Uno de los temas más interesantes en la escritura y en la tradición judía en lo que concierne a Sukot, es su relación con todas las naciones del mundo. Sukot tiene el curioso título de la fiesta de las naciones. ¿Cómo puede una fiesta ordenada a todo natural de Israel, ser la fiesta de todas las naciones? En la tradición judía se enseña que el mundo antiguo estaba dividido en 70 naciones por los 70 descendientes de Noé (Noaj) que se encuentran en Génesis 10. En el judaísmo, la frase “las 70 naciones” equivale a decir toda la humanidad.
¿Qué tiene que ver esto con Sukot? En Sukot se ofrecían 70 toros en total en los siete días de la fiesta (Números 29:12-34), esto era entendido en el judaísmo como representando a las 70 naciones del mundo antiguo. Israel era una nación sacerdotal (Exodo 19:6) y por lo tanto representaba a todo el mundo delante del Eterno. Debido a que se ofrecía un toro por cada nación, se enseñaba que Israel ofrecía alabanzas al Eterno por todo el mundo.
Se registra en el talmud: “Rabí Eleazar dijo: ¿Por qué se realizan setenta ofrendas en Sukot? Para los setenta pueblos del mundo” (Talmud Suka 55b)
Esto nos enseña que para El Eterno la elección de Israel no es la exclusión del mundo, sino el medio para llegar a las demás naciones. Hashem prometió a Abraham que haría de él una gran nación, pero también prometió que todas las familias de la tierra serian benditas en él (Génesis 12:1-4). A lo largo de la Torah vemos como Hashem tenía un rol especial para el pueblo judío sin que eso significase que las naciones habían sido olvidadas por él.
A través del Mesías que es la simiente de Abraham Avinu, todas las naciones han sido bendecidas. Todos los creyentes de origen gentil han sido traídos de las tinieblas a la luz y ahora adoran al verdadero Elohim, el único que verdaderamente hace maravillas, que creó los cielos, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos.
Otro factor que ayudo a la asociación de Sukot con las demás naciones fue la profecía de Zacarías donde se dice:
“Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a YHWH de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos.” (Zacarías 14:16).
De todas las referencias a la era mesiánica, la profecía de Zacarías explícitamente dice que las naciones subirán a adorar a Hashem y a guardar la fiesta de los tabernáculos. Si no lo hacen, el profeta continúa diciendo que no habrá lluvia sobre ellos (14:17). Este carácter de obligatoriedad que tendrá la fiesta de Sukot para las naciones en el reino mesiánico cuando el Rey Mesías vuelva a la tierra, reforzó más el nombre de Sukot como “La fiesta de las naciones”.
En la era mesiánica, todas las naciones adoraran a El Eterno de corazón perfecto pues: “la tierra será llena del conocimiento del Eterno, como las aguas cubren el mar.”(Yeshayahu [Isaías] 11:9).
Todas las naciones de la tierra observaran las normas de justicia del Eterno y habrá paz y seguridad para todos. De hecho, en el judaísmo se cree que Sukot es un anticipo y anuncio de la era mesiánica. Sukot es la séptima fiesta anual, que ocurre en el séptimo mes y dura siete días. Su relación con el séptimo milenio (el reino mesiánico) es indudable.
El Gaón de Vilna dice en Even Shelema 11:10: “todos los conceptos del mes de Tishre son alusiones al futuro”. El Rab Shimshon Pinkus dice en su libro Sukot, pagina 107: “Como sabemos Sukot alude a la era mesiánica”.
Virtualmente todos los comentaristas judíos, tanto creyentes en Yeshua como no creyentes, ven en Sukot una sombra y alusión a la era mesiánica. En la era mesiánica, todas las naciones adoraran al verdadero Dios.
Cuando consideramos que lo que decimos en el Alenu se cumplirá en el reino mesiánico una increíble alegría nos embarga, un día todos los seres humanos “doblarán las rodillas y se prosternarán” y a la gloria del reino de Hashem “rendirán homenaje”. Es por ello que todos los temas de Sukot: las luces, las naciones, la dedicación, siete días y el regocijo hayan su cumplimiento total en el reino milenial. Sukot, al ser la fiesta que más alude al milenio, es la fiesta de las naciones pues al final todos aceptaran “el yugo de la soberanía del todopoderoso”.
Esperemos que Hashem mande prontamente a aquel que es la palabra encarnada, la manifestación humana de la voluntad divina, aquel que tabernaculizó entre nosotros, Nuestro Mesías, Yeshúa el hijo de David y regocijémonos en esta época sabiendo que al final más se regocijaran con nosotros
Con bendición
Isaac Bonilla