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La idea común en nuestro mundo concerniente al pueblo judío es simplemente: “Los judíos no creen en Jesús”, más que diferenciar al pueblo judío por el Shabbat o por la torah, la distinción más rápida, fuerte e inmediata es la no creencia en Jesús.

Al mismo tiempo, ser cristiano es reconocer la mesianidad de Jesús y su rol suficiente en la salvación eterna. De ahí que, en la opinión popular no se puede creer en Yeshua (Jesús) sin ser cristiano y no se puede creer en él sin dejar de ser judío. ¿Será posible creer en Yeshua (Jesús) sin ser cristiano y siendo judío? Dos palabras nos dan la respuesta: Isaac Lichtenstein.Isaac Lichtenstein nació el 9 de Abril de 1825, un séptimo día de panes sin levadura en Nikolsburg en una familia judía ortodoxa, en 1850 se convirtió en un rabino de distrito en Tapiószele, Hungría. Era un celoso rabino ortodoxo amado por su congregación. El Rabino tuvo su primer encuentro con el nuevo testamento cuando un maestro judío le acercó una biblia con el Nuevo testamento incluido. Lichtenstein lo reprendió y le quitó el libro confinándolo por aproximadamente treinta años a la esquina de su librera.

En 1882 un escándalo tocó profundamente a la comunidad judía en Hungría. Una niña de 14 años desapareció de su villa en Tiszaeszlar, días antes de Pesaj. Un rumor comenzó a circular: “Los judíos la secuestraron, la mataron ritualmente y usaron su sangre para comer matzah”. Además de ser uno de los rumores más ridículos de la historia, era un mito común en esas épocas.

Una gran campaña antisemita estalló contra los judíos en Hungría, en el parlamento se hablaba de expulsarlos a todos. Incluso un niño judío de 5 años fue sobornado y obligado a declarar sobre el asesinato de la niña. Los cristianos que guardaban antisemitismo en su corazón destaparon lo peor de su interior.

El cargo se debilitó cuando un rio exhibió el cuerpo de Ester (la niña de 14 años que había desaparecido) sin señales de violencia. Lichtenstein había sido víctima de antisemitismo en su niñez cuando un hombre golpeó a su padre por no hacerle espacio para pasar; además de eso fue víctima de pedradas en más de una vez al dejar la sinagoga. El escándalo de Tiszaeszlar parecía ser la confirmación del odio y antisemitismo de Jesús y los cristianos. Lichtenstein diría en un libro:

“¿Qué impresión puede un judío formarse de una religión cuyos confesores sostienen tal decadente sospecha?” (Two letters. Citado de “The everlasting Jew”, Jordan Levy y Daniel Lancaster, ffoz, 800-775-4807, www.ffoz.org, pág. 11. Traducción libre).

La verdad salió a la luz y el caso fue cerrado como muerte natural. Algo que llamó profundamente la atención de Lichtenstein fue la tenaz defensa, que algunos cristianos hicieron de los judíos. El erudito Franz Delitzsch por ejemplo, citando el nuevo testamento, llamaba a un cambio de actitud hacia los judíos.

Lichtenstein profundamente impactado, decidió averiguar por si mismo ¿Quién era el verdadero Jesús? El Rabí Húngaro tomó el mismo nuevo testamento que había decomisado hace más de treinta años y su vida jamás fue la misma. Hasta el día de hoy recordamos sus impresiones al leer los registros apostólicos: “Buscaba espinas y encontré rosas; descubrí perlas en lugar de guijarros, en lugar de odio amor, en lugar de venganza perdón” (judaism and Cristianity. Citada de “The everlasting Jew”, Jordan Levy y Daniel Lancaster, ffoz, 800-775-4807, www.ffoz.org, pág. 13. Traducción libre).

Poco tiempo después, Lichtenstein privadamente hizo inmersión en nombre de Yeshua él solo. Desde ahí se consideró discípulo del gran rabí galileo.

A pesar de mantener su creencia oculta, en un Shabbat Lichtenstein menciona la frase “sepulcros blanqueados” y finalmente anuncia públicamente su fe en Yeshua. El escándalo estalló por esa declaración.

Nuestro buen Rabino es llamado a Budapest y se presenta ante un Bet Din, los integrantes son: Rabbi Samuel Kohn, Rabí Meyer Kayserling Y Rabí Samuel L’w Brill. Los tres al unisonó le decían ¡Retráctate! Lichtenstein respondía: “Caballeros, con mucho gusto me retractaré si me convencen que estoy equivocado”. Kohn respondió: “No es cuestión de convencimiento, sino todo lo que debes hacer es retractarte”.

Lichtenstein no se retractó y al ver que no podían doblegarlo, Kohn le sugirió bautizarse y unirse a una iglesia y declararse cristiano. Lichtenstein le respondió: “No tengo intención de unirme a ninguna iglesia”, el había encontrado en Yeshua “El verdadero judaísmo” y no la razón para abandonar a su pueblo

Toda su vida rechazó el bautismo cristiano y murió como judío ortodoxo, nadie le quito su puesto de rabino, su gente lo siguió amando y renunció a su oficio de rabino por su avanzada edad y su salud; sin embargo siguió manteniendo su titulo con la comunidad aunque ya no era su encargado.

