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Parashá Vaietzé (Bereshit 28:10-32:2)

Najmánides cita un dicho muy conocido: “Los eventos de los ancestros son una señal para sus descendientes”. (1) y en el caso particular de los patriarcas este adagio se cumple en una buena parte. Por ejemplo y lo más resaltable en el caso de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob es que salieron de sus “zonas de confort” los tres tuvieron que abandonar sus tierras o alejarse un poco del centro geográfico donde habían asentado, los tres recibieron promesas de bendición, y los tres tuvieron que luchar con la esterilidad de sus mujeres; y así podemos seguir enumerando eventos que se cumplieron en cada de los patriarcas, a saber: 

  • Abraham salió de su tierra natal, y luego tuvo que salir de la tierra de Canaán y cuando estaba en Canaán hubo hambre y descendió a Egipto (Bereshit 12:10)
  • Isaac: en su caso también hubo hambre en la tierra, la Torá narra que la hambruna fue similar a la de los días de Abraham, solo que, a diferencia del primero, el Eterno no permitió que Isaac descendiera a Egipto, sino que se quedó en Gerar (Ibid. 22:1-2)
  • Jacob: de igual manera tiene que huir de su tierra, en su caso no por el hambre o escasez, sino porque su hermano Esaú lo quiere matar. Su madre Rebeca le aconseja que se vaya a la tierra de sus parientes en Harán (Ibid. 27:43).

    A demás de abandonar la tierra en donde se habían asentado, también recibieron una promesa de bendición y ser de bendición, y esto se cumpliría en una gran descendencia que será bendición a las familias de la tierra:

  • La promesa de Abraham: “Te bendeciré grandemente, y multiplicaré en gran manera tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena en la orilla del mar… Y en tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra” (Bereshit 22:17-18 LBLA)
  • La promesa que recibió Isaac: “Te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras… Y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y en tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra” (Ibíd. 26:3-4)
  • La promesa que recibió Jacob: “Yo soy el SEÑOR, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac. La tierra en la que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. También tu descendencia será como el polvo de la tierra, y te extenderás hacia el occidente y hacia el oriente, hacia el norte y hacia el sur; y en ti y en tu simiente serán bendecidas todas las familias de la tierra.” (Ibíd. 28:13-14)

    Las esposas de los tres patriarcas tuvieron que lidiar con el mismo problema de esterilidad, tanto Sara, Rebeca y Raquel tuvieron que esperar que un milagro abriera sus vientres y concebir de una manera milagrosa. Y eso ha llevado a los sabios a preguntarse: ¿Por qué las matriarcas eran estériles? Porque Dios desea sus plegarias y anhela sus pedidos… Dios dijo: Son hermosas, son ricas; si tienen hijos, ¿cuándo escucharé sobre ellas? (2)

  • Abraham y Sara tuvieron que esperar mucho tiempo, desde la promesa hasta su cumplimiento fueron 25 años.
  • Isaac y Rebeca esperaron 20 años, para poder ver a sus hijos nacer: Jacob y Esaú.
  • Jacob y Raquel no sabemos cuánto tiempo pasó para poder ver el fruto de su amor y el cumplimiento de la promesa de una descendencia.

Y es precisamente aquí donde comienza el estudio de esta semana, el inicio de la vida de Jacob, que huye de su hermano y guiado por la mano de Dios llega a Harán y allí comenzaría su historia: De fugitivo e indefenso, se convierte en un hombre poderoso. Y la Torá comienza su narración de la siguiente manera:

“Y salió Jacob de Beerseba, y fue para Harán. Y llegó a cierto lugar y pasó la noche allí, porque el sol se había puesto; tomó una de las piedras del lugar, la puso de cabecera y se acostó en aquel lugar. Y tuvo un sueño, y he aquí, había una escalera apoyada en la tierra cuyo extremo superior alcanzaba hasta el cielo; y he aquí, los ángeles de Dios subían y bajaban por ella.” (Bereshit 28:10-12 LBLA)

    El patriarca Jacob tuvo un sueño que le impactó bastante, cuando en la biblia hay un sueño y una persona que lo interprete, las Escrituras nos revelan el significado del sueño, pero cuando no hay profeta y la Escritura guarda silencio, entonces nos da libertad de interpretar los sueños, tal es el caso de los sueños de Jacob. La Torá narra el sueño de Jacob en el cual vio: “una escalera apoyada en la tierra cuyo extremo superior alcanzaba hasta el cielo; y he aquí, los ángeles de Dios subían y bajaban por ella” 

    Muchas son las interpretaciones que se han dado a este sueño, y a continuación citaremos algunas:

