En los últimos días dentro del movimiento mesiánico, hay ciertos círculos que proponen la doctrina conocida como “One law theology” (Teología de “Una sola ley”). Dicha creencia consiste en decir que todos los hombres, ya sean judíos como no judíos, están igualmente obligados a observar toda la Torah, conocida popularmente como la ley de Moisés.
Aquellos versos como Hechos 15:19-21 y Hechos 21:25 son considerados como instrucciones paulatinas dadas a los no judíos, que se incorporaban al movimiento de Yeshua. Es decir, los Shelijim (apóstoles) de Yeshua no quisieron decir: “Ustedes no deben circuncidarse” sino “No se sientan presionados por eso, lo harán en su momento”.
Muchas veces, dichos maestros ocupan ciertos versos de la torah para abogar por la creencia “Una sola ley”; los versos más comunes son Shemot (Exodo) 12:49 y BeMidbar (Números) 15:15-16. Veamos esos versos:
“Mas si algún extranjero morare contigo, y quisiere celebrar la pascua para YHWH, séale circuncidado todo varón, y entonces la celebrará, y será como uno de vuestra nación; pero ningún incircunciso comerá de ella. La misma ley será para el natural, y para el extranjero que habitare entre vosotros.”(Exodo 12:48-49)
“Un mismo estatuto tendréis vosotros de la congregación y el extranjero que con vosotros mora; será estatuto perpetuo por vuestras generaciones; como vosotros, así será el extranjero delante de YHWH. Una misma ley y un mismo decreto tendréis, vosotros y el extranjero que con vosotros mora.” (Números 15:15-16)
Los versos parecen claros, tal parece YHWH esperaba (y espera) que tanto judíos como no judíos guarden su Torah de la misma forma, sin ninguna distinción. Sin embargo, una mirada a estos versos dentro de su contexto, y una consideración a la luz de toda la Torah y el judaísmo, hacen que los versos cobren un significado distinto.
El contexto de los versos “Una Sola ley”
Al examinar el contexto de Exodo 12:48-49 y de Números 15:15-16 nos damos cuenta que ambos hablan de aspectos particulares y específicos y que no buscan ser la generalidad. Exodo nos habla de la celebración de la Pesaj (traducida como “Pascua”) y Números nos habla de las ofrendas traídas al tabernáculo y luego al Templo. Si (y solo si) un extranjero quería participar de dichas cosas, debía de hacerlo con las mismas reglas de un hijo de Israel. Si quería comer la Pesaj, debía de tener el mismo requisito que un hijo de Israel: ser circuncidado; de igual manera, si quería traer una ofrenda, debía hacerlo con las mismas reglas.
El simple hecho que tenga que especificarse que para esas circunstancias, debía haber una sola ley, prueba que para otras no había la misma obligación. Por ejemplo, un no judío no tenía que utilizar tzitzit (borlas) en sus vestidos (Números 15:37-41); tampoco está obligado a poner Mezuza en su casa (Deuteronomio 6:9), ni tampoco estaba obligado a guardar todos los mandamientos de identidad israelita, que cada judío debe hacer. Dichos versos, no pueden usarse para implicar el hecho de una misma obligatoriedad ante la Torah
De hecho, en la Torah hay normas para un variado grupo de personas: Judíos, mujeres judías, nazareos (Num 6:1-21), levitas, cohanim (Sacerdotes), el Cohen Gadol (Sumo sacerdote) y normas universales para toda la humanidad. ¿Era un pecado para un Israelita común, casarse con una mujer repudiada solo porque Dios lo prohibía a los descendientes de Aarón (Levítico 21:7)? ¿Constituía una transgresión impurificarme por mi madre o mi padre en su muerte, solo porque YHWH lo prohibía al Cohen Gadol y al Nazir (Nazareo) (Levítico 21:11, Números 6:7)? Claro que no.
Hay mandamientos específicos en la Torah para cada grupo y ninguno es culpable por no guardar los que no aplican a él. De igual manera que un judío estaba exento de cumplir mandamientos de Cohen (Sacerdote), un no judío estaba y está exento de cumplir mandamientos que aplican únicamente al judío.