El papa oyó de él y le envió su representante ofreciéndole grandes cosas, él rehusó esta y todas las demás ofertas de unirse al cristianismo y dejar de ser judío, él dijo: “Me mantendré en mi nación, amo a Cristo y creo en el Nuevo Testamento; pero no me uniré a la cristiandad. Así como el profeta Jeremías, después de la destrucción del templo, a pesar de las generosas ofertas de Nabucodonosor y el capitán de su ejército, escogió en su lugar mantenerse y lamentar entre las ruinas de la santa ciudad y con el despreciado remanente de sus hermanos” (Ibíd., pág. 24).

Nuestro incansable Rabí enfrentó valientemente toda la persecución por su fe y su familia (su esposa e hijos) vinieron a creer en Yeshua también. El murió en 1908 en un Hoshana Raba, su tumba está en el cementerio judío de Budapest. Su inscripción dice: “Aquí yace y también se levantará, nuestro maestro el rabí Yitzjak Lichtenstein (pueda su recuerdo ser bendito) que dejó este mundo en el día de Hoshana Raba y fue enterrado en Simjat Torah 5669”.

Lichtenstein no conoció en sus días ninguna congregación de judíos creyentes en Yeshua, él se sentiría muy feliz al ver el rápido crecimiento del movimiento que él impulsó. Todos los judíos creyentes en Yeshua, recuerdan al célebre y sabio Rabí Lichtenstein.

Hay ciertas cosas que debemos destacar sobre Él, las cuales son grandes enseñanzas para todo el cuerpo del Mesías.

  1. Su positivo concepto de los registros apostólicosA menudo escucho en círculos mesiánicos que cuentan con teologías superficiales, frases que tienden a socavar la confiabilidad de los registros apostólicos (conocidos como Nuevo testamento). El hecho que la critica textual e histórica ha revelado que hay fragmentos pequeños que son añadidos tardíos que no formaban parte de los manuscritos originales, ha creado una fobia en estos círculos. Algunos tienden a ver con menosprecio a dichos escritos y los ven con una confiabilidad reservada. Por otro lado, están los anti-misioneros que indican que ningún judío que lea el “Nuevo testamento” por si solo encontrará judaísmo. Lichtenstein es un testimonio de la ingenuidad de ambas cosas, él siendo un rabino leyó los escritos apostólicos sin la influencia cristiana antisemita que lo rodeaba e hizo la siguiente descripción de ellos:“Había pensado que el Nuevo testamento era impuro, una fuente de orgullo, de egoísmo arrogante, de odio, de la peor clase de violencia. Pero mientas lo abría, me sentí particular y maravillosamente. Una repentina gloria, una luz, resplandeció en mi alma. Buscaba espinas y encontré rosas” (Judaism and christianity Citado de “The everlasting Jew”, Jordan Levy y Daniel Lancaster, ffoz, 800-775-4807, www.ffoz.org, pág. 13)
  2. Su noción de que un judío creyente en Yeshua, no debe dejar de ser judíoUn error muy popular entre los judíos que no creen en el mesiazgo de Yeshua, es que todos los judíos creyentes en él y los no judíos que los siguen en el movimiento mesiánico, desean que los judíos dejen de ser judíos y se conviertan a otra religión. Esto es entendible por el pasado, en donde el judío fue sometido a un esfuerzo constante de “des-judaización”. Sin embargo, el miedo es simplemente eso: miedo infundado. A pesar de que algunos judíos tristemente han dejado de practicar la torá que es parte fundamental del pacto ancestral con Dios, esto no significa que sea lo deseado ni la universalidad en el movimiento. Esta no fue la intención ni de Yeshua ni de sus emisarios.Creo que Isaac Lichtenstein no pudo expresar mejor esto. Cuando a él se le dio la opción en múltiples oportunidades de bautizarse y unirse al cristianismo y dejar de ser judío, la rechazó siempre. En uno de sus libros él dice:“¿Israel cesará de ser una nación cuando al final reconozcamos en el Mesías a nuestro redentor y Rey? ¿Debemos entonces nosotros ser absorbidos en la cristiandad, y habrá un fin a nuestro pueblo divinamente santificado? ¡De ninguna manera!” (ibíd. 85)

    Lichtenstein entendió perfectamente el mesianismo de Yeshua: El judío debe de seguir siendo judío, debe de observar la torah más celosamente que nunca, el no judío no debe de guardar todo lo que el judío hace, sino los aspectos universales de la Tora. El férreo testimonio del rabí talmudista hasta la muerte, rechazando el bautismo cristiano y quedándose en el seno del judaísmo, es un testigo al mundo del verdadero mensaje de Yeshua para judíos y gentiles.