  1. Los cuatro exilios: “ahora, ¡sube tú también a la escalera!” Pero Jacob repentinamente tuvo temor. “Quizás,” él dijo, “del mismo modo como estos ángeles descienden después de haber subido la escalera, también, Dios no lo quiera, tendré yo que descender si la subo.” Entonces Dios lo tranquilizó y le dijo: “no tengas miedo, porque si subes la escalera nunca descenderás de ella.” Pero esto no fue suficiente para tranquilizar a Jacob, y en algún punto profundo de su personalidad no se apoyó por completo en la promesa divina y él no subió… Así estudiamos que el versículo: “Sin embargo, pecaron nuevamente y no creyeron en las maravillas de Dios” (Salmo 78:32) se refiere a nuestro antepasado Jacob, que no subió a la escalera. Por este motivo, el Creador le amonestó y le dijo: “Puesto que no has tenido fe en Mí, tus hijos tendrán que experimentar cuatro exilios en este mundo, durante los cuales estarán sometidos al capricho de las naciones…” (3).
  2. Maimónides cita un pasaje del Midrash Tanhumá, según el cual la escalera constaba de cuatro peldaños, correspondientes a los cuatro espíritus que salen de delante de Dios para que hayan ciertos cambios en la creación: ¿Cuántos peldaños había en la escalera de Jacob? Cuatro. Al describir Zacarías la visión alegórica de los “cuatro carros que salían de entre las dos montañas, que eran montañas de bronce”, explica: son los cuatro espíritus de los cielos que salen de donde están, delante del Señor de toda la tierra. (Zacarías 6:5). (4)
  3. Matán Torá: La escalera simboliza Har Sinai, con llamas que alcanzaban el cielo y presagiaba que sus descendientes permanecerían al pie de este para recibir la Torá. En esta visión, los ángeles representaban a Moshé y a Aarón quienes ascenderían al Har Sinai, Aarón permanecería en la montaña y Moshé ascendería al cielo para recibir las Lujot (Tablas de la Ley) de Hashem. (6)
  4. La escalera representa a las oraciones: la escalera que vio en sueños representa la ascensión de la oración hacia las esferas celestiales. Los ángeles se elevan, desde la tierra, y llevan las súplicas de los hombres hasta el trono de Dios; luego vuelven a bajar hacia ellos, cargados de bendiciones celestiales. (7)

Esta última postura es muy interesante ya que los rabinos encuentran una alusión en la palabra que la torá usa al describir el encuentro de Jacob con el lugar. La palabra “Vayifgá” (se encontró) es la utilizada por la torá al decir que Jacob se encontró o se topó con el lugar. La misma palabra se utiliza en Jeremías en el contexto de la oración. Jeremías 7:16 dice: “No insistas en tus oraciones (Vayifgá) cerca de mí.” De lo cual los sabios entienden y deducen, por similitud de expresiones, que Jacob oró en aquel lugar.

    Con este entendimiento podríamos traducir el verso de la siguiente manera: Cuando se encontró o cuando llego (Vayifgá) a cierto lugar (Bamakon). Jacob se acercó a Dios o se encontró con Dios. Uno de los nombres de Dios es: Makon (Lugar). Con este entender, los sabios de Israel extraen la tradición que fue Jacob quien instituyó la oración de la noche: Arvìt. Según la tradición recogida por el Talmud (8), el oficio de la mañana fue instituido por Abraham, el de la tarde por Isaac y el del anochecer por Jacob.

    En conclusión, creo que el sueño de Jacob, en realidad idealiza y a manera de parábola nos hace entender que su sueño era el resultado de la oración, la cual sube como el incienso de la tarde, como lo dijera el salmista (Salmo 141:2). Todas nuestras oraciones y suplicas suben delante del Eterno y son como incienso y no solamente lo dice el salmista, sino que también los Escritos Apostólicos comparan las oraciones de los santos con el incienso, y nos da un detalle adicional que puede unir lo que hemos dicho hasta aquí:

“Otro ángel vino y se paró ante el altar con un incensario de oro, y se le dio mucho incienso para que lo añadiera a las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió ante Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos.” (Apocalipsis 8:3-4 LBLA)

    Que el Eterno nos conceda la gracia suficiente para que nuestras oraciones sean llevadas por los ángeles a los más altos cielos y que de allá nos envíen la respuesta y el cumplimiento.

    Notas:

  1. AishLatino.com
  2. Midrash Bereshit Rabá 45:4
  3. Midrash Vayikra Raba 29:2
  4. Maimónides, Guía de los descarriados II, X
  5. Midrash Bereshit Rabá 68:16
  6. Rab Elí Munk, Comentario a la Parashá Vaietze
  7. Berajot 26b
  8. HaMakom: es una manera tradicional para referirse a Dios, pues Él es el Makom (Lugar) del universo, pero el universo no tiene lugar para contenerlo (Midrash Tehilim 90) Como expresaría el sabio Salomón: “Pero, ¿morará verdaderamente Dios sobre la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener, cuánto menos esta casa que yo he edificado.” (1 Reyes 8:27)

Bajo las alas del Dios de Israel

                                                Francisco Hidalgo

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