Las leyes universales de la Torah
El judaísmo actual establece exactamente lo mismo que estamos hablando: El no judío no está obligado a guardar todos los mandamientos de la Torah. únicamente está obligado a guardar “Las siete leyes de Noaj (Noé)”. Cuando el judaísmo se refiere a “Las siete leyes de Noaj” está hablando de los principios básicos que todo no judío debe guardar para andar rectamente delante de Dios. El talmud (Sanedrín 56a) las enumera: Establecer cortes de justicias, no blasfemia, no idolatría, no adulterio, no asesinato, no robo y no comer de la carne de un animal que todavía vive. Inmediatamente después de mencionar esto, los rabinos del talmud añaden más, para mostrar que es una lista condensada y básica pero no los únicos mandamientos que YHWH dio a las naciones no judías.
Al no judío que guarda estas reglas, se le conoce en el judaísmo como “Yire Elohim” esto es “Temeroso de Dios” y también “justo de las naciones”. No debe de confundirse al “Yire Elohim” con el prosélito, siendo este ultimo un israelita legal por haber recibido la circuncisión. La biblia contiene numerosas referencias a estos gentiles, que sin llegar al punto de hacerse judíos vía circuncisión, viven rectamente delante de Dios (Salmos 135:19-21, Salmo 118:1-4, Hechos 10:1-2, Hechos 13:16)
Una gran similitud entre las siete leyes de Noaj y la disposición apostólica es obvia cuando comparamos los mandamientos del talmud y la decisión de Jacobo, el hermano de Yeshua (Hechos 15:19-21). Muchos han llegado a especular que Jacobo, no incluyó el robo, el asesinato y las cortes de justicias pues ya eran parte de la moralidad y ley del imperio romano. Dicha especulación es probable.
El pasaje donde está claramente establecida la diferencia de aplicación de la Torah, en el pensamiento apostólico, es Hechos 21:17-24, veamos a los últimos versos:
“Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley (Torah). Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres. ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido. Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto. Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley. Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación.” (Hechos 21:20-25 VRV. énfasis añadido)
El pasaje es claro, los apóstoles establecieron que los gentiles no tenían que guardar cosas que eran concebidas para judíos (como el voto de Nazareo que concluía con el rapado de la cabeza del que hacía el voto. Ver Números 6:18). El judío tiene responsabilidades de pacto que el no judío no tiene. Por lo tanto, no es obligación para él, guardar las mismas cosas que el judío.
Los apóstoles entendieron a la perfección esto y hacían que la identidad israelita se preservara; mientras que los no judíos no experimentaban obstáculos innecesarios para su conversión a El Dios de Israel.
¿Pero acaso no es cierto que “Ya no hay judío ni griego”?
Como último recurso, algunos apelan al verso de Pablo donde se dice: “Ya no hay judío, ni griego” (localizado en Gálatas 3:28) para indicar que para Dios somos iguales y por lo tanto las mismas reglas se nos son exigidas. Este verso, curiosamente, también es usado por muchos cristianos para decir que la identidad y observancia judía son irrelevantes ahora en el Mesías. /p>
Si ese verso en realidad fue escrito por Pablo, para insinuar que ya no hay ninguna distinción en el cuerpo de Mashiaj, una dificultad surge inmediatamente: El verso sigue diciendo: “no hay varón ni mujer”. ¡Nunca he conocido a alguien que piense que en el Mesías, los hombres ya no somos hombres y no hay razón en ser distintos! ¿Se podría usar el verso para declarar también irrelevante la distinción entre varones y hembras? ¡Espero que no!
El verso habla de la falta de cualquier tipo de discriminación en el cuerpo del Mesías, y no de distinción dentro de él. La salvación es por su sangre y por la gracia derramada en él a todos por igual; sin embargo, la distinción entre hombre y mujer y judío y gentil es algo necesario y es parte del plan de Elohim (Dios). En la era mesiánica, la identidad de Israel y las naciones podrá discernirse perfectamente pues ha sido el plan desde el inicio.
Conclusión
Hemos visto que los versos usados por la teología “One law” no implican una sola ley en todos los sentidos de la vida delante de Dios. Hablan de circunstancias particulares y hacen dicha aclaración para enfatizar la igualdad de leyes para esos casos específicos (Pesaj y ofrendas). También vimos como los sh’lijim (apóstoles) de nuestro Mesías Yeshua, legislaron la diferencia entre los mandamientos que aplican a toda la humanidad, y aquellos que aplican únicamente a los hijos de Israel.
Con bendición
Yitzjak Bonilla Castellanos.