  3. Su defensa de los jajamim del talmudEn algunos círculos cristianos y mesiánicos se trata a la tradición de Israel legada por los rabinos como “la levadura farisaica”. El concepto negativo se basa en malinterpretaciones del talmud, por la generalización de opiniones particulares y otros errores a la hora de arribar al talmud. Lichtenstein hizo un libro llamado “The talmud on trial” en donde explica algunos pasajes talmúdicos malinterpretados y defiende a la viva tradición de Israel. Su ejemplo es un testimonio de la relación que debe de haber con el talmud en los creyentes en Yeshua, y de lo falso que es el cargo anti misionero que dice que los discípulos de Yeshua buscan destruir el judaísmo.
  4. Su defensa de los “verdaderos cristianos”En nuestros días, hay muchos creyentes criados en iglesias cristianas que se desencantan con el cristianismo por las creencias erróneas que pululan por los aires de las iglesias (teología del reemplazo, antinomianismo, teología de la prosperidad, emocionalismos frenéticos, sentimientos anti-Israel, etc). Estas personas se atraen por el movimiento mesiánico y automáticamente convierten al cristianismo en su blanco de ataques. Absolutamente todo lo que tenga que ver con los cristianos es “pagano”, “cristiano”, “algo de roma” y quien sabe cuántas cosas más.Aunque es cierto que el cristianismo tiene fallas históricas que recientemente se empiezan a corregir, tampoco es cierto que sea un sistema totalmente corrompido por el error. Muchos cristianos son creyentes en Dios, con una sinceridad y santidad muy altas. No es sano que se arremeta tan intensamente contra un movimiento que ha sido usado por El Eterno para diseminar su palabra en el mundo. ¿Hay muchos cristianos hipócritas? Pues sí, virtualmente en cada movimiento humano hay personas que no viven por el estándar que dicen vivir. Sin embargo, también están los que no son hipócritas, los que representan lo mejor del cristianismo y que son personas sinceras con las que se puede dialogar en un ambiente serio y de respeto.Lichtenstein entendió perfectamente que el cristianismo tenía ciertas cosas malas y que en el pasado había hecho muchas cosas malas. Al mismo tiempo entendió que había personas entre los no judíos que estaban en el cristianismo, en donde el amor, la bondad y la santidad eran innegables. En los días de Lichtenstein habían judíos ateos y no por ello el condenaría al sistema llamado judaísmo por individuos que no daban el ancho. El compara a esos judíos “de nombre solamente” con los cristianos que son únicamente “de nombre”.

    El rab dice: “Pero les digo sobre la autoridad del pleno sentido del Nuevo testamento, que los cristianos que no aman a cada uno, aquellos cuyos corazones no palpitan el amor y hermandad por su prójimo, sin importar su clase o raza, que son vengativos o hacen mal de cualquier clase, son cristianos en nombre solamente” (ibíd. 84)

    Lichtenstein recuerda a sus hermanos judíos los orfanatos, instituciones benéficas sin ningún lucro, hospitales con fines sociales, obras de beneficencia, etc. Todo el bien que ha sido hecho por esos cristianos que en realidad viven la parte ética de la torah y de la enseñanza de Yeshua. El pregunta ¿De dónde salió esto? ¿De dónde salió esto en el mundo gentil?, esto no se conocía en la Grecia ni en la Roma previa a Yeshua. El legado positivo de Yeshua en el mundo gentil es innegable. Cada vez que un cristiano hace algo mal, no es porque Yeshua lo mandó, es porque él no es consistente con su Maestro. La ética, la moral, las altas enseñanzas de Yeshua han tenido un impacto en el cristianismo que no se puede ignorar.

    Lichtenstein tenía claro que el cristianismo no es para judíos, el judío debe de seguir observando el estilo de vida de la torah y la comunidad de Israel. Sin embargo, si consideraba que el cristianismo (una vez purificado de los errores históricos) podría ser un movimiento sano entre los no judíos.

    Nuestra misión no es sepultar al cristianismo, sino ensenar a todo creyente no judío, a cumplir nuestro rol juntamente con Israel en compañerismo y no en rivalidad, en complemento y no en reemplazo, en amor y no en odio, en confianza y no recelo.

Conclusión

La vida del rabí Yitzjak Lichtenstein es un ejemplo de múltiples cosas: entrega, coraje, sinceridad, fidelidad a la Torah y a Israel, el amor a Yeshua, mente equilibrada, bondad, auto sacrificio. Sería bueno que en cada Hoshana Raba (el séptimo día de la fiesta de Sukot) todos los creyentes judíos y no judíos recordaran un momento a aquel gran hombre, pionero incansable de la fe en Yeshua dentro del judaísmo. Aquel que hizo posible que hoy haya un movimiento que lo respeta y sigue con más fuerza que nunca.

Gracias a El Eterno nos regocijamos en Hoshana Raba junto al rabí Húngaro que sacó “aguas con alegría de las fuentes de Yeshua (salvación)” (Isaías 12:3)

Con bendición
Isaac Bonilla

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