes en la biblia y en el judaísmo, y que serán objeto de nuestro estudio:

“Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy El Eterno; y yo os sacaré (hb: Vehotzeti) de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré (hb: Vehitzlati) de su servidumbre, y os redimiré (hb: Vega’alti) con brazo extendido, y con juicios grandes; y os tomaré (hb: Velakajti) por mi pueblo y seré vuestro Dios; y vosotros sabréis que yo soy El Eterno vuestro Dios, que os sacó de debajo de las tareas pesadas de Egipto.”. (Éxodo 6:6-7. Paréntesis con hebreo añadido).

Con cuatro expresiones de poder, El Eterno promete liberar a Israel de Egipto. Estas cuatro promesas son importantísimas en el judaísmo por muchas razones. La principal de ellas es que fueron la base para la institución de las cuatro copas de vino del seder de Pesaj (conocida como “Pascua judía”).

Si observamos atentamente la última cena que Yeshúa tuvo con sus discípulos, nos daremos cuenta de que era una cena de Pesaj, incluso él mismo dijo:

“Id, preparadnos la pascua para que la comamos… El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos?… Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua… ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!” (Lucas 22:8, 11, 13, 15).

De manera que la “Cena del Señor” no es nada más, que una celebración de Pesaj con un nuevo significado mesiánico dado por Yeshúa en el pan sin levadura y el vino. Cuando Pablo dice: “Cada vez que coméis de este pan” (1 Corintios 11:26)  no se refería a cualquier pan; sino al pan sin levadura (“Matsá” en hebreo) que representa su cuerpo sin pecado, tal como se dice: “Pues para esto fuisteis llamados; porque también El Mesías padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca” (1 Pedro 2:21-22).

Conocer los elementos de Pesaj es mandatorio para todo discípulo de Yeshúa, sea judío o gentil. Sin un entendimiento de Pesaj, cualquiera puede privarse del conocimiento óptimo de lo que significa la “Cena del Señor” y su relación con la Torá.

La fiesta de Pesaj fue ordenada en Éxodo 12:1-28. En síntesis, aconteció por primera vez al salir de Egipto pues fue celebrada el mismo día de la muerte del primogénito del faraón. El ángel del Eterno saldría por toda la tierra de Egipto haciendo la más severa de las plagas: Muerte de primogénitos. Para no verse afectados, los hijos de Israel tenían que tomar un cordero el día 10 de Aviv (Éxodo 12:3), debían de guardarlo por cuatro días y matarlo el día 14, entre las dos tardes (Éxodo 12:6). Su carne sería comida con panes sin levadura y hierbas amargas (12:8) y su sangre sería puesta en los dinteles y postes de las casas de los hijos de Israel (12:22).

Al hacer esto, la sangre sería señal para que el Ángel del Eterno evitara la muerte en esa casa. La Torá dice que el ángel del Eterno “pasará sobre (hb: Pasaj) aquella puerta” (Éxodo 12:23, hebreo en paréntesis añadido).

Es por esto, que el nombre de la festividad es “Pesaj” pues viene de la raíz de “Pasar sobre” (“Pasaj”) en hebreo y conmemora cuando el ángel pasó sobre las casas de Israel, no matando ninguno de sus primogénitos. El significado puede verse en ingles donde Pesaj es llamada “Passover”, literalmente “Pasar sobre”.

Este acontecimiento marcaría la historia nacional de Israel, es más, sería la celebración de la independencia de Israel, por ello era requerido ser parte de la nación para celebrarla. Si un extranjero habitaba entre los hijos de Israel, debía de ser circuncidado para participar del cordero de pesaj (aunque podía participar de los otros elementos, como, por ejemplo, panes sin levadura y hierbas amargas siendo incircunciso, pero no del cordero. ver talmud Pesajim 96a). Al ser circuncidado y haciendo la conversión legal, pasaba a ser “como uno de vuestra nación” (Éxodo 12:18). Al no haber templo hasta el día de hoy no se sacrifica ningún cordero, y la celebración en la actualidad no lo tiene.

¿Dónde entra el vino en todo esto? El vino en Pesaj no es una institución bíblica, a diferencia de los panes sin levadura (Matsot) y las hierbas amargas (Maror), las copas de vino fueron añadidas por los sabios de Israel para dar gozo a la fiesta y para hacer una santificación con vino de la fiesta. Si buscamos en toda la torá, nunca encontraremos el mandamiento de tomar vino en esa noche, fueron los sabios de Israel quienes introdujeron esto. Yeshúa, como veremos más adelante, cumplió con la cena de Pesaj según los estándares bíblicos y tradicionales de la época, como buen judío.

¿Por qué fueron cuatro? Leemos en el Midrash:

“Cuatro redenciones son expresadas aquí ‘Los sacaré’, ‘Los liberaré’, ‘Los redimiré’, ‘Los tomaré’. Esto corresponde a los cuatro decretos que Faraón promulgó contra ellos. También correspondientemente, los sabios establecieron cuatro copas para la noche de Pesaj para cumplir lo que dice: ‘Levantaré la copa de salvaciones e invocaré el nombre del Eterno’.” (Shemot Raba 6:4).

El verso es del Salmo 116:13 y dice literalmente “Kosi Yeshuot” esto es “la copa de las salvaciones”. Los jajamim (sabios) añadieron esto a la fiesta para levantar la copa de “salvaciones”, esto es 4 en total, como remembranza de cada acto liberador.

Los nombres de estas copas son:

  • La copa de la santificación (Kidush).
  • La copa de la liberación.
  • La copa de la redención.
  • Copa de Alabanza, Copa del desposorio, Copa de la consumación.

En torno a la cuarta copa, diversas fuentes dan diferentes nombres y transmitimos los más comunes. En la cena de Pesaj se recuerda cada promesa de salvación que El Eterno dio a su pueblo en Egipto.

Como todo buen judío, Yeshúa participó de estas copas en la última Pesaj que celebró con sus discípulos. Todo parece indicar que fue la tercera copa la que pasó a sus discípulos diciendo que era simbólica de la “sangre del nuevo pacto que es derramada por muchos”.

¿Cómo lo sabemos? La tercera copa es llamada también “la copa de la bendición” pues es bebida después de la comida, cuando se dice la “Birkat HaMazon”, esto es la bendición por el sustento. Está escrito del suceso de la última Pesaj, lo siguiente:

“Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.” (1 Corintios 11:25 Énfasis añadido).

Y también se nos dice:

“La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre del Mesías? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo del Mesías?” (1 Corintios 10:16).

Estos dos versos confirman, que la copa que Yeshúa pasó a sus discípulos y le dio el significado mesiánico de su sangre, fue la tercera copa, esto es, la copa de la redención o la copa de bendición. Aquella copa que recordaba la redención con brazo extendido de Egipto por medio del cordero y su sangre en los dinteles ahora tendría un significado mesiánico: “La sangre del “cordero de Dios” que quita el pecado del mundo (Juan 1:29) ha sido derramada para la liberación de la condenación y el poder del pecado ¡Qué gran redención!”

Es por ello que cada vez que como creyentes participamos de la cena de Pesaj, lo hacemos recordando lo que significa para nosotros la muerte del Maestro: Nuestra santificación, liberación, redención y motivo de alabanza. Todo creyente está invitado a sumergirse en el significado de Pesaj y aprender muchísimo más de nuestro Maestro quien la celebrara y nos dejara el mandamiento de hacerlo todos los años “en memoria” de Él.

¿Por qué no únicamente una copa de vino?

Quizás podríamos preguntarnos: si la liberación en Egipto solamente fue una ¿Por qué son cuatro copas y no solamente una? Esta sería una pregunta valida ya que el pueblo judío no salió cuatro veces de Egipto sino una sola vez, ¿No sería lógico utilizar una sola copa? Al fin y al cabo ¿Acaso no está escrito “Levantaré la copa de las salvaciones” hablando de una sola?

Es bueno comprender que las cuatro promesas hechas a la generación que salió de Egipto, son tomadas como “Una redención individual en sí misma”. Cada una de las promesas, marcó un paso de la redención completa y son vistas como “liberaciones individuales” que en conjunto forman todo lo que se conoce como “Litziat Mitzraim” o “La salida de Egipto”.

El Midrash que citamos arriba, por ejemplo, dice, “4 redenciones son expresadas aquí”. Cada promesa describe un acto salvador de Dios, en cada una El Eterno anuncia bondades adicionales y vemos como diagrama el proceso de redención de Egipto. Consideremos cada promesa individualmente y sus implicaciones:

  • “y yo os sacaré [hb: Vehotzeti] de debajo de las tareas pesadas de Egipto”.

Esto es, la liberación de las tareas pesadas que el Faraón impuso, tal como se dice: “Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés.” (Éxodo 1:11). 

Aaron Eby apunta que la palabra “Sivlot” hace referencia a duras tareas y está presente en ambos pasajes, Aaron nos dice: “La palabra cargas (Sivlot) no se refiere simplemente a servidumbre, sino que describe la áspera aflicción y opresión que la acompañaba” (Messiah Journal 114, the blueprint of redemption, Aaron Eby, First Fruits of Zion, 800.775.4807, www.ffoz.org. Traducción libre). 

  • “Os libraré (hb: Vehitzlati) de su servidumbre”.

 Puede haber una servidumbre sin tareas pesadas, así que después de librar a los hijos de Israel de las “Sivlot”, El Eterno también los libraría de cualquier tipo de servidumbre. Según el comentarista Neftali Zvi Yehuda Berlín (Netziv por su acróstico) esto ocurrió después de la séptima plaga (ídem 36).

  • “Os redimiré (hb: Vega’alti) con brazo extendido, y con juicios grandes”.

 El Eterno no únicamente promete librar al pueblo de duras tareas, ni solamente sacarlos de todo tipo de servidumbre; además de ello, promete redimir al pueblo con despliegue de poder milagroso y eliminar en sus juicios a sus enemigos, principalmente al faraón. Esta promesa fue cumplida primordialmente en la plaga de los primogénitos y en el cruce del Mar de Juncos, donde el faraón fue destruido para siempre y el pueblo cantó: “Tu diestra, oh Eterno, ha sido magnificada en poder; Tu diestra, oh Eterno, ha quebrantado al enemigo.” (Éxodo 15:6). 

  • “Os tomaré (hb: Velakajti) por mi pueblo y seré vuestro Dios”.

 El fin del proceso es cuando El Eterno toma a Israel como su especial tesoro de entre todos los pueblos de la tierra y lo invita a ser una nación santa (“Goy Kadosh” en hebreo). El Eterno no solo libraría a los hijos de Israel de duras tareas, ni de todo tipo de servidumbre, no solamente destruiría con gran poder al enemigo; además de todas estas maravillosas cosas, faltaba la más importante: Tenerlo a él como Dios y que tomara a Israel por pueblo.

Es debido a esto, que en Pesaj, tomamos cuatro copas de vino, no basta con una para recordar las cuatro etapas de la redención en Egipto. Cada una es remembranza de un acto específico de la gracia de Dios concedida a Israel, cada copa en el Seder de Pesaj es un recuerdo a cada hijo de Israel de lo que “El Eterno hizo conmigo” (Éxodo 13:8).

Podemos notar también un gran paralelismo entre la redención de Egipto y la redención de nuestras almas por medio de nuestro Maestro Yeshúa El Mesías. El ha hecho cuatro cosas similares en su sangre.

Por medio de él, El Eterno nos libró de la condenación del pecado, esa dura carga que teníamos bajo nosotros, tal como está escrito:

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Yeshúa El Mesías” (Romanos 8:1).

El Eterno no solamente nos ha librado de la dura condenación de nuestros pecados, Él también nos libra del poder y la servidumbre al pecado, ahora hemos recibido el espíritu del Eterno y podemos hacerle frente a cualquier tentación y pecado según el poder que opera en nosotros, tal como está escrito:

“y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.” (Romanos 6:18),

“Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.” (Romanos 6:22).

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (2 Timoteo 1:7).

“sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado” (Romanos 6:6)

Al haber recibido el espíritu de Dios prometido en los profetas por medio del Mesías, hemos recibido la capacidad de no servir más al pecado, estamos libres de toda servidumbre a él según el poder que hemos recibido. Todo esto es por la inmensa gracia en Yeshúa El Mesías.

A parte de esto, El Eterno nos ha redimido del poder del reino de las tinieblas con su brazo poderoso y según su misericordia, tal como está escrito:

“con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.” (Colosenses 1:12-14).

Y todo esto lo hizo con el objetivo de tomarnos como sus hijos y tenerlo a él como nuestro Padre y Dios, tal como se nos dice:

“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, (Padre)!” (Romanos 8:15)

“un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.” (Efesios 4:6)

“porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.” (Efesios 2:18).

En Yeshúa nuestro Mesías hemos recibido la libertad de la condenación del pecado, del poder del pecado, de la potestad de las tinieblas y hemos sido declarados “hijos de Dios” (Juan 1:12) ¡Bendito sea El Eterno por la gran salvación en su Mesías que se entregó por nosotros!

Esperemos que en la próxima Pesaj podamos reflexionar como nunca antes en la gran salvación que hemos recibido y que podamos ver más personas traídas a los pies del Rey de reyes y Señor de señores.

¡Shabbat Shalom!

Isaac Bonilla